Grifols se pasa de optimista con la deuda
La compañía promete que rebajará el apalancamiento a cuatro veces el Ebitda, pero los expertos dudan de que sea capaz si prosigue con este ritmo inversor
Grifols sabe que el punto débil de sus cuentas es la deuda. La empresa de hemoderivados catalana cerró el primer trimestre con una deuda de 5.906 millones de euros al mismo tiempo que desplomaba las ganancias el 20%. Con tal de calmar al mercado, la compañía centró buena parte del Investor Day en explicar los esfuerzos para reducir el apalancamiento, pero no pareció convencer a la banca de inversión.
La cotizada por Raimon y Víctor Grífols terminó el pasado mes de marzo con una relación entre deuda y ebitda –clásico para medir el endeudamiento de las empresas— en 4,8 veces. La farmacéutica prometió que a finales de año la ratio sería de 4,5 veces con el objetivo de alcanzar, más pronto que tarde, las 4 veces.
Grifols quiere reducir el apalancamiento sin renunciar al camino inversor que inició en 2017 y que le llevará a gastar 1.400 millones de euros de aquí a 2022. Confía en el incremento del volumen de negocio y la generación de efectivo. No obstante, los analistas no terminan de comprar la estrategia.
Banco Santander: Grifols presenta unos objetivos de deuda «más altos de lo previsto»
Este martes, apenas una semana después del evento para inversores, Deutsche Bank rebajó el precio de los títulos desde los 25 euros a los 24 euros. La entidad alemana acusó a la firma catalana de que “la falta de objetivos le resta visibilidad a sus actuales proyecciones”. No todo fue hacer sangre: también valoró positivamente el posicionamiento de la empresa en el negocio de inmunoglobulinas.
El banco germano es uno de los más duros que la compañía de hemoderivados y ya en octubre se sumó a UBS y Morgan Stanley a un recorte de la valoración bursátil. En otoño se debió a los avances de la tecnología anti-FcRn, que ponía en riesgo la división de inmunoglobulina para 2021. Ahora, el aviso viene por otro lado.
Y a las tesis de Deutsche Bank se sumó Banco Santander. En su análisis atacó a la cúpula de la farmacéutica a la que acusó de marcar unos objetivos de deuda «más altos de lo previsto». «La integración vertical y la mayor demanda implican mayores inversiones, lo que resulta en niveles de deuda más altos de lo previsto», señala la carta enviada a los inversores.
Grifols prometió que la relación deuda-ebitda sería de 3,5 veces
Las previsiones hechas públicas por Grifols al cierre de 2018 eran que el ratio entre deuda y ebitda alcanzara las 3,5 veces. Así, parece complicado que la compañía pueda alcanzar las métricas prometidas sin disparar sus beneficios o vender alguna unidad de negocio en una operación corporativa.
El grupo ya comenzó a tomar medidas sin frenar su apetito expansivo. Por ejemplo: la adquisición del 26,2% de la china Shangai Rass Blood se hizo aportando el 45% de su filial estadounidense, Grifols Diagnostics Solutions. “La operación nos lleva a pensar que la gestión de la deuda se ha vuelto más conservadora y que ha empezado a anteponer su control frente a la velocidad del crecimiento”, auguran desde Bankinter.
La misma familia Grífols salió al rescate de la cotizada a título personal. La patrimonial de la saga catalana, Scranton Enterprises, está en conversaciones con la banca para obtener un préstamo de 300 millones de euros con tal de financiar la compra de 59 centros de extracción de plasma a la farmacéutica.
Así, la operación serviría para estructurar la compra de los centros de Biotest y Haema por 220 millones de euros y 286 millones de dólares –252 millones de euros al cambio actual— inmediatamente después de que la farmacéutica los adquiriera en 2018. A cambio la multinacional mantendrá una opción de compra y firmó un contrato de suministro de plasma por 30 años.
Grifols si recurrió a la deuda para comprar el 51% de Interstate Blood Bank Inc, un banco de sangre con sede en Memphis, sobre el que tenía derecho después de adquirir el 49% en 2016. La operación está valorada en 100 millones de dólares (87,5 millones de euros).