Roures se recrea en su guerra con Prisa
El empresario catalán lleva a los tribunales a 'El País' por sus informaciones sobre el 1-O que hacían referencia a Mediapro
El empresario Jaume Roures es un hombre que, en ocasiones, ha definido a su grupo Mediapro como un bulldog por su intensidad al amarrar algo que ha mordido y no quiere soltar. Es el ejemplo que ha utilizado, sobre todo, para explicar su pique particular con el grupo Prisa, con quien está enfrentado desde hace años por la guerra del fútbol.
El Juzgado de Primera Instancia nº 29 de Barcelona dio muestra el pasado mes de septiembre de la particular relación que siguen viviendo empresario y periódico. Mediapro llevó a El País, medio de referencia de Prisa, ante los tribunales para solicitar una rectificación de una información sobre el grupo audiovisual, sus filiales y el press center que organizó con motivo de la celebración del referéndum del 1-O en Cataluña.
El objetivo de Mediapro, según la documentación consultada, era que El País matizara dos simples detalles de su información reflejada en el artículo Hacienda estrecha el cerco a TV3 en sus pesquisas por el 1-0.
Lo sucedido no pasaría de anecdótico si no fuera porque no es la primera vez que Roures lleva al diario El País a los tribunales. De hecho, la Audiencia Provincial de Madrid ya paró los pies a Mediapro unos meses antes, en enero, cuando la compañía intentó sin éxito rectificar otra noticia de 2017 del mismo diario firmada por dos periodistas, entre ellos David Alandete, entonces director adjunto.
Pero el caso más sonado fue en el que Roures se querelló por una información que le acusaba de ocultar parte de la fortuna empresarial en jurisdicciones opacas. Bajo el título Roures posee 250 millones en 150 cuentas, un tercio en paraísos fiscales, el diario señalaba al empresario catalán de tener dinero «en paraísos fiscales y centros financieros offshore (territorios con una tributación privilegiada) como las Islas Caimán, Singapur, Suiza, Liechtenstein o Gibraltar, en los cuales acumula unos 75 millones».
La reacción del propio Roures fue inmediata. Convocaba el 14 de diciembre una rueda de prensa en un hotel de Madrid para explicar que la información era falsa y anunciaba que se querellaba contra el grupo presidido entonces por Juan Luis Cebrián, a quien siempre acusó de querer dañarle. «Los métodos que aprendió el amigo Cebrián cerca de Sicilia ya no valen», declaró ante los presentes, a quienes contó que ya llevaba ganados cerca de 15 rectificaciones de información contra El País.
Unos años después, los tribunales declararon ganador a Mediapro. Roures no posee 250 millones en 150 cuentas, ni en paraísos fiscales, tuvo que publicar El País en un artículo de su web que está disponible.
El País, no obstante, publicó meses después, en marzo de este año, que la Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de Madrid había confirmado «el sobreseimiento» por lo que respectaba a un supuesto delito «de injurias y calumnias» como consecuencia de esta información publicada.
La guerra del fútbol, el origen
Para encontrar el origen de las malas relaciones entre Prisa y Mediapro hay que echar la vista atrás y llegar hasta el 2007, hace ya más de una década. Ese año Mediapro y Audiovisual Sport, una compañía participada por Sogecable, filial de Prisa, iniciarían la que sería bautizada como la segunda guerra del fútbol.
Audiovisual Sport, participada por TV3 y Telefónica, demandó a Mediapro en julio por los daños causados desde el inicio de la temporada futbolística 2006/2007 hasta el mes de febrero de 2008 por, a su juicio, incumplir el contrato alcanzado para la explotación de los derechos del fútbol en televisión.
El grupo audiovisual catalán había negociado unilateralmente la firma de un acuerdo con 21 clubes de fútbol, cuatro de Primera y 17 de Segunda División, que le aseguraban la comercialización de sus derechos de emisión para televisión durante cinco años, a partir de la temporada 2009-2010, y que después daría en abierto a través de La Sexta.
Prisa, ante lo sucedido, consideraba que Mediapro, junto a la autonómica catalana y Sogecable, ya habían dejado claro cuáles eran las fórmulas de comercialización del fútbol en todos los sistemas: abierto, pago y pago por visión.
Las consecuencias de la guerra del fútbol llevaron a Mediapro al concurso de acreedores
Aquel capituló movilizó incluso a la clase política, con declaraciones de representantes como el expresidente socialista Felipe González, quien animaba a enterrar el hacha de guerra. «Me preocupa el fuego amigo», declaró en clara alusión a que los dos grupos mediáticos, representados en aquel momento por La Sexta y Cuatro, recién llegadas a la TDT, tenían una línea editorial similar en España.
¿El final?
El conflicto llegó a los tribunales. El grupo de comunicación de El País, entonces con Cebrián a la cabeza, salió vencedor en una primera resolución. Un juzgado de Madrid estimó la demanda de Audiovisual Sport y condenó a Mediapro a indemnizar con 97 millones de euros.
Este golpe económico y su impacto inmediato deterioró la situación económica del grupo de Roures y fue uno de los factores que llevó a Mediapro a estar al borde de la quiebra. La productora se declaró en concurso de acreedores y enfrentó una dura etapa en su lucha por sobrevivir.
Con el paso de los años, tras recurrir el fallo ante la justicia, la situación cambió y todo se puso de para Roures. Primero fue en enero de 2015, cuando la Sala de lo Civil del Tribunal Supremo, por unanimidad de los cinco magistrados, dictó sentencia a favor de Mediapro. La segunda instancia judicial en pronunciarse fue la Audiencia Provincial de Madrid, que condenó a Prisa a pagar una indemnización por daños de 51 millones de euros.
La primera resolución fue celebrada públicamente por Roures, que en una rueda de prensa explicó visiblemente emocionado cómo había vivido todo el proceso judicial [minuto 7:50 del vídeo]. «Dijimos que no pasarían por encima de nosotros y aquí estamos. Hemos pasado estos siete años y media en la más absoluta soledad», explicó durante un evento en el que se sucedían informaciones que El País había ido publicando sobre él durante el conflicto empresarial.
Las heridas de este enfrentamiento, pese a todo el tiempo que ha pasado, todavía están abiertas. No hay más que ver las cuentas del grupo Prisa de enero a septiembre, cuya provisión extraordinaria de 51 millones para pagar a Roures ha agrietado el resultado de este último trimestre y ha llevado al grupo a cerrar con pérdidas.