Torra tampoco consigue convocar la mesa de partidos catalanes

Los partidos alegan problemas de agenda y dan largas al govern, que pospone hasta enero su intento de reactivar el espacio de debate paralelo al Parlament

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La mesa de partidos catalanes seguirá congelada al menos un mes más, y no volverá a reunirse hasta el año que viene. El gobierno de Quim Torra había anunciado el mes pasado que la convocaría a principios de diciembre, pero los partidos le dan largas. 

Torra pretendía así reactivar ese espacio de debate paralelo al Parlament que había constituido en noviembre del año pasado y que lleva ya 11 meses sin reunirse, y hacerlo además en plenas negociaciones para la investidura de Pedro Sánchez. Es más, según el calendario que en el momento de aquel anuncio manejaba el PSOE, esa convocatoria habría coincidido con la recta final de las conversaciones en busca de avales para que el presidente del Gobierno en funciones reedite su cargo, que los socialistas pretendían que cristalizaran antes de fin de año. 

Pero ERC, única opción de Sánchez para que le salgan los números, ya dejó claro que no tiene ninguna prisa y que no habrá investidura al menos hasta enero. Y si Sánchez no consigue ejecutar sus planes en los plazos previstos, tampoco Torra consigue convocar la mesa de partidos. Así lo admitió la portavoz del govern, Meritxell Budó, que a principios de diciembre había alegado que la convocatoria era cuestión de días y después que la cita se anunciaría antes del 15 de diciembre. 

Este martes, Budó ya admitió que el encuentro tendrá que esperar hasta después de Navidades, retraso que atribuyó a que no ha sido posible cuadrar las agendas de unos y otros. «Con los congresos que han tenido varios partidos ha sido difícil poder cerrar una fecha», alegó, en referencia al cónclave que el PSC celebró el pasado fin de semana y al de Esquerra de este sábado día 21.

La agenda de unos y otros no solo incluye los congresos, sino también varias negociaciones abiertas en las que la formación de JxCat pinta poco, pero en la que sí están implicados los otros tres partidos que participan de la mesa: ERC, PSC y Catalunya en Comú Podem (CECP), que por tanto este diciembre tienen otras prioridades.

Por un lado, Esquerra negocia con PSOE y PSC para la investidura, y, por otro, los comunes lo hacen con el departamento de Economía, que controla el vicepresident y hombre fuerte de Esquerra en el govern, Pere Aragonès, de cara a los presupuestos de la Generalitat. Y, si tanto la investidura como las cuentas van con retraso, también puede esperar la reactivación de un espacio que por lo demás nunca ha resultado operativo.

De hecho, los problemas de Torra para convocar la mesa no son más que el último ejemplo de las dificultades del presidente y su gobierno para salir de la situación de parálisis en la que están instalados, y que también se reflejan en las continuas dilaciones en el calendario previsto para presentar los presupuestos de 2020, después de no haber llegado ni a iniciar la tramitación parlamentaria de los de 2019. 

Inicialmente, el govern se comprometió a presentar las cuentas en octubre, para así poder aprobarlas en el Parlament antes de final de año y que entraran en vigor el 1 de enero, sin que hubiera necesidad de recurrir a una prórroga técnica y seguir unos meses más trabajando con las de 2017, las últimas que aprobó la cámara catalana. Pero también esa previsión cayó, así que el ejecutivo catalán anunció que lo que aprobaría antes de fin de año sería su proyecto presupuestario.

Le quedan dos semanas para hacerlo, pero la negociación con Catalunya en Comú Podem (CECP), única opción de Torra para aprobar las cuentas, está verde aún en el capítulo de gastos, aunque en el de ingresos el lunes se presentara un preacuerdo de medidas fiscales, así que tanto los comunes como el departamento de Economía asumen que tampoco habrá entente al menos hasta enero.

Una mesa coja y en el congelador

La mesa de partidos catalanes la aprobó el Parlament el verano de 2018 a instancias del PSC y se constituyó en noviembre de ese año, pero ya nació coja, porque Cs, PP y la CUP se negaron a participar y solo asistieron JxCat ERC, el PSC y los comunes. La situación se repitió en la segunda y hasta ahora última reunión de ese espacio, el 5 de febrero, de la que apenas salió el compromiso de trabajar a partir de entonces para lanzar propuestas que después habría que debatir en el espacio de negociación bilateral entre la Generalitat y la Moncloa que se suponía que se iba a constituir. 

Pero a los pocos días, las conversaciones entre el gobierno catalán y el central, encabalgadas con las relativas a la investidura de Sánchez, se rompieron, y la legislatura se precipitó a las elecciones del 28-A. La mesa de partidos catalanes quedó en punto muerto. Hasta ahora.

Desde entonces, cada vez que el govern ha reclamado que se retome el diálogo, Sánchez ha replicado instándolo a convocar la mesa de partidos. En noviembre, Torra propuso que se reuniera en paralelo a las negociaciones para el nuevo asalto a la investidura de Sánchez. El PSC celebró que se convocara, pero desde entonces ha ido reclamándole a Torra concreciones sobre el contenido de la reunión antes de confirmar su asistencia, concreciones que por el momento no han trascendido.

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