El CIS forzó a Sánchez a ofrecer pactos al PP
El Gobierno abanderó la reedición de los 'Pactos de Moncloa' al saber que había una abrumadora mayoría favorable a alcanzar grandes acuerdos nacionales
Pedro Sánchez insiste desde hace varios días en la necesidad de negociar unos nuevos Pactos de la Moncloa emplazando a todas las fuerzas políticas, económicas y sociales a sentarse a hablar, aduciendo que es lo imprescindible en estos momentos. Pero un rebobinado de las últimas dos semanas revela que la iniciativa se impulsó después de comprobar el Gobierno lo que decían sus propias encuestas (las mismas que utliza para explorar la censura a la libertad de información).
El presidente del Gobierno propuso por primera vez la negociación de unos acuerdos transversales para superar la crisis económica y social de la pandemia el pasado 4 de abril, cuando también anunció la segunda prórroga del estado de alarma. Unos días después supo que no únicamente la complicada situación política lo aconsejaba, sino que su información demoscópica lo imponía.
Moncloa había recurrido al Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) para preguntar a los ciudadanos qué pensaban sobre la conveniencia de grandes acuerdos y cuando vio los datos (una abrumadora mayoría favorable) salió en tromba con la propuesta de una reedición de los Pactos de Moncloa. Esto pasó hace una semana, cuando deslizó su particular línea roja —solo una: no dejar a Pablo Iglesias fuera de los pactos— y cuando intensificó los mensajes dirigidos a la oposición, en particular al PP, para llegar a acuerdos.
Coordinación Sánchez-Tezanos
No es casualidad que el Gobierno optara por una mayor vehemencia para defender unos nuevos Pactos de Moncloa a partir del pasado 9 de abril en el Congreso de los Diputados, puesto que solo dos jornadas antes —el día 7— el CIS había terminado su trabajo de campo del barómetro sobre la crisis del coronavirus, dado a conocer por sorpresa este miercoles.
La encuesta del CIS, la cocina demoscópica dirigida por el chef socialista José Félix Tezanos, fue anunciada este mismo miércoles por la mañana, poco antes de su publicación, sin haberse comunicado su elaboración unos días antes, tal y como sucede habitualmente.
El CIS realizó 3.000 encuestas para su barómetro entre el 30 de marzo y el 7 de abril. Es decir, que Sánchez, antes de abanderar unos nuevos Pactos de la Moncloa, supo que Tezanos había detectado un amplísimo respaldo de los españoles a grandes acuerdos nacionales.
Ya el día 8 del mes en curso el CIS sabía que el 91,4% de los entrevistados valoraba positivamente que los partidos negociasen salidas a la crisis. Si bien el Gobierno ya había lanzado a la oposición la invitación a negociar un acuerdo transversal, su forma de hacerlo y su insistencia al respecto inició la escalada, precisamente, el 7 de abril. Fue esa noche cuando fuentes de la Moncloa trasladaron a la opinión pública que el Gobierno solo tenía «una línea roja» de cara a la negociación y que esa era mantener viva la coalición con Unidas Podemos.
Mientras Pablo Casado ponía de manifiesto la desconfianza que le genera la propuesta de Sánchez, el Gobierno ya manejaba datos demoscópicos del CIS que le decían que era menester negociar con la oposición.
«Los ciudadanos no entenderían» una negativa a los Pactos
Su mensaje inicial, al proponer reeditar los Pactos de la Moncloa el 4 de abril, se limitaba a decir que «no hay fuerza mayor para una nación que la unidad». Su retórica después del 7 de abril ha sido bastante más contundente dando pie a una confrontación con toda la oposición.
Igual que ocurrió en marzo, cuando no declaró el estado de alarma hasta tener el respaldo del CIS, Sánchez no pujó agresivamente por unos pactos hasta saber qué decía el barómetro de abril.
El pasado día 9, en el Congreso, el presidente del Gobierno esquivó todas las críticas de partidos como PP, Vox y Ciudadanos, y en cambio impuso su propio relato. ¿Están «dispuestos» los actores políticos a sentarse a negociar un gran acuerdo?, preguntó aquel día al hemiciclo.
Sánchez invitó entonces a todas las formaciones «que estén dispuestas a arrimar el hombro» a proponer y deliberar con el Gobierno una serie de acuerdos para construir el futuro de España a partir de los comunes denominadores de los partidos políticos. «¿Qué sentido tiene la división? ¿A quién beneficia la división?», les interpeló, afirmando que «la bandera que España necesita es la de la unidad». Y zanjó: «Solo pido lo que puedo ofrecer: unidad y lealtad«.
El día siguiente, el 10 de abril, en la rueda de prensa posterior al consejo de ministros, la portavoz María Jesús Montero incidió en este relato. «Todas las fuerzas políticas serán convocadas por el presidente para construir este gran pacto nacional. Esperamos y deseamos que acudan todos los llamados, porque de lo contrario solo estarían evidenciando que el país no puede contar con ellos cuando más se los necesita», dijo la también titular de Hacienda.
Montero espetó ese día una frase que adquiere mayor profundidad a la luz del barómetro del CIS que da luz verde al Gobierno para pulsar por unos nuevos Pactos de la Moncloa. «Los ciudadanos no entenderían que el principal partido de la oposición no acudiera», dijo, en alusión al PP. «Creemos que los españoles no entenderían que en una crisis de esta dimensión no podamos aparcar las diferencias ideológicas y los reproches», añadió la ministra portavoz.
Más claves del CIS
Esta semana, la idea de los acuerdos ya se ha instalado oficialmente en la política española y ahora parece que el problema no es si los partidos van a acudir, sino cuándo. Sánchez lanzó la propuesta con la encuesta bajo el brazo y para cuando los resultados de ese sondeo se hicieron públicos la oposición (con la salvedad de casos como el de Vox) no ha tenido más remedio que confirmar presencia en las negociaciones.
Pero el último barómetro del CIS ofrece más claves que pueden explicar las comunicaciones políticas que llegan desde el Gobierno estos días en los que la pandemia sigue siendo un dolor de cabeza inevitable. El 46,6% de los encuestados opina, por ejemplo, que un Gobierno presidido por Casado actuaría «prácticamente igual» que el liderado por Sánchez. También exhibe altas cotas de desconfianza de ambos líderes por parte de la ciudadanía (más del 50%).
Por último, y no por ello menos importante, la encuesta del laboratorio de Tezanos evidencia el hastío de la sociedad respecto de la política partidista. Cuando se pregunta a los ciudadanos si se sienten más de derechas que de izquierdas, una abrumadora mayoría se recuesta en el centro. Mientras la crispación se refleja en las respuestas de personas que se sitúan en los extremos, la mayoría (el 30,9%) da a entender que la única política que les mueve es la del equilibrio.