Daniel Lacalle: «La protección social generosa se carga el empleo»
El economista defiende la "democratización del emprendimiento", y asegura que nadie, en plena campaña electoral, está afrontando los retos de España
Es polémico en un país que se sigue definiendo de centro-izquierda desde la transición, como indican todos los estudios del CIS. Pero argumenta cada una de sus aseveraciones, y plantea una apertura de miras, con las mismas referencias, curiosamente, que la izquierda: los países nórdicos. Daniel Lacalle (Madrid, 1967), economista y gestor de fondos, reside en Londres, donde quiso quedarse, tras una oferta o una supuesta oferta de Esperanza Aguirre para que formara parte de su equipo de cara a las elecciones municipales en Madrid que acabó perdiendo.
Desde la capital del Reino Unido, Lacalle comparte la visión de los analistas extranjeros con los que colabora: «Existe una idea muy positiva de lo que ha pasado España en los últimos años, porque con la explosión de la burbuja inmobiliaria, que supuso la destrucción casi de un sector entero, el de la construcción, y con una enorme inmigración que se recibió en los años previos a la crisis, el país vuelve a crear empleo. Es una sorpresa para todos los organismos internacionales», asegura, en una entrevista con Economía Digital.
Mejor una bajada de salarios que una devaluación de la moneda
Lacalle no rechaza que esos empleos que se han creado se han logrado también por una devaluación interna más que notable. Pero, a diferencia de otros economistas, que defienden que siempre es mejor una devaluación de la moneda –lo que ocurría siempre en España antes de entrar en el euro– que una devaluación de salarios, porque afecta a todos por igual, Lacalle sostiene que lo que ha ocurrido permite «poner de relieve los sectores que no son productivos, cosa que no sucede con una devaluación de la moneda».
Este economista, que mira a los ojos, y que es consciente de que rema contracorriente, asegura que en España ya se ha producido un cambio, y que el entorno empresarial ha comenzado a invertir a largo plazo. «Lo peor, ciertamente, ha pasado, y en relación a esa bajada de salarios, hay que señalar que el talento ya se está poniendo en valor, que se paga mucho más por los profesionales que se necesitan».
Lacalle acaba de publicar Acabemos con el parto. Cómo poner fin a la mayor lacra social y económica de nuestro país (Deusto, 2015) –con veinte recomendaciones a los desempleados–, de imprescindible lectura para conocer las grietas del modelo laboral en España.
En contra de que exista un paro estructural
La premisa rompe con lo establecido. «No es verdad que en España haya un paro estructural, y que con eso nos podamos cruzar de brazos. Primero, porque si fuera así, uno no puede resignarse, y ya está, y luego porque se debe combatir, porque se trata de una cuestión de desincentivos fiscales, que lleva al aumento de la economía sumergida».
Pero, ¿cómo, en un momento en el que se consideraría un éxito que el paro baje del 20%?, ¿con qué papel reservado para la administración pública?
Aquí Lacalle sonríe. Se le ve relajado, pero sabe que ese es el problema fundamental que los dirigentes políticos se plantean ahora, en una campaña electoral decisiva para la suerte del próximo inquilino de La Moncloa. «Es la iniciativa privada la que debe afrontar el cambio de modelo, aunque con un descenso de las cotizaciones sociales, que son demasiado altas». Este economista suma otros factores, como el coste del sector enérgetico, o los impuestos locales. Y responsabiliza a los propios empresarios, para que dejen los sectores poco productivos, y acepten riesgos.
Democratizar el emprendimiento
Una de las ideas centrales de Lacalle, que forma parte de una activa y cada vez más numeorosa, familia liberal en España, es que ha llegado un momento determinante en España en el que la clave es «democratizar el emprendimiento». Se trata de ofrecer oportunidades, y aquí sí interviene el poder público, para que el conjunto de los ciudadanos sean capaces de dominar los instrumentos que permiten innovar, crear negocios y empresas. «Lo importante ahora es generar riqueza, ofrecer herramientas, antes que pensar sólo en la redistribución», señala Lacalle.
E insiste en uno de los caballos de batalla de todos los partidos, las reformas laborales, que han aplicado tanto el PSOE como el PP, con resultados desiguales. «Si la rigidez del mercado laboral fuera una garantía de derechos, los países con mayor nivel de intervención tendrían mayores cuotas de bienestar y menor desempleo, pero es que ocurre lo contrario, porque los ejemplos que se repiten sobre los países nórdicos, son los que, precisamente, cuentan con mayor flexibilidad del mercado laboral», sostiene.
Lacalle forma parte de esa casi religión –como la opuesta– que se fundamenta en la economía de la oferta. Por ello, y como desgrana a lo largo del libro, con numerosos ejemplos, y experiencias en distintos países, entiende que «la protección social generosa se carga el empleo».
Contra el salario mínimo
A partir del caso español, y europeo, en su conjunto, apunta que los factores que han afectado negativamente al empleo son «la economía sumergida, el creciente gasto público, la adopción de sistemas de protección social muy generosos, el salario mínimo interprofesional creciente, los aumentos de impuestos y aumentos de costes energéticos que han generado deslocalización empresarial y afectado a la demanda laboral, y legislaciones laborales rígidas que, buscando garantizar unos derechos básicos a los trabajadores, han llevado a una evolución del empleo menos dinámica que en los países nórdicos o anglosajones».
¿Pero, qué futuro tiene España si no se amplia el número de cotizantes? Lacalle asume la idea de que tener más cotizantes no es una garantía de nada, si esos cotizantes tienen salarios mucho más bajos que hace unos años. Rajoy entró en la campaña electoral con 17 millones de cotizantes, casi los mismos que los que dejó Rodríguez Zapatero. Pero ahora esos trabajadores cotizan menos. «Hay que llegar a 20 o 22 millones, porque son imprescindibles para asegurar, después, jubilaciones, y los servicios de un estado de bienestar.
Lo más importante es que las bases imponibles crezcan un 35%», y eso debería obsesionar a nuestros políticos, porque sin ello no el país no podrá seguir», sentencia Lacalle, con su agenda liberal, y su libro, bajo el brazo, buscando como seguir predicando su fe.