De Calviño a Illa y Escrivá: los ministros que se entienden con el PP
La incomunicación de Sánchez con Casado contrasta con la interlocución que mantienen algunos ministros del PSOE con dirigentes del PP
Ni el acuerdo alcanzado esta semana entre el Gobierno y el PP para aprobar el decreto de nueva normalidad ni el apoyo de los populares a Nadia Calviño como candidata a presidir el Eurogrupo se pueden explicar sin atender a dos razones: los intereses políticos y el factor humano.
Pedro Sánchez y Pablo Casado pueden llegar a compartir el interés de alcanzar acuerdos para comer terreno a otros partidos (a Podemos y a Vox), pero apenas comparten nada más, puesto que su relación está presidida por la incomunicación. No ocurre lo mismo con otros ministros del PSOE que han conseguido entablar una interlocución razonablemente fluida con el principal partido de la oposición.
Uno de ellos es el titular de Sanidad, Salvador Illa, que mantiene un hilo abierto con la expresidenta del Congreso Ana Pastor basado en el continuo intercambio de mensajes. Un buen conocedor de Illa describe una anécdota que refleja la manera de actuar del ministro: «A Illa le puedes escribir un whatsapp a las 6.30 de la mañana. Lo posible es que te responda al cabo de poco y lo seguro es que te va a responder en un momento u otro».
Illa dio el salto a la primera línea política de Cataluña en noviembre de 2016 como secretario de Organización del PSC. Lo hizo de la mano de Miquel Iceta, que se convirtió en su incondicional al cabo de poco. Tanto que incluso encargó un paquete de chapas con esta consigna: «Lo que diga Salvador». La repartía a los cuadros del partido que saltaban al secretario de Organización para conseguir lo deseado ante el primer secretario. «Lo que diga Salvador». Hasta que las chapas se agotaron. Tan incondicional de Illa que incluso podría tomar su relevo como candidato del PSC a la Generalitat.
Calviño y Escrivá
Pero quien más elogios reúne es Calviño. Un contertulio del programa de Carlos Alsina en Onda Cero recuerda esta anécdota. «Alsina disfruta poniendo en dificultades a los entrevistados. Y recuerdo que a Calviño le tenía ganas no porque la tuviera atravesada, sino porque es difícil de entrevistar y se prodiga poco. Se preparó para ponerla en aprietos, pero salió sin apenas rasguños. Se marchó del estudio y tenía a todos en el bolsillo porque mezcla muy bien la pedagogía y la autoridad», rememora. Y añade: «Y esto se lo reconocen en el PP. Mira, si no, cómo ha reaccionado González Pons (vicepresidente del grupo popular europeo) cuando se supo que era candidata al Eurogrupo. Fue casi el primero en defenderla».
Los ministros del área económica del PSOE son los que han logrado una mejor conexión con el PP. Una diputada popular pone otro ejemplo con el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, antiguo presidente de la Autoridad Independiente de Reponsabilidad Fiscal (AIReF). «Escrivá es un ministro razonable, que escucha y que admite planteamientos nuestros. Se puede colaborar con él aunque eso no siempre significa que podamos llegar a acuerdos», describe esta diputada, que se permite recordar que, al fin y al cabo, el ministro no es del PSOE sino que es independiente.
Todos los gobiernos son de coalición
Las cosas se van complicando al llegar a la ministra de Hacienda y portavoz del Gobierno, María Jesús Montero. Aquí hay de todo con el PP: buenas y malas relaciones. Buenas porque Montero «es muy afable y muy cercana en el trato personal» y malas porque la ministra tiene que lidiar con muchos gobiernos autonómicos para establecer las normas del gasto y con el de Madrid «las tensiones son las que son».
Es oportuno citar en este punto al exministro de Economía y Hacienda Pedro Solbes: «Todos los gobiernos son de coalición: de un lado, el ministro de Economía y Hacienda; del otro, el resto de los ministros». Conviene traer a colación la frase de Solbes para interpretar a Montero, muy acostumbrada a la pugna política, tanto dentro del Gobierno como fuera de él con otras administraciones.
Otras ministras que han logrado hilvanar alguna relación con el PP son las de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, y la de Política Territorial, Carolina Darias. La primera, no obstante, está centrando sus esfuerzos en mejorar sus relaciones con los sectores económicos y con las organizaciones empresariales debido a la crisis. Y es más sencillo hallar palabras de reconocimiento a su capacidad de interlocución entre estos actores que no en el PP. La segunda, Darias, basa su librillo en la discreción y así consigue vivir al margen de polémicas con la oposición.
Sánchez e Iglesias: sin remedio
La sorpresa de un repaso a las relaciones de los ministros con la oposición tiene nombres y apellidos: Yolanda Díaz, la titular de Trabajo. «Le ayuda su cultura política, lo que ha mamado en casa. Su padre era secretario general de CC.OO en Galicia, un hombre muy acostumbrado a la interlocución, y ella tiene una manera de funcionar que tiene ventajas: negocia ella, se arremanga ella y no envía al número dos, ni al tres ni al cuatro. Eso tiene un valor», explican de ella.
Con quien no hay nada o casi nada que hacer es con Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. Aquí las críticas del PP son unánimes y sin apenas matices. Y es la circunstancia, de hecho, que menos hace confiar en que los acuerdos de PSOE y PP tengan un gran recorrido a lo largo de la legislatura.