El Gobierno acelera la subida fiscal en medio del ruido político
El Gobierno camufla bajo las polémicas de Iglesias y Marlaska su plan fiscal para hacer frente a la crisis del coronavirus
Con la práctica totalidad de la atención puesta en los escándalos políticos de Pablo Iglesias y Fernando Grande-Marlaska, el Gobierno ha empezado a deslizar su plan fiscal para hacer frente a la crisis del coronavirus. Mientras la opinión pública sigue sometida al ruido político de los últimos días, los ministros de Pedro Sánchez aceleran disimuladamente un incremento de impuestos.
«Sin impuestos, lo que manda es el sálvese quien pueda, que es lo mismo que quien ha nacido en una familia con recursos tendrá mejores condiciones para desarrollar su vida». Así defendía este jueves en el Senado la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, la justificación de una subida fiscal inevitable en estas circunstancias. Casi al mismo tiempo, el vicepresidente Iglesias insistía ante la comisión para la reconstrucción en el Congreso en la necesidad de tasar las grandes fortunas.
La ministra portavoz, sin embargo, ha pasado de puntillas ante el impuesto que propone Unidas Podemos, toda vez que no está contemplado en el acuerdo de coalición con el PSOE. Dicho pacto hablaba de un aumento del IRPF para las rentas de más de 130.000 euros, mientras que Iglesias quiere imponer un tipo progresivo de un mínimo del 2% a los patrimonios de más de un millón de euros, algo que Sánchez ya ha dicho que debe discutirse en la comisión parlamentaria para la reconstrucción.
Allí se ha discutido este jueves. Iglesias ha pedido a los grupos que respalden la que llamada «tasa de la reconstrucción», que enmarca dentro de un sistema fiscal «más progresivo». «A nadie, vote al partido que vote, le parece sensato que el 10% más rico de la población española concentre más riqueza que todo el 90% restante», ha afirmado el vicepresidente segundo, que considera que «estamos en un contexto adecuado para ello» y que existe «un amplísimo consenso en toda Europa» en torno a este impuesto.
El día anterior, la polémica de Iglesias con Cayetana Álvarez de Toledo había ocupado buena parte de los titulares, quitando incluso protagonismo a otro escándalo del Gobierno, el de los ceses de Marlaska en la Guardia Civil. Un contexto inmejorable para impulsar una subida de impuestos puesto que la oposición, contraria a una mayor presión fiscal, está concentrada en otros asuntos.
Los impuestos de Montero
Si bien el silencio de la ministra de Hacienda sobre el impuesto a la riqueza que promueve Podemos sugiere que siguen existiendo divisiones en la coalición respecto de este canon, también es cierto que Montero se ha referido a la «preocupante» caída de la recaudación por el impacto de la pandemia, ya que prevé una caída de 27.500 millones de euros (el 5,5%) en las arcas públicas.
Montero calcula que la recaudación del impuesto de sociedades caerá un 8,7%, el IVA un 5,2%, el IRPF un 2,4% e impuestos especiales un 6,7%, entre otros. «Es obvio que contamos con un claro margen de mejora de la recaudación», ha afirmado, por lo que ve necesaria una equiparación «progresiva» en los niveles de tributación a la media de países europeos, cuya proporción de ingresos públicos en relación al PIB es del 46,5%, frente al 39,2% de España, el quinto país con menos ingresos públicos sobre PIB.
Así las cosas, la ministra ha dejado claro que la Covid-19 no transformará de ninguna manera su plan de impuestos en los Presupuestos de 2021, que prevé presentar «en tiempo y forma» en el Congreso antes de octubre. «A los ciudadanos hay que hablarles claro y sin un sistema tributario justo no hay un Estado de bienestar y de derechos. No hay una sanidad pública ni hay una educación gratuita», ha argumentado, defendiendo la «fiscalidad progresiva» como «el mejor instrumento para redistribuir la riqueza».
La salida de la crisis, ha añadido, «no puede ser con medidas de austeridad como ocurrió durante la crisis de 2008». Con esas bases claras, ha avanzado que pujará por una «profunda reforma fiscal» que analice el impuesto de sociedades, dado que su recaudación ha caído a la mitad en 12 años mientras que los beneficios han crecido. El Gobierno de coalición propone, en este sentido, un tipo mínimo del 15% para grandes empresas y uno del 18% para la banca y las empresas de hidrocarburos.
También ha expresado su anhelo de que «en breve» se tramite en el Congreso la aplicación de las tasas Google y Tobin, a las actividades digitales y las transacciones financieras, respectivamente. Se sumarían a la subida del IRPF a las rentas más altas, al incremento del impuesto de sociedades y al tipo verde al diésel que la ministra ya avanzó a inicios de año. Este jueves también recordó que impulsará un impuesto como «incentivo» a ser respetuoso con el ambiente, que podría ser al plástico o a los vuelos.
Más gasto público
Montero ya tiene nombre para las cuentas de 2021, ante la imposibilidad de aprobar las de 2020. «Presupuestos de la reconstrucción», ha dicho, que contemplarán un refuerzo del sistema sanitario y un «significativo incremento» del gasto en políticas sociales, para lo que sin duda harán falta impuestos. La ministra ha asegurado que los próximos presupuestos serán la «base» de la recuperación económica y supondrán el «relanzamiento» de la economía española.
Además de reforzar la sanidad pública, la titular de Hacienda cree que los Presupuestos de 2021 deberán servir para mejorar la lucha contra la pobreza, el acceso de la vivienda, el sistema de becas, la lucha contra la violencia de género y la reducción de la desigualdad. Asimismo, ha adelantado un aumento del gasto público próximo a la media del 47% del PIB que la Eurozona alcanzó hace dos años, muy por encima de la ratio del 41,7% actual de España.