Uber descarta volver a Barcelona
La compañía californiana, a diferencia de Cabify, no piensa volver a operar en la capital catalana mientras siga vigente la actual ley
El regreso de Cabify a Barcelona, pese al decreto de la Generalitat hecho a medida para expulsar a las nuevas plataformas de movilidad, ha despertado los rumores en el sector sobre qué hará su máximo rival, Uber. La compañía californiana no se pronuncia oficialmente, pero fuentes cercanas a la compañía no dudan en marcar distancias respecto a la decisión de su rival: no volverá a operar en la capital catalana mientras siga vigente el decreto de la Generalitat.
La razón es principalmente la interpretación jurídica. El gabinete de Uber no ha visto el agujero legal que sí ha detectado el de Cabify, quien trabaja con Garrigues y cree que su regreso a tierras catalanas con un modelo de trabajo, que calca al de la VTC tradicional, está blindado para prestar servicio nuevamente sin que la Generalitat pueda impedirlo.
Es por eso que la compañía americana prefiere que Cabify opere sin competencia —ya ha recuperado 100.000 usuarios— antes que dar un paso en falso. La tecnológica ya ha entrado y salido de Barcelona dos veces en cinco años. La primera vez fue en abril 2014, cuando operaba con el modelo Uber Pop —sin licencias VTC— y tuvo que cancelarlo.
Uber no volvió a la Ciudad Condal con su nuevo modelo, Uber X, hasta marzo de 2018. Para entonces, Cabify ya le había comido mucho terreno: llevaba un año operando en solitario y se había aliado con gigantes tenedores de VTC como Vector Ronda y Auro, dos de las tres empresas más grandes del sector.
Cabify, a la espera de la Generalitat
Las incógnitas sobre el método de Cabify para volver a operar siguen después de que la Generalitat, tras días de titubeo, decidiera abrir un expediente a la compañía. El requerimiento, no obstante, se interpretó por parte del sector como una huida hacia delante de la administración catalana, ya que consideraron que necesitaba responder públicamente al desafío de Cabify pero realmente no saben cómo actuar contra ellos.
Desde Cabify se muestran tranquilos con su nuevo modelo de negocio. Limitan la importancia del expediente de la Generalitat y lo califican como habitual, a la vez que aseguran que contestarán a la administración transcurridos los diez días marcados por ley para aclarar cómo operan y detallar los contratos y trayectos realizados.
En cambio, en Unauto, la patronal del sector VTC en la que están presente representantes de Uber y Cabify, hay dudas. Tal y como contó Economía Digital, existe malestar entre algunos miembros, que no son partidarios del camino escogido por Cabify ni tampoco por la manera de haber comunicado su regreso a Barcelona.
Los dirigentes de Unauto evitan mojarse públicamente. Califican el regreso de Cabify como «una decisión unilateral» y prefieren centrarse en criticar la gestión que la Generalitat ha llevado a cabo en la guerra del taxi en Cataluña, así como la fragilidad del decreto ley del conseller Damià Calvet.
Cabify y Uber, dos modelos distintos
Fuentes conocedoras coinciden en que otro de los motivos por los que Uber no copia a Cabify en Barcelona es porque su servicio, pese a ser el mismo, se explota de distinta forma. La compañía española ha pasado de ser una plataforma tecnológica que pone en contacto a conductores VTC con viajeros a convertirse en una empresa que explota directamente el servicio.
Concretamente, el cambio en el esquema de trabajo consiste en no operar a través de su su filial española, Maxi Mobility Spain — método utilizado hasta ahora — , sino a través de la empresa Prestige and Limousine, tenedora de 300 licencias VTC en Cataluña. Esta empresa pertencía al grupo Auro, pero el pasado febrero pasó a manos de Cabify, lo que significó que asumía sus activos (las licencias VTC) en su balance, exponiéndose a asumir que su valor pueda deteriorarse.
Esta fórmula, en cambio, no encaja con el modelo de Uber, que no tiene licencias VTC. Tampoco ingresa las carreras de los usuarios en España, como es el caso de Cabify, que sí lo hace pese a tener su sede en Delaware (Estados Unidos). Opta por facturar directamente desde Holanda, a través de la sociedad Uber N.V., mientras su filial española, Uber Systems Spain, únicamente se dedica a servicios de marketing y apoyo a la matriz. Es un esquema fiscal recurrente entre las plataformas tecnológicas, como Airbnb, Amazon o Netflix, entre muchos otros.