Sánchez cierra el estado de alarma para dar oxígeno a la legislatura
El Gobierno recupera a ERC como socio de cara a los Presupuestos. Ciudadanos reacciona con pasividad a la reconstrucción de la alianza de PSOE y ERC
Más de dos meses y medio después de declarar el estado de alarma y tras intercalar compañeros de viaje para sostenerlo, el Gobierno de PSOE y Unidas Podemos se dispone a solicitar este martes una sexta y definitiva prórroga para recuperar el hilo de la legislatura antes de la irrupción de la pandemia. El Gobierno tiene los apoyos atados de ERC y, posiblemente, también tendrá los de Ciudadanos, que, si bien aún no ha cerrado el trato, sí que ha dejado claro que no rechazaría un nuevo acuerdo a pesar de la presencia de los independentistas en la multifirma.
Para la nueva ampliación, que se extenderá hasta el 21 de junio y que el Consejo de Ministros solicitará este martes, el presidente Pedro Sánchez ha rehecho su alianza con ERC, visiblemente incómoda por la relación que el Gobierno mantiene con Ciudadanos desde hace un mes, cuando Inés Arrimadas se prestó como socia para apoyar la cuarta prórroga (y luego la quinta). La alianza con la formación naranja, hay que decir, también irrita a Pablo Iglesias.
Los recelos de ERC en torno a la formación naranja son más o menos llevaderos porque, en virtud, del acuerdo alcanzado con el Gobierno, la Generalitat de Cataluña será quien gestione los fondos de reconstrucción europea. Queda fuera del pacto por escrito pero dentro de los acuerdos verbales que en breve —en julio— se reactivará la mesa de diálogo sobre «el conflicto catalán», con lo cual la legislatura regresará de alguna manera a las posiciones iniciales del tablero, a pesar de que Ciudadanos se haya convertido en un interlocutor privilegiado del Gobierno en las últimas semansa.
«Desde ERC no dejaremos que Cs pueda controlar la agenda política catalana», subrayó este lunes la portavoz de ERC, Marta Vilalta, que acusó a la formación naranja de ser «sinónimo de represión».
El Gobierno, en realidad, confía en que, con la emergencia sanitaria ya aterrizada, pueda abrirse paso lo que podríamos llamar una «nueva normalidad política», de tal manera que se intensifiquin lasconversaciones para aprobar el proyecto de Presupuestos de 2021. Pero lo cierto que el Ejecutivo todavía no ha sido capaz de sacar adelante su hoja de ruta económica, enormemente condicionada a las exigencias de Bruselas (que no dará su visto bueno a todas las ideas para multiplicar el gasto de la factoría de Podemos).
La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, trazó cuatro líneas del proyecto de Presupuestos delante de ERC la semana pasada (los de Junqueras le tumbaron los de 2019). Lo hizo en el Senado, rompiendo el discurso moderado de Nadia Calviño, y con guiños a Podemos y a los independentistas, que han pedido de forma constante una subida de impuestos. Los socialistas, dispuestos a mantener viva la legislatura todo el tiempo que pueda, ya han dado sobradas muestras de su interés por mantener su precaria mayoría a flote y, por eso, no han dudado, por ejemplo, en abrazarse a EH Bildu con grandes concesiones.
Montero explicó que una de las intenciones del plan es que las comunidades «asuman más competencias», un guiño tanto a ERC como al PNV. Según la ministra, estas competencias estarían orientadas principalmente al transporte urbano y a la sanidad, pero también a una mayor flexibilización de la regla de gasto, lo que permitiría a las comunidades poder controlar aún más su fiscalidad.
De todos estos pactos, quienes pueden salir desestabilizados son los gobiernos autonómicos del PP y Cs, puesto que los populares no aprueban la aproximación de Ciudadanos a PSOE + Podemos. ¿Está en juego el gobierno de la Comunidad de Madrid que lideran PP y Ciudadanos? Como mínimo està amenazado con continuos rumores sobre una moción de censura.
El Ejecutivo prepara una encerrona al gobierno autonómico, que ha sido muy crítico con la gestión de la pandemia por parte del Gobierno español, y medita dejar en sus manos que decida si los madrileños se podrán mover libremente, o no, al llegar a la fase 3; un movimiento que puede crear mucha inestabilidad y conflicto con otras autonomías.
ERC y Cs, complicada convivencia en el mismo barco
En todo caso, la tensión de los gobiernos autonómicos debe resolverse después de la multifirma del estado de alarma. La portavoz de ERC hizo de tripas corazón y garantizó que «Cs no interferirá ni boicoteará» la mesa sobre el conflicto catalán.
Los republicanos se sienten satisfechos por haber recuperado su influencia y no dudaron en asegurar que sin su apoyo no habría legislatura. «Hemos recuperado una interlocución que había desaparecido», dijo Marta Vilalta, que sentenció que «lo contrario» implicaba que «se acababa la legislatura».
El portavoz de Cs en el Congreso, Edmundo Val, se refirió, por su parte, a «esa cosa horrible que es la mesa de la vergüenza» —en referencia a la mesa para el «conflicto catalán»- y djo que «jamás respaldará» la construcción de la mesa de diálogo.
Así que Sánchez, de nuevo, tendrá que manejar los tiempos y las distancias entre todos sus posibles apoyos para llegar vivo al debate presupuestario.