Fracaso en la gestión de la segunda ola: España vuelve al podio de la mortalidad europea
España registra 15 fallecidos por cada 100.000 habitantes desde julio, el peor dato tras el de Rumanía y la República Checa
La segunda oleada de casos de coronavirus ha mostrado las costuras en la estrategia española para hacer frente a la pandemia. España ha contabilizado 7.100 fallecimientos oficiales por Covid-19 desde el mes de julio. Un alarmante dato que le sitúa como el tercer país del viejo continente con mayor mortalidad de la enfermedad, solo por detrás de Rumanía y la República Checa. Es la gran potencia europea que peor ha gestionado los rebrotes.
El número de muertos desde el verano ha colocado a España con una tasa de mortalidad de 15 fallecidos por cada 100.000 habitantes en los últimos cuatro meses. Un ritmo que no han alcanzado ninguno de los países que lidera la economía de la Unión Europea. Bélgica es la única potencia que se le acerca en el ranking con una tasa de 12 muertos. Le sigue Francia (9) y Portugal (8), según las estimaciones publicadas por El País.
En términos absolutos, España es el país que más muertos ha sumado durante la segunda fase de expansión de la Covid-19. Ya ha adelantado en el ritmo de contagios incluso a Bélgica, que en las últimas semanas había concentrado las miradas de todo el continente por el incremento constante de positivos de coronavirus.
La estrategia del Gobierno de Pedro Sánchez para combatir la pandemia dista mucho de la que han realizado algunos de sus vecinos del norte. Alemania ha contabilizado diez veces menos fallecidos que España durante el mismo periodo de tiempo. Mientras que Italia, uno de los países más afectados en la primera ola de contagios, ha registrado un tercio de los muertos.
España alcanza los 150 fallecidos diarios
España se ha vuelto a colocar en el podio de mortalidad de la Unión Europea en esta segunda fase de la enfermedad. Un problema que recuerda a los peores episodios de la pandemia durante la primavera cuando el país llegó a registrar la segunda peor tasa de mortalidad de todo el mundo y el sistema sanitario se colapsó.
La segunda oleada de contagios en nuestro país ha sido atípica. Mientras que el resto de potencias europeas ha comenzado hace unas pocas semanas a elevar su curva de contagios con la llegada del invierno, en España los rebrotes empezaron ya en el mes de agosto. Con los primeros focos en el entorno agrícola, empezamos a pagar los efectos de levantar las restricciones de movilidad durante la desescalada que diseñó el Gobierno de Pedro Sánchez.
Esta evolución ha alcanzado un máximo esta misma semana, cuando España ha alcanzado una media de más de 150 fallecidos diarios por coronavirus. El último informe epidemiológico del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias reveló 25.595 contagiados en 24 horas. Es el récord nacional desde el inicio de la crisis sanitaria en el mes de marzo.
Las cifras oficiales de Sanidad dejan incógnitas
España ha alcanzado el tercer puesto de mortalidad en Europa, a pesar de las dudas que ha generado el sistema de registro de fallecidos que ha puesto en marcha el Ministerio de Sanidad. Una infranotificación que todavía podría aupar al país más arriba en las listas de afectados por la enfermedad.
El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha registrado un incremento en los fallecimientos en lo que va de año más de 60.000 personas con respecto al año pasado. Un dato que no casa con los 35.878 muertos de coronavirus que ha notificado hasta la fecha el Gobierno en su recuento oficial. Las dificultades para el diagnóstico o la falta de tratamiento de otras patologías son dos de las razones que explican esta enrome diferencia de datos.
España no sigue los pasos de Reino Unido, Alemania o Francia
A pesar de estas cifras demoledoras, el Gobierno de Pedro Sánchez ha optado por llevar a cabo su propia estrategia contra el coronavirus, en lugar de seguir los pasos que otras potencias como Alemania, Francia o Reino Unido han adoptado en los últimos días para frenar la segunda oleada de contagios.
El primer ministro británico, Boris Johnson, anunció ayer por la noche la puesta en marcha de un confinamiento domiciliario de un mes en Reino Unido. Los habitantes solo podrán salir de casa para ir a trabajar, acudir a la escuela o realizar compras esenciales hasta el próximo 3 de diciembre. Negocios y hostelería permanecerán cerrados hasta entonces.
Francia también ha optado por mandar a sus ciudadanos a casa durante las próximas cuatro semanas para tratar de poner fin al aumento generalizado de casos de Covid-19 en todo el país. El presidente, Emmanuel Macron, ha tomado este camino tras cerrar bares y restaurantes y establecer un toque de queda en puntos como París.
Alemania, con una tasa de contagios muy inferior a cualquiera de las grandes potencias europeas, también ha decretado el cierre de la hostelería y los establecimientos culturales en todo el país. Además, los alemanes tienen prohibido realizar ejercicio en espacios cerrados para evitar el contagio.
Mientras tanto, el Gobierno español se ha negado a volver a poner en marcha un confinamiento domiciliario para tratar de salvaguardar la economía. En su lugar, ha optado por decretar un estado de alarma y conferir el poder de la lucha contra la pandemia en los gobiernos autonómicos. Una decisión que ha derivado en un mapa desigual de restricciones y de cierres de fronteras en todo el país.
La prensa internacional carga contra Pedro Sánchez
Esta gestión de la pandemia ha provocado fuertes críticas contra el Gobierno del Partido Socialista y de Unidas Podemos desde la esfera internacional. Uno de los últimos en hacerlo ha sido el rotativo alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung que ha colocado a España “fuera de control” y ha cargado contra Pedro Sánchez por dar por controlada la pandemia en el mes de julio.
El periódico estadounidense The New York Times también sorprendió hace unas semanas con un demoledor artículo en el que veía tanto riesgo en Pedro Sánchez como en la propia pandemia. Una opinión que hacía extensible a la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso. La incompetencia de los políticos españoles puede ser tan mortal como la COVID-19 era el titular del editorial.