Los Mossos actuarán sin titubeos con los lazos amarillos
Los Mossos d'Esquadra aseguran a la Junta Electoral que seguirán vigilando los edificios del Govern porque no descartan nuevos símbolos independentistas
El consejero de Interior, Miquel Buch, no quiere comprometer a los Mossos d’Esquadra y ha asegurado a la Junta Electoral Central (JEC) que la policía autonómica ha «procedido a hacer efectivo el requerimiento» de retirar lazos y otros símbolos independentistas de edificios de la Generalitat. Los Mossos, por su parte, sostienen que seguirán vigilando los edificios para evitar la exhibición de estos símbolos en período preelectoral.
Los mossos no descartan que puedan volver los lazos amarillos, las pancartas o las esteladas, por lo que volcarán su atención con los símbolos separatistas en edificios del Govern y mantendrán la vigilancia en ese sentido. El comisario jefe Miquel Esquius comunicó al presidente de la JEC, Segundo Menéndez, que se compromete a retirar toda consigna partidista.
Los mossos entraron el viernes en varios edificios públicos para supervisar la presencia de símbolos independentistas. Escuelas de la comunidad catalana, como el Instituto Pompeu Fabra de Badalona (Barcelona), por ejemplo, han sido objeto de supervisión.
Los Mossos, obligados a retirar lazos
Si los mossos no retiran los símbolos pueden ser víctimas de consecuencias penales y administrativas, por lo que están obligados a su retirada. La Junta considera los lazos y la demás simbología independentista ilegal, al desbordar el reglamento electoral, que prohíbe exhibir elementos partidistas o ideológicos en edificios públicos en periodo electoral.
Esquius remitió un escrito a la JEC después de recibir la notificación que les instaba a retirar la simbología independentista de los edificios públicos, informó Europa Press, después de un show de pancartas de varios días en el balcón de la Generalitat que terminó por hacer agravar las divisiones en el gobierno de Quim Torra.
Fuentes gubernamentales han admitido que la situación ha sido un «un circo» en el que se pasó del lazo amarillo al blanco, al balcón desnudo y finalmente a la proclama en favor de la libertad de expresión. El show fue orquestado por el mismo Torra y sus colaboradores, ante el silencio de la gran mayoría de consellers de la Generalitat.
La situación obligó a la Fiscalía a iniciar el procedimiento para estudiar la posible inhabilitación de Torra por delito de desobediencia tras demorar el president la retirada de los símbolos del Palau de la Generalitat y de las consejerías.