Moll se lo piensa con la radio tras la compra de Zeta
El nuevo propietario de 'El Periódico de Catalunya' registra la marca Zeta Radio seis meses después de comprar el grupo
El 19 de abril, Javier Moll, dueño del conglomerado Prensa Ibérica, oficializaba la compra de Grupo Zeta. El dueño de gran parte de ediciones regionales como Levante-EMV o La Nueva España pasaba también a ser propietario de El Periódico de Catalunya y de cabeceras deportivas como el diario Sport. Con pocos cambios anunciados, el también conocido como Rey Midas de la prensa regional parece ahora interesado en el negocio radiofónico.
Grupo Zeta envió el 29 de octubre, la pasada semana, la solicitud para registrar la marca Zeta Radio a través de Grupo Zeta SA, la sociedad cabecera del grupo de medios en la que Moll ya figura como administrador único. Según la documentación consultada, la marca se registra para llevar a cabo «servicios de comunicaciones radiofónicas, emisiones radiofónicas y televisadas y difusión de programas de televisión y radiofónicos», entre otros.
Aunque el mercado radiofónico no es nuevo para Moll, que tiene una emisora en Valencia (Levante 97.7), sí es cierto que Grupo Zeta abandonó hace años el mundo de las ondas. Corría el año 2000 cuando Zeta, entonces todavía propiedad de la familia Asensio, era dueña de emisoras como Onda Corazón, que se dedicaba al mundo del papel couché.
El proyecto nació un año antes cuando la radio Ona Catalana y el Grupo Zeta alcanzaron un acuerdo para operar la primera cadena de radio comercial exclusivamente en lengua catalana. Dicha red estaba integrada por 18 emisoras de frecuencia modulada y otras tres que la Generalitat concedió a la empresa de Antonio Asensio.
Actualmente, en Cataluña, donde está radicado Zeta, el grupo no tiene ninguna licencia radiofónica bajo gestión, de acuerdo a datos consultados en el Consell Audiovisual Català (CAC), encargado en esta materia. Los últimos informes del organismo autonómico en los que se menciona a Zeta tienen más de dos décadas.
Fuentes de Prensa Ibérica fueron preguntadas por Economía Digital, pero evitaron hacer ningún comentario sobre los motivos del registro de la marca Zeta Radio.
El mercado de la radio
Desde el mercado trasladan la impresión de que el aterrizaje de Zeta en el mundo de las ondas no será sencillo ni inmediato. El mercado radiofónico está regulado y tampoco hay constancia de que ningún operador quiera desprenderse de su licencia.
El negocio de la publicidad en la radio, según datos de la consultora Infoadex, creció en el último año en un 3,3%, frente a otros sectores como la prensa en papel, que siguió cayendo ante la menor difusión de los diarios.
Los últimos datos de los principales grupos mediáticos con intereses en el sector lo corroboran. Atresmedia, a través de Europa FM, Melodía FM y Onda Cero, aumentó su facturación en un 0,6%, mientras que Grupo Prisa mostró una mejora de la división de radio en España (Cadena SER, Los 40, Cadena Dial, M80, Radiolé y Máxima FM) en un 6,6%, excluyendo el efecto del Mundial de Fútbol.
También aumentó su facturación Radio Popular, cabecera de la Cadena COPE. El grupo que tiene otras emisoras como Rock FM o Cadena 100 subió sus ingresos en un 6%, según datos de 2018 comunicados oficialmente por la misma empresa.
Los cambios de Moll en Grupo Zeta
Han pasado aproximadamente seis meses desde la llegada de Moll a Grupo Zeta. El hombre que se impuso al empresario catalán Jaume Roures, quien apuntó a la intervención de «fuerzas oscuras» en la venta del grupo mediático, tiene un perfil discreto y es por eso por lo que no ha emprendido cambios bruscos en las cabeceras.
Los primeros cambios en Zeta llegaron en El Periódico de Catalunya, el buque insignia. La compañía eligió a Anna Cristeto (Santa Coloma de Farners, 1978) como nueva directora de la cabecera catalana. La periodista llegó desde la agencia Europa Press en Cataluña, donde era delegada, para sustituir a Enric Hernández, quien aterrizó poco después en Radio Televisión Española (RTVE).
Las siguientes decisiones de los Moll fueron la creación de un Comité Editorial presidido por Joan Tapia y la llegada de Fèlix Noguera, hombre de la casa que pasó a ser gerente general de El Periódico de Catalunya.
Entre los últimos movimientos que han salido a la luz están los cambios en la sección de revistas, tal y como adelantó este medio. Grupo Zeta prescindió de la cúpula de la revista del corazón Cuore, que llevaba años de malos resultados de difusión, de acuerdo a datos del EGM.
Distintas fuentes conocedoras explicaron que los despidos afectaron a los principales responsables de Cuore y de la otra revista del corazón del grupo, Rumore. Los afectados fueron el director del área de revistas del corazón de la editorial, Álvaro García; la subdirectora de la misma área, Patricia Núñez; la redactora jefe de Cuore, María Alba, y la jefa de maquetación de Cuore y Rumore.
A la altura de Prisa y Unidad Editorial
La nueva Prensa Ibérica ha afianzado su liderazgo en el segmento de la prensa regional y local en España tras comprar Zeta. Es ya «el segundo operador a nivel nacional» de prensa diaria impresa de información general, con una cuota de volumen del 16,31%, según el análisis de mercado que figura en la resolución de la CNMC que dio el visto bueno a la operación. Traducido en impacto: 2,2 millones de lectores diarios y 25 millones de usuarios al mes en Internet.
Para el grupo, según explicaron en su momento, la suma de Grupo Zeta sitúa a los diarios de Prensa Ibérica por delante de Prisa (El País), Unidad Editorial (El Mundo) y Godó (La Vanguardia), y solo por detrás de Vocento (ABC y sus periódicos regionales). Y es que la operación supuso sumar 25 cabeceras impresas y digitales (El Periódico de Aragón, El Periódico de Extremadura o La Crónica de Badajoz, entre otros) en once comunidades autónomas, así como una docena de revistas.
Todo ello ha llevado a Moll a amasar un patrimonio superior a los 450 millones, según rankings especializados como el que cada año elabora el diario El Mundo. A ello han contribuido los negocios fuera de la industria editorial. Un ejemplo es Terra Moll Baleares SL, ligado al negocio vitivinícola, y otro es la clínica barcelonesa Corachan.