Mas-Colell gastará más en alquileres de lo que ha ingresado vendiendo edificios
El conseller ha recaudado 596 millones desde 2012 al desprenderse de 38 edificios, pero entre alquileres comprometidos y el pago de censos, el coste final puede superar los 600 millones
El Govern ha hecho el negocio de Roberto y las cabras con las ventas de edificios. El plan de Artur Mas y Andreu Mas-Colell para conseguir dinero era desesperado. Las arcas de la Generalitat estaban vacías y, para llenarlas, el conseller de Economia se lanzó al mercado inmobiliario en muy mal momento y empezó a vender patrimonio. Pero el plan tenía sus lagunas: el Govern terminará pagando más de lo que ha ingresado entre alquileres y cancelación de censos.
Esta semana ha finalizado el plazo para vender los dos últimos lotes sacados a la venta por Mas-Colell: el edificio de la Bolsa de Barcelona y los dos edificios de la conselleria de Empresa i Ocupació (la Torre Muñoz, en Paseo de Gracia, y otro edificio en la calle Sepúlveda). A pesar de cerrar la venta de este segundo paquete en junio, finalmente el Govern dio marcha atrás y revocó la venta a Nadlan BCN.
Con el fin frustrado de esta venta, que debía aportar 63,6 millones de euros de los que finalmente solo entraron 15,9 (la garantía aportada por Nadlan BCN en la firma), el Govern ha dado por terminada la venta de edificios… hasta nuevo aviso. Mas-Colell, ahora en funciones, deja para el próximo ejecutivo la decisión de reanudar esta venta, así como la de la Bolsa y las que puedan surgir, o dejarlo aquí.
38 edificios vendidos
El balance de estos tres años vendiendo patrimonio lo dice todo: 38 edificios vendidos, por los que se han ingresado 580 millones, a los que hay que sumar los 15,9 de garantía del lote de los edificios de Empresa i Ocupació. En total, 596 millones en ventas de edificios, en muchos casos con descuento y a precios inferiores a los que se compraron.
Algunos se adquirieron en época de Tripartito, cuando los precios inmobiliarios estaban en máximos y se aprovechó una buena situación de tesorería para invertir en patrimonio. Por ejemplo, la sede del Memorial Democràtic, en la Vía Laietana barcelonesa, que se compró por 15 millones y, unos años más tarde, CiU la vendió por 11,9 millones, o la Casa Burés, por la que se pagaron 24 millones, que se vendió por 18,8 millones.
Unos 596 millones que no son netos
Pero los 596 millones ingresados con las ventas no son netos. El Govern ha tenido que cancelar censos enfitéuticos en algunos casos, por valor de más de 28 millones. Aun así, éste no es el gasto más importante que debe asumir la Generalitat. La venta de edificios era, en muchos casos, pan para hoy y hambre para mañana, ya que el Govern se quedaba pagando alquileres que terminaban por dar al traste con los beneficios de la venta.
En total, el Govern pactó quedarse como inquilino en 31 de los edificios que vendió, pagando un alquiler de 33,7 millones al año, dato que no contempla el alquiler de la sede de la conselleria de Territori porqué no transcendió, aunque fue una de las más cuantiosas.
Teniendo en cuenta los años de alquiler pactados en cada uno de los casos, el gasto total en alquileres asciende a 572 millones de euros, a los que habría que sumar los veinte años de alquiler de Territori. En total, cerca de 600 millones, mientras que se ingresaron 596, que quedarían en 569 sin los censos enfitéuticos.
Buen negocio para los compradores
El mal momento del sector inmobiliario hizo que el Govern pactara alquileres que garantizaban a los compradores recuperar la inversión, en algunos casos, en poco más de diez años. De otra manera, no hubiese encontrado comprador, como pasó con los dos últimos lotes. Y si el inversor recuperaba y ganaba dinero, quien lo perdía era la Generalitat.
Como ejemplo, uno de los grandes lotes, uno de 13 edificios, se vendió a Axa por 172 millones. Sin embargo, el alquiler sumaba 16,3 millones al año, es decir, recuperable en poco más de diez años, cuando el acuerdo incluía que el Govern puede estar veinte años en estos edificios.