Sánchez se acerca a PP y Ciudadanos con su programa para Cataluña
Sánchez destierra de su oferta electoral la reforma constitucional en clave federalista con la que se presentó en abril
La reforma en clave federalista de la Constitución de la que el PSOE había hecho bandera en un pasado no tan lejano ya no entra en los planes de un Pedro Sánchez que, con el endurecimiento de su postura en el tema catalán, busca rascar votos a Cs y de paso engrasa la posibilidad de explorar acuerdos postelectorales tanto con el partido naranja como con un PP que ya flirtea también con esa opción.
Así, en el programa con el que los socialistas se presentan a las elecciones generales del 10 de noviembre, cuyo contenido ha adelantado eldiario.es, no queda ni rastro de la propuesta que sí incluía el programa con el que concurrieron a los comicios del 28 de abril consistente en retocar la Carta Magna para concretar una organización territorial «adaptada a las peculiaridades de cada comunidad».
Ese planteamiento ya había sido erradicado del paquete de 370 medidas que Sánchez presentó a principios de septiembre en busca de apoyos para un segundo intento de investidura que finalmente no llegó a ser debatido en el Congreso, y que es la base del programa electoral.
De hecho, los planteamientos respecto a Cataluña son prácticamente calcados. Como en aquella propuesta de septiembre, el programa subraya el portazo a negociar un referéndum de autodeterminación porque es contrario a la Constitución y «desde una perspectiva política, provoca la quiebra de la sociedad», y formaliza el ensanchamiento de la distancia entre los socialistas y los independentistas que Sánchez se ha encargado de enfatizar en los últimos meses.
Es más, los socialistas han mantenido la referencia al «conflicto de convivencia» en Cataluña que hace mes y medio ya aparecía en aquel paquete de medidas y que provocó la indignación de los partidos independentistas y del gobierno de la Generalitat.
Sin reforma constitucional en el horizonte
En el programa con el que Sánchez ganó el 28-A no solo se planteaba reformar la Constitución por lo que respecta al modelo territorial, sino también para regular desde la propia ley fundamental el modelo de financiación autonómica. Y ese plan, pensado como premio de consolación para los independentistas, también ha desaparecido después de que estos hayan dejado claro que no están por la labor de aceptar nada que no sea un referéndum.
A cambio, lo que se propone es mejorar «la colaboración institucional» entre el Gobierno y los gobiernos autonómicos, garantizar la «cohesión», avanzar «hacia un modelo de estado integrador», clarificar «el reparto competencial», aprobar un nuevo sistema que garantice una «adecuada financiación» y que «las distintas adminitraciones» que integran el Estado «actúen con transparencia, colaboren entre ellas y actúen con lealtad institucional.
Guiños a Cs y PP
Ese endurecimiento de la postura de los socialistas con el independentismo y con el gobierno de Quim Torra le acerca a PP y Cs, que en abril también planteaba reformas en la Constitución y del modelo de financiación pero en sentido contrario al propuesta por los de Sánchez.
Es una carta en la manga para el PSOE, al que el CIS le pronosticó este martes unos resultados que le permitirían pactar con Podemos, con los de Pablo Casado, que se presenta con un discurso menos agresivo con los socialistas que el que utilizó en la campaña del 28-A, o incluso con los de Albert Rivera, que en la recta final de las negociaciones para la investidura finalmente fallida ya tendió la mano a Sánchez en un primer gesto que estaba condenado al fracaso pero que servía para empezar a escenificar una tibia maniobra de aproximación tras meses de negarle el pan y la sal al presidente del Gobierno en funciones.