Seat se despide de las vacas gordas con 346M de ganancias en 2019
El fabricante asume un futuro complicado marcado por el coronavirus y las restricciones de emisiones
De récord en récord. Así vivió Seat en los últimos años. El fabricante de coches español zanjó un 2019 con unas ganancias de 346 millones de euros y unas ventas de 11.157 millones. Las dos cifras suben respecto al año anterior, pero suponen un reto prácticamente imposible de alcanzar en los próximos ejercicios: entre el impacto del coronavirus, las restricciones de emisiones y el todavía incipiente proceso de electrificación de la flota, se asume que la temporada pasada no será un espejo realista en el que mirarse.
La automovilística presidida de forma interina por Carsten Isensee incrementó las ganancias el 17,5% y la facturación el 11,7%. “Las cifras obtenidas constituyen una base sólida sobre la que construir el futuro de la compañía a largo plazo”, señala en un comunicado el sustituto de Luca de Meo al frente de la marca.
La base del aumento: el ascenso de las ventas hasta los 574,078 coches entregados, el 10,9% más que en 2018. Como ya sucedió en los últimos años, la diferencia la marcó la apuesta por los vehículos SUV; como el Seat Arona, el Seat Ateca y el Seat Tarraco; que permitió elevar el ingreso por vehículo en un 4,2%.
Y todo con la fábrica de Martorell (Barcelona) como eje. La planta barcelonesa logró rebasar la barrera de los 500.000 coches fabricados, con 500.005 automóviles sacados a la carretera. Se logró a pesar del incendio en las instalaciones de su proveedor Faurecia, que obligó a cerrar el centro durante varios días ante la falta de suministros. Es el mejor dato de producción desde el año 2000.
El futuro de Seat no es tan claro
Pero más allá de un pasado reciente brillante, en Seat asumen que el futuro será más complicado. Y no por su culpa, sino por la batería de golpes que ya azotan el sector de la automoción. El primer, evidentemente, el coronavirus, que obligó al fabricante a presentar un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) para la totalidad de la plantilla por la falta de actividad.
«En 2020 trabajaremos de forma muy intensa para afrontar los retos de nuestro negocio; los efectos del Covid-19 impiden cualquier estimación fiable tanto sobre el impacto en la economía mundial como en los resultados de Seat para el próximo año», advierte Isensee. «En este contexto, la aplicación de medidas para asegurar la liquidez será de máxima importancia mientras siga la crisis. Cuando ésta pase, la prioridad será retomar lo antes posible la producción y las ventas con normalidad”, añade.
Pero el coronavirus no es la única nube en el horizonte de la filial de Volkswagen AG –que también engloba a Volkswagen, Audi, Porsche y Skoda–. Para 2020, la Unión Europea exigirá un duro recorte de las emisiones a las marcas que, añadido a las nuevas tendencias de movilidad, suma tensión al futuro de los fabricantes de automóviles. Queda por ver también el efecto del brexit a la comercialización de vehículos en el Reino Unido y las nuevas leyes para la fabricación de coches en Argelia, donde Seat tiene una planta.
La empresa ya comenzó a prepararse para el futuro incierto. Además del ERTE para toda la plantilla, la compañía abortó su entrada en China y no formará parte de la joint venture JAC Volkswagen.