Comapa vende jamones polacos como si fueran de Trevélez
Comapa, socio de Vall Companys implicado en el fraude de la carne podrida, esconde el origen polaco del jamón Trevedul
La cárnica Comapa, imputada por el fraude del jamón podrido y controlada actualmente por el gigante Vall Companys, hace pasar por jamón curado en Trevélez piezas de cerdos criados en Polonia. La empresa, con sede en Madrid, fue denunciada en agosto porque otra de sus marcas, Jamones Sierra Alpujarra, se fabrica también con carnes polacas que se venden como granadinas.
La marca que irrita a los jamoneros de Trevélez –cuyo producto está tutelado por una Indicación Geográfica Protegida (IGP)– lleva el nombre de Trevedul, razón por la que el consejo regulador de la mencionada IGP ya se ha querellado contra Comapa por fraude de marcas. Una denuncia derivó en una sanción de 15.000 euros por parte de la Comunidad de Madrid, en 2009.
Sin embargo, Trevedul no solo utiliza un nombre que induce a engaño –según ha alegado la IGP Jamones de Trevélez en sus denuncias–, sino que la materia prima proviene de Polonia, pese a que esta información es ilocalizable en el etiquetado y hasta en la web del jamón, que lo promociona como un cárnico que se produce «siguiendo la receta tradicional de Trevélez».
Según la misma web del producto de Oro de Granada –una marca mercantil de Comapa–, el «jamón natural» Trevedul se distribuye en Ahorramás, Consum y Walmart Chile. Además, documentos obtenidos por este medio indican que en el pasado fue vendido en algunas tiendas de Eroski.
El mismo jamón se ha distribuido por el mayorista Makro, con la marca comercial Altos de la Alpujarra, un vocablo protegido por la Junta de Andalucía como una marca de garantía diferenciada.
La web de los jamones Trevedul, de Comapa, consultada el 5 de septiembre de 2019 por Economía Digital
Comapa esconde el origen polaco del jamón Trevedul
Uno de los aspectos más llamativos de los jamones Trevedul es su precio. Mientras que una pieza entera de unos 9 kilogramos, certificada con la IGP de Trevélez, puede tener un importe de hasta 145 euros, en Ahorramás la pata de unos 6 kilogramos fabricada por Comapa se vende por 45 euros. A ese importe fue adquirido esta semana en una tienda madrileña de la cadena por una fuente del sector. Ahorramás también lo vende en lonchas, en paquetes de 500 gramos con precio de 6,99 euros.
Lo siguiente que llama la atención es la leyenda «Sierra Nevada» que aparece en la etiqueta de la pieza entera, sobre un diseño que emula la mítica montaña granadina. Este detalle, aunado a un óvalo negro que dice «curación mínima» y «tradicional» de «12 meses» –cuando la mínima debería ser de 17 meses–, ya son suficientes para despertar suspicacias. En apariencia, todo está bien, porque en la etiqueta comercial trasera del jamón figura un óvalo con el registro sanitario español de Granada.
«Elaborado en España por Jamones Oro de Granada S.L. para Comapa», es lo que se lee en la etiqueta trasera. Un consumidor con curiosidad moderada entenderá que está ante un jamón español que evoca el nombre de uno de los productos cárnicos de mayor prestigio del país, y que además está ante un verdadero chollo. Supondría, también, que si hubiera un origen adicional (que, de hecho, está permitido por la IGP, siempre y cuando una parte del proceso se desarrolle en la región) el fabricante del producto lo incluiría en la información del etiquetado.
Pero ese no es el caso. Para descrubrir de dónde viene realmente el cerdo con el que se produjo el jamón Trevedul se necesita una porción de esa referida curiosidad, una buena vista y cierto conocimiento de los números de registro sanitario. Y es que, ya en el propio jamón y no en la etiqueta, aparece un óvalo de color rojo que contiene la matrícula del matadero donde se sacrificó dicho animal, y este número empieza con «PL«, que es el identificador internacional (ISO) de la República de Polonia.
La matrícula polaca del matadero del jamón Trevedul a la que tuvo acceso este medio coincide exactamente con la del jamón Sierra Alpujarra de Comapa que venden Carrefour y otros minoristas y que fue denunciado recientemente por Facua. Es decir, la carne que se hace pasar por la de Trévelez y la que se hace pasar por la de Alpujarra es producida en Polonia e importada por Comapa o sus subsidiarias para su curación y venta en España, sin precisar el origen del animal.
Ello supone una violación del reglamento 1169/2011 de la Unión Europea, que establece que «debe indicarse el país de origen o el lugar de procedencia de un alimento siempre que la falta de tal indicación pueda inducir a engaño a los consumidores en cuanto al verdadero país de origen o lugar de procedencia de dicho producto». Esta indicación es «obligatoria» cuando puede «inducir a error al consumidor», «en particular si la información» de la etiqueta puede «insinuar que el alimento tiene un país de origen» diferente.
El mismo reglamento europeo indica que la «indicación geográfica» identifica un producto «que posea una cualidad determinada, una reputación u otra característica que pueda esencialmente atribuirse a su origen geográfico». También ampara la UE las denominaciones protegidas contra «la utilización de envases que por sus características puedan crear una impresión errónea acerca de su origen», entre muchas otras obligaciones que este producto de Comapa incumple.
Matrícula del matadero polaco donde se sacrificó el cerdo para el jamón Trevedul, de Comapa
Comapa vende jamón polaco bajo la supervisión de Vall Companys
Vall Companys controla Comapa desde el pasado mes de abril, tras una junta de accionistas en la que empresa catalana realizó nuevos nombramientos administrativos para cambiar el rumbo del fabricante con sede en Madrid después de su implicación en el fraude del jamón podrido, destapado por esta publicación a lo largo de 2018.
De hecho, Trevedul fue una de las marcas investigadas en la causa del fraude del jamón podrido, que encontró naves de producción en las que las piezas de cerdo convivían con ratas, gusanos y otros organismos insalubres. Comapa fue siempre señalada como uno de los ejes centrales de la operación, que presuntamente vendió toneladas de jamones caducados que fueron reenvasados para su puesta a la venta en supermercados como Carrefour.
Durante el marco de la investigación, Comapa fue señalado también como el mayor distribuidor de ibéricos de España y su reputación quedó terriblemente manchada por la controversia. Vall Companys, que en 2014 se hizo con cerca del 30% de sus acciones, buscó una manera de salir huyendo de la empresa para no estar vinculada al escándalo, pero aquello fue imposible porque la banca previó un alto riesgo; en cambio, la cárnica catalana prestó 141 millones de euros para oxigenar sus atropelladas cuentas.
Comapa está en preconcurso de acreedores desde mayo de 2019, después de que en abril Vall Companys convocó una junta extraordinaria de accionistas para imponerse en el consejo de administración, cesando de sus cargos a los hermanos Jaime y David Álvarez Fra, que ejercían como consejero delegado y gerente comercial del fabricante. Enrique Gil, director de porcino de Vall Companys, es el nuevo consejero delegado de Comapa, y es bajo su vigilancia que se han seguido vendiendo jamones polacos que tienen toda la pinta de ser de Trevélez.
Como ya se ha mencionado anteriormente, no es la primera vez que Comapa tiene problemas con los jamoneros de la zona. Hace una década fue multada por 15.000 euros por utilizar la confusa denominación, y en 2018 fue denunciada por los productores de los saladeros y secaderos de Trevélez, que –en declaraciones de la presidenta del consejo regulador de la IGP, Pilar Álvarez recogidas entonces por este medio– alegan que «nos causa un enorme perjuicio que se nos relacionen con esos productos de bajo coste».
Por su parte, Vall Companys trasladó la siguiente respuesta ante las consultas de este medio sobre Comapa: «La participación de los representantes de Vall Companys en la gestión del Grupo Comapa se inicia el día 11 de abril de 2019 coincidiendo con la salida de los anteriores gestores. La voluntad de la nueva dirección es la de corregir las anteriores prácticas comerciales e implementar nuevos estándares mercantiles de acuerdo con la realidad del sector». La empresa no brindó declaraciones sobre Trevedul.