El Popular pasa factura al Santander: el rescate roza los 10.000M
El Popular le ha costado al Santander mucho más que el euro que pagó en 2017, pero con él crece un 30% en patrimonio gestionado y en ingresos por intereses
El preacuerdo logrado hace unos días entre el Santander y los sindicatos sobre el ERE para la red española, derivado de la compra de Banco Popular cierra dos años de intenso trabajo de digestión del rescate de su competidor. El simbólico euro que el banco presidido por Ana Botín abonó por el Popular en junio 2017, se ha convertido en una cifra multimillonaria, que roza los 10.000 millones.
En 2017, para asumir la adquisición del Popular, el Santander pidió al mercado 7.000 millones a través de una ampliación de capital. Y desde ahí ha ido arañando dinero de su propia cuenta de resultados para ir pagando la factura de la integración: 300 millones de costes de reestructuración en 2018, a los que se sumarían otros 800 para afrontar el ERE que está sobre la mesa.
Si a esa cifra se le incorpora la futura indemnización a Allianz por romper la alianza que mantenía con Popular en seguros y productos de inversión, que se estima podría ser de entre 500 y 2.000 millones– y el coste que tendrá que afrontar a futuro si recompra los bonos fidelización, que lanzó en 2017 para compensar a los accionistas de Popular (unos 764 millones), la factura acumulada por la compra del Popular ya se acercaría a 10.000 millones. Y queda pendiente alguna posible responsabilidad económica si progresa la vía legal; algo que todavía es incierto.
Esos 10.000 millones más que duplican el valor de Banco Popular en bolsa, antes del desplome final que provocó su rescate. En abril de 2017 su capitalización rondaba los 3.900 millones. Cuando intervino la JUR, su valor se había reducido por debajo de 1.400 millones.
Santander España crece con Popular
El Popular, no obstante, no solo ha requerido inversión, sino que está dando puntos positivos a la cuenta de resultados del Santander. Solo su compra inyectó cerca de 4.000 millones en activos fiscales al grupo -herramientas para reducir la factura fiscal-, pero es que además está ampliando su actividad comercial.
Dos años después de la adquisición, tanto la cuenta de resultados del Santander en España, como el balance, se han reforzado muy significativamente. El margen de intereses es hoy un 47% superior al de 2017 antes de la compra de Banco Popular y el bruto; un 25% más alto.
Respecto a las comisiones, han crecido más de un 30% respecto a los tres primeros meses de 2017, los depósitos de clientes un 40% y el patrimonio bajo gestión ha pasado de 67.624 millones, a 90.139 entre el primer trimestre de 2017 y el de 2019; es decir, es un 34% superior.
Aunque todavía los mayores costes (un 35% por encima de los que soportaba el banco antes de la compra del Popular), impiden que el buen todo de la actividad comercial se refleje en la cuenta de resultados, el cierre de la reestructuración debería ayudar a que afloren.
El propio Santander ya reconocía al cierre de 2018 que la actividad comercial estaba siendo muy positiva. «Cabe destacar el buen ritmo obtenido por la primera oferta comercial conjunta (la cuenta 1l2l3 Profesional), que, a final de año superaba ya los 160.000 clientes, muy por encima de su objetivo de lanzamiento», afirmaba en su informe financiero correspondiente a 2018.
No obstante, todavía Santander España es menos rentable de lo que era antes de la adquisición de Popular. Su ROTE (rentabilidad sobre el capital tangible) era a 31 de marzo del 10,5%, frente al 12,67% de la primavera de 2017.