La CEOE se agarra a Nadia Calviño para que frene a Yolanda Díaz
La CEOE marca una línea roja al Ministerio de Trabajo con el rechazo frontal a la propuesta de igualar las condiciones de subcontratados y plantilla propia
La cúpula de la CEOE, la gran patronal española que preside Antonio Garamendi, se mantiene en guardia con todas las políticas económicas que defienden los ministros de Podemos dentro del Gobierno, pero, tras el primer mes y medio de contactos con el ejecutivo de coalición de Pedro Sánchez, cree que hay motivos para confiar en que los ministros socialistas del área económica, especialmente Nadia Calviño y José Luis Escrivá, logren moderar a la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, de Podemos, según explican fuentes patronales.
Garamendi y Díaz han mantenido diversos desencuentros en público en el mes y medio que lleva de ministra. Cuando el primero afirmó que le daban “miedo” las propuestas del Gobierno porque dispararán el gasto, la segunda indicó que “lo que da miedo” es la precariedad de los contratos temporales. Cuando Garamendi apuntó que el incremento del salario mínimo interprofesional acarreará más desempleo, Díaz insistió en que no afectaría. La ministra incluso afeó a la CEOE que se posicionase a favor de la repetición electoral antes que por un gobierno de coalición con Podemos.
Pese a estos choques, Garamendi y Díaz mantienen una relación correcta en lo personal. Otra cosa son sus discrepancias, irreconciliables, en materia laboral.
Fuentes de los órganos de dirección de la CEOE indican que en las negociaciones con el Ministerio de Trabajo han establecido una “línea roja”: no aceptarán la reforma del artículo 42 del Estatuto de los Trabajadores para que, tal como pretende la ministra Díaz, los trabajadores de las subcontratas adquieran las condiciones laborales de la empresa principal.
Estas fuentes patronales indican que han cedido con el salario mínimo interprofesional, que pueden aproximar posiciones con el Gobierno y los sindicatos sobre los convenios pero que, de ninguna manera, se “tragarán” la reforma del artículo 42 para equiparar las condiciones de los trabajadores de las subcontratas a las de la propia plantilla.
La CEOE advierte que, de aplicarse la propuesta de Díaz, repercutirá negativamente en la economía y muchas empresas subcontratadas verán peligrar su continuidad.
Hablar de convenios
La patronal ve más factible alcanzar acuerdos sobre convenios que sobre las subcontratas. El Gobierno defiende que los convenios colectivos vuelvan a tener prioridad sobre los de empresa, así como su prórroga –la llamada “ultraactividad”– una vez caduque el plazo de aplicación. Como mínimo, Garamendi está dispuesto a hablar de convenios, pero no de subcontratación.
La patronal discrepa abiertamente del Gobierno de Pedro Sánchez en política fiscal, que depende de la ministra María Jesús Montero, pero sobre todo de las medidas laborales. Las grandes empresas están dispuestas a concesiones en impuestos a cambio de frenar la contrareforma laboral de Díaz. El discurso de las grandes empresas contra la subidas fiscales se modera a medida de que Calviño desactiva a Podemos.
La ministra de Trabajo ha repetido que derogará la reforma laboral del anterior gobierno popular de Mariano Rajoy con o sin el acuerdo patronal. Ante esta posición de dureza, la CEOE marca “líneas rojas” –como ocurre, por ejemplo, con las subcontratas– y busca el apoyo de otros ministros.
En estos momentos, Calviño y Escrivá se ven como “aliados” a los ojos de muchos empresarios que ocupan una silla en la patronal. “¿Quién nos lo iba a decir?”, reconocen. Consideran que los titulares de Economía y de la Seguridad Social pueden hacer “entrar en razón” a Díaz y a su mentor político, que no es otro que el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias.
Parar a Iglesias
Iglesias sacó pecho con el incremento del salario mínimo profesional hasta los 950 euros, un 5,5% más que se suma al 22,5% de un año antes. No obstante, pese a la oposición de la CEOE, fuentes patronales insisten en que Garamendi salió airoso. No lo consideran el perdedor sino el que paró a Iglesias para que el incremento fuera solo la mitad de lo que pretendía el líder de Podemos.
Nadie niega en la patronal que la adscripción política de Díaz les genera desconfianza. Precisan que esta cautela no es porque la titular de Trabajo sea hija de Suso Díaz, histórico dirigente de CC.OO, ni por su militancia comunista o su liderazgo en Galicia en Común, sino porque es “el brazo y la voz” de Iglesias.
Además, también recibieron con recelo el nombramiento de Joaquín Pérez Rey como secretario de Estado de Trabajo. A este exprofesor de derecho al trabajo de la Universidad de Castilla-La Mancha le consideran afín a Podemos y “demasiado” vinculado a los sindicatos. Un patrono reconoció que están echando “en falta” a la socialista Magdalena Valerio, la antecesora de Díaz: aunque también defendió la contrareforma laboral, la consideran más moderada y dialogante porqué “detrás no tiene a Iglesias”.