Indra echó al hijo de Jordi Pujol tras la salida de Monzón
Fernando Abril-Martorell prescindió de Josep Pujol Ferrusola, director de la oficina de Indra en Miami, para alejar sospechas de una ‘Púnica catalana'
La historia de Indra está plagada de relaciones con gobiernos y fuerzas políticas. Es intrínseco a una de sus principales actividades, la prestación de servicios en procesos electorales, como el recuento. Como apunta la operación Púnica, en ocasiones la tentación pudo ser demasiado intensa y alguno de sus directivos —ya exdirectivos— traspasaron la línea en Madrid.
En Cataluña también hubo sospechas hace casi dos décadas. De hecho, Indra llegó a tener empleado a un hijo del expresidente Jordi Pujol, ahora bajo sospecha por el origen incierto de su fortuna y la presunta financiación ilegal de Convergència a través de numerosas empresas, supuestamente a cambio de contratos públicos.
Como explicó este medio, el actual presidente de Indra, Fernando Abril-Martorell, que sustituyó al imputado Javier Monzón a principios de 2015, cortó lazos con su predecesor y las prácticas que, según lel juez, protagonizaron él y otros directivos de la compañía hasta 2015 para financiar al PP de Madrid.
Abril-Martorell impulsó un nuevo código ético que prohibía relaciones con partidos políticos y las delimitaba para con las administraciones; también prescindió de Javier de Andrés, consejero delegado con Monzón y, dos años más tarde, en 2017, echó a Jesús Vicente Gil Ortega, el responsable del área de procesos electorales, imputado la semana pasada junto con Monzón y la propia Indra.
Estas decisiones las tomó entre 2015 y 2017, aunque ahora han tomado más relevancia por lo que sostiene el juez que cometieron estas personas en connivencia con dirigentes del PPC, entre ellos Esperanza Aguirre y Cristina Cifuentes, expresidentas de la Comunidad de Madrid. Pero hubo más defensetraciones, una de ellas sonada: la de Josep Pujol Ferrusola.
Abril-Martorell y el final de Josep Pujol en Indra
Tras la confesión, al parecer no del todo completa, de Jordi Pujol y el caso 3%, que investiga la presunta financiación ilegal de CDC, de total actualidad, era cuestión de tiempo que las miradas apuntasen hacia Indra. I es que el tercer hijo del expresident era directivo de la multinacional: nada más y nada menos que número uno de la oficina de Miami, a donde ya le mandaron para alejarle de España.
Abril-Martorell presentó a mediados de 2015 un plan estratégico a los accionistas e inversores que incluía el recorte en algunos países, entre ellos Estados Unidos. El presidente de Indra aprovechó el recorte para prescindir de Josep Pujol, cuyo cargo exacto era el de director de desarrollo en EEUU, que salió a final de año. El hijo del expresidente de la Generalitat vivía en Florida desde septiembre de 2014, cuando, de mutuo acuerdo con la compañía, decidieron que era mejor poner tierra —u océano, en este caso— de por medio.
Antes de marcharse a Estados Unidos, Pujol estaba en el departamento de relaciones internacionales de Indra, con tareas de carácter comercial. Pero su carrera en la empresa tecnológica se remonta a 2001, cuando su padre todavía presidía la Generalitat y no había mácula sobre su actividad, aunque los rumores, como el que llevó al Parlament Pasqual Maragall con gran polémica, ya corrían por Barcelona.
Indra compra Europraxis en 2001
En 2001, Indra compró la consultora Europraxis, que tenía a Josep Pujol entre sus socios. Tras esta operación, el segundo de los siete hijos de Jordi Pujol y Marta Ferrusola se incorporó a la multinacional. También dio el salto su socio, Javier Piera, que aspiraba a ser consejero delegado de Indra cuando murió víctima de un infarto en 2009.
Europraxis era una consultora de negocio y estrategia para grandes empresas y contaba con clientes como La Caixa, Telefónica, Repsol, Endesa, Gas Natural, Panrico, Nestlé y Planeta, entre otros. A algunas de estas compañías las ayudó a entrar en mercados latinoamericanos, por lo que era considerado un socio estratégico. Indra la compró por 7.420 millones de pesetas, es decir, 44,6 millones de euros.
Indra mantuvo la marca durante más de diez años, pero a finales de 2013 le cambió el nombre y cerró su central, diluyéndola totalmente dentro de su estructura. Su descenso había empezado algunos años antes, en 2009, tras la muerte de Piera, su verdadero hombre fuerte y valedor. También salieron, en 2013, algunos importantes directivos procedentes de Europraxis, pero no así Josep Pujol Ferrusola, que siguió en Madrid y, posteriormente, en Miami.
Los beneficios de Europraxis para Indra
Indra había comprado Europraxis para potenciar su presencia en el mercado catalán, donde en 2001 solo tenia el 6% de su negocio. Y vaya si lo consiguió. La firma de la compra se llevó a cabo el 5 de abril, y en julio logró un contrato de 13,8 millones para la modernización de su gestión tributaria, como recoge un reportaje de El País publicado en 2002. En diciembre le fue adjudicado otro contrato, de 3,43 millones, para mejorar la regulación del tráfico viario. En menos de un año, triplicó su facturación en Cataluña.
Indra respondió en ese momento a El País que la causa de ese crecimiento, más que los contratos, era “la compra de Europraxis”, y recalcó que no existía relación alguna entre la adquisición de la empresa del hijo de Pujol y los contratos de su gobierno. Pero el aire que flotaba en el ambiente indicaba algo muy distinto.
De eso se dio cuenta, 14 años más tarde, Abril-Martorell. Ya había estallado la Púnica, el caso Pujol y el caso 3% —y muchos otros casos de corrupción en España, pero estos eran los que apuntaban o a directivos de Indra o a la familia Pujol—, por lo que prefirió evitar sospechas y decidió que el estatus de Josep Pujol en la compañía pasara de ser escondido de lujo en Miami a exempleado.