Slim enmaraña (todavía más) la venta de sus carreteras catalanas
FCC trata de frenar la venta del 80% de las concesiones que Copisa al entender que afecta al negocio de Cedinsa, las carreteras que comparten
El culebrón de la venta de Cedinsa vuelve a enfangarse. Aunque con guante de seda y sin levantar la voz, es ahora FCC el accionista que trata de bloquear la desinversión de uno de sus socios en la concesionaria de carreteras. Con su 34%, la cotizada controlada por el magnate Carlos Slim trata de frenar a la catalana Copisa, que posee un 22% y tiene un acuerdo con el fondo de inversión Mirova.
Según explican fuentes cercanas a la operación a Economía Digital, FCC quiere desbarajustar el acuerdo de la familia Cornadó con el fondo galo Mirova, filial de Natixis, para la creación de una sociedad en la que el vehículo francés tendrá el 80% y controlará la totalidad de las concesiones de la saga.
Sin embargo, FCC entiende que si bien no cambiará el accionista directo del 22% de Cedinsa, que seguirá siendo Copisa Concesiones, sí lo hará el dueño final del porcentaje. Según su forma de entender los estatutos, la empresa catalana no tendría derecho a realizar este movimiento sin el visto bueno del resto de socios.
Consultada por este medio, la cotizada declinó hacer comentarios. También fue esquiva hace un mes cuando Miguel Coronel, su director de mercados, fue cuestionado por la participación. «Hay mucho interés», explicó el directivo, que rechazó concretar si tiene previsto quedarse o vender el porcentaje.
En un encuentro, los analistas sugirieron que la compañía habría decidido mantener las acciones debido a un creciente interés en el negocio de las carreteras del grupo. «Nos felicitamos porque es un activo por el que hay mucho interés, pero no podemos comentar rumores», despejó.
Desde entonces, FCC tiene paralizado el proceso de venta de su porción. El grupo que controla Carlos Slim había llegado hace un año a un principio de acuerdo con el fondo de inversión Meridiam para deshacerse de la concesión, pero la irrupción de Mirova echó por tierra las conversaciones.
El origen de la guerra entre las familias catalanas
El motivo del anterior fracaso a la hora de vender la concesionaria fue la guerra que se abrió entre las familias catalanas del accionariado. El pasado enero, Copcisa (22%) anunció su intención de ejecutar la opción de compra preferencial del paquete de Comsa (22%) . La idea, sumar el 44% de la propiedad y venderla a Meridiam –el mismo comprador con el que habían llegado a un acuerdo FCC y Copisa– con tal de pagar la deuda que acarrea con los bancos.
No obstante, Comsa tenía un preacuerdo con el fondo de inversión Mirova en el marco de una operación superior, que afectaba a otras concesiones de su red. Con el asalto, los Miarnau veían frustrada la transacción, exigida por los bancos en la última refinanciación del pasivo.
Así, tras intentar, en vano, comprar el paquete de FCC, boicoteó los trámites de los Carbonell para hacerse con sus acciones. Tal y como avanzó este medio, el pasado mes de marzo argumentó que el derecho preferencial había caducado al ser sólo de 60 días.
En 2017, la concesionaria ganó 33 millones de euros frente a los 27 millones que amasó en 2016, un 24% más. De estos, 17,2 millones acabaron en los bolsillos de los cuatro accionistas. Entre los activos de la sociedad destacan el Eix Transversal, el Eix del Llobregat, el Eix del Ter y el Eix d’Aro.