Fraude del jamón podrido: Vall Companys echa a los jefes de Comapa
Después de oxigenar con 141 millones a Comapa, imputada por el fraude del jamón, Vall Companys releva con un hombre de confianza a los jefes de la empresa
Nada más conocerse la investigación de la Guardia Civil por el fraude del jamón podrido o en mal estado, en 2018, Vall Companys buscó la forma de salir de Comapa, una de las empresas en el centro de la trama, en la que el primer grupo agroalimentario de España tiene una participación del 29,83%. Pero no era posible: la banca no estaba por la labor, previendo alto riesgo. Así que Vall Companys no solo se quedó en Comapa, sino que a finales de 2018 tuvo que prestar 141 millones de euros para oxigenar a la compañía, ahora en preconcurso de acreedores.
Pero antes de confirmar que Comapa estaba en una situación delicada (solicitó el preconcurso el pasado 20 de mayo), Vall Companys decidió actuar. El gigante catalán, propiedad de la familia Vall Esquerda, convocó en abril una junta extraordinaria de accionistas de Comapa en la que hizo movimientos para imponerse en el consejo de administración. Ese día, según un documento al que ha tenido acceso Economía Digital, Vall Companys echó a los jefes de la empresa que se situó en el epicentro de la trama del jamón caducado que impactó a los consumidores durante todo 2018.
Se trata de los hermanos Jaime y David Álvarez Fra, que ejercían como consejero delegado y gerente comercial de Comapa, respectivamente. Jaime Álvarez, de hecho, junto con el presidente de la compañía, Blai Parés Dasch, fue imputado en la investigación del jamón podrido y compareció a finales de 2018 e inicios de 2019 ante los juzgados de Badajoz por su implicación en el fraude. Pero fuentes del sector señalan que su hermano, David, que ni siquiera figura públicamente vinculado al grupo, era el «personaje siniestro» que «hacía y deshacía» en Comapa.
Vall Companys no solo les ha expulsado de los «órganos de administración y dirección», según la documentación consultada, sino que en su lugar ha puesto a un hombre de confianza: Enrique Gil, también actual director del área de porcino del grupo agroalimentario catalán y ahora con doble función como consejero delegado de Comapa. La carta a los depositarios añadió que «es voluntad de la nueva dirección de la compañía el continuar la relación comercial priorizando las mejores prácticas mercantiles».
Fuentes del sector avanzaron que hubo otras destituciones relacionadas con los hermanos Álvarez Fra, como la de la secretaria personal del gerente comercial, el director de planta de los secaderos y el director de relaciones institucionales. En lugar de David Álvarez como gerente comercial fue ascendido Sergio Mompel, que ya estaba en la empresa y que según las mismas fuentes está también «en la cuerda floja».
Vall Companys fuerza cambios en Comapa
Los hermanos apartados de la dirección y administración de Comapa tenían la fama de tener un alto «tren de vida» mientras estuvieron al frente de la compañía. Hay personas en el sector del jamón ibérico que les señalan, por ejemplo, por hacer desaparecer muy rápidamente una parte de los 141 millones de euros que Vall Companys prestó a Comapa en 2018, que tenían como objetivo «garantizar la financiación necesaria para mantener las operaciones de la compañía», según las cuentas de la cárnica catalana.
David Álvarez Fra, calificado en una noticia de El Confidencial publicada en septiembre de 2018 como «el verdadero hombre fuerte» de Comapa, pese a que oficialmente no está vinculado a la empresa, presuntamente ejercía la labor comercial con todas las grandes carteras como Carrefour, Ahorramás, Makro, Eroski y Consum, entre otros clientes. Algunos de ellos quedaron muy afectados por el fraude de la carne podrida, especialmente Carrefour, muy señalado en las primeras denuncias del escándalo.
David Álvarez Fra, además de gerente comercial de Comapa, fue uno de los que estuvo cerca de comprar la participación de Vall Companys en la empresa, al igual que el presidente Blai Parés. Según fuentes cercanas a la operación, los dos estaban ya a punto de firmar el acuerdo cuando todo se cayó por las alarmas de la banca, directamente relacionadas con las toneladas de artículos de prensa publicados esos días sobre la implicación de la compañía en la trama del ibérico de bellota.
Se desconoce si David y Jaime Álvarez Fra mantienen su posición en el accionarado de Comapa, pero han sido expulsados de la parte comercial y de la dirección. Vall Companys se ha asegurado de haber tomado el mando al ordenar, según consta en el documento a los depositarios al que ha tenido acceso este medio, que «la limitación de movimientos queda totalmente restringida a aprobación expresa de las personas autorizadas», que son los señores Gil y Mompel.
«A partir de la fecha de hoy (11 de abril) solo serán válidas las instrucciones que les sean dadas directamente por el señor Enrique Gil y el señor Sergio Mompel», concluye la carta, firmada por los nuevos directivos de Comapa y que deja claro como el agua que Vall Companys se ha quedado para mandar. La incógnita es: ¿qué hará ahora? Comapa no solo está en preconcurso de acreedores desde el pasado 20 de mayo, sino que en agosto volvió al punto de mira por presuntamente hacer pasar cerdos polacos por jamones de Granada.
Las acciones de Comapa están en manos del holding Osona Intensiva, del que Vall Companys compró cerca del 30% de las acciones en 2014. Hasta la última actualización, el resto de las acciones las tenía la sociedad de Parés (el 42,6%), la sociedad suiza Conber Holding AG (el 16,17%) y la sociedad de Jaime Álvarez Fra (un 10,13%). Los auditores de Vall Companys no tienen clara la posibilidad de recuperar el dinero invertido en Comapa tras el escándalo, aún en investigación, pero se ha dicho que su objetivo es impulsar una suerte de fusión para crear un gigante del sector.