Hevia y Ferrer van a Alemania a cerrar la venta de Freixenet
Enrique Hevia, presidente de Freixenet, y Pedro Ferrer se reúnen en Frankfurt con Henkell a pocas horas del consejo de administración del líder del cava
Wiesbaden. En esta localidad alemana situada a escasos kilómetros de Frankfurt se ultimaban este jueves los detalles de la venta de Freixenet al grupo Henkell. Hogar del conglomerado alemán, la ciudad de apenas 270.000 habitantes albergó las últimas reuniones de Enrique Hevia y Pedro Ferrer con la cúpula del grupo alimentario apenas un día antes de que el líder del cava celebre su consejo de administración.
Los dos ejecutivos llegaron el miércoles a orillas del río Rin y tras dos días de conversaciones regresaron a Barcelona el jueves por la tarde en un vuelo operado por Lufthansa. Fuentes del sector explican a Economía Digital que ambos expresaron los puntos de vista existentes en la compañía: Hevia representó al 50,7% vendedor y Ferrer al 49,3% con que se mantendrá en el accionariado.
La operación deberá ser sometida a la aprobación del consejo de administración y podría tramitarse incluso en el de este viernes. Preguntado por este medio, un portavoz de Henkell declinó realizar más comentarios por “motivos de confidencialidad”. En las cavas de Sant Sadurní se da por hecho que la multinacional tomará el control en mayo, con el comienzo del ejercicio 2018/2019.
La venta será sometida al consejo tras las auditorías encargadas por Freixenet y Henkell
De este modo, el culebrón que ha protagonizado Freixenet estos últimos dos años se encamina hacia su fin. La operación se cerrará con la venta del 29% de la familia Hevia y un 22% del paquete de los Bonet –sólo José Luis Bonet, copresidente, se quedará–. Los Ferrer mantendrán su 42%.
La venta valorará Freixenet en algo más de 500 millones de euros después de dos auditorías elaboradas por KPMG, en representación de Henkell, y Deloitte, por la firma catalana. A lo largo del otoño, analistas de ambas empresas recorrieron las bodegas y viñedos del grupo con tal de fijar el precio del líder del cava. Una segunda batida tras la primera due dillgence que el grupo alemán ya inició en 2016.
Sin embargo, las divisiones familiares frenaron entonces la operación. Los Bonet estaban enfrentados y los Ferrer luchaban para encontrar la financiación necesaria para comprar el 29% de los Hevia. Ni los descuentos ofrecidos por el resto de la saga catalana sirvieron para que la rama liderada por José Ferrer y su hijo Pedro obtuviera el dinero necesario.
De consejo en consejo desde 2016
Desde 2016 se sucedieron las reuniones para abordar la transacción. El primero estaba previsto para el 30 de marzo, pero la muerte de Carmen Ferrer Sala, hija de los fundadores y madre de Enrique Hevia, obligó a aplazarlo cuando todos los miembros de la familia ya se encontraban en Sant Sadurní.
La siguiente jornada decisiva fue el 14 de diciembre. Cansados de la indefinición, los Hevia apartaron a los Ferrer del mando. El truco de Enrique Hevia fue nombrar una comisión directiva formada por tres miembros, uno de cada rama familiar: Pedro Ferrer, el consejero delegado, Enrique Hevia, entonces vicepresidente, y Eudaldo Bonet. No obstante, el apoyo de los Bonet sirvió para alzarlo como presidente ejecutivo y otorgarle el poder real, en detrimento de los Ferrer, que por primera vez en la historia de las bodegas, perdieron el mando.
Ventas estancadas, beneficios disparados
El nuevo órgano de gestión exprimió los números de la empresa. En el ejercicio 2016/2017 la firma multiplicó por cuatro los beneficios, que saltaron desde los 2,39 millones a los 8,4 millones de euros. Además, aprobó el pago de 5,87 millones de euros de dividendos tras dos años de contención.
Sin embargo, las ventas se mantuvieron estancadas con unos ingresos de 535,1 millones de euros, apenas el 1,1% más que los 529 millones de euros del año anterior. Freixenet espera que los canales de distribución de Henkell –filial del gigante Dr. Oetker– disparen los números.