Endesa se endeuda en 24.000 millones en ocho aƱos para pagar a Enel

Endesa incrementa su deuda en casi 1.500 millones en 2018 para dividendos, una prĆ”ctica habitual desde que Enel comprĆ³ la elĆ©ctrica espaƱola

El consejero delegado de Enel, propietaria de Endesa, Francesco Starace. EFE/Sebastian Silva

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Endesa cerró 2018 con una ligera caída del beneficio y, como en los últimos ejercicios, incrementó su deuda. Lo que impactó en su pasivo fue el pago de dividendos, que engordó en 1.470 millones su endeudamiento. Por ello, y pese a la reducción de su flujo de caja, la deuda neta de la energética creció de 4.985 a 5.770 millones. En los últimos ocho años, la deuda que se ha dedicado a dividendo supera los 24.000 millones de euros.

Si bien el pasivo respecto a ebitda sigue por debajo de dos —en concreto, subió de 1,4 a 1,6 veces el ebitda—, lo cierto es que las deudas altas se relacionan o bien a empresas en crecimiento, que buscan financiación para invertir y salir de compras, o a empresas en problemas, que necesitan financiar sus sobrecostes. Endesa no es ni lo primero ni lo segundo. Lo que explica su deuda es el hambre de su primer accionista.

La multinacional italiana Enel, propietaria del 70% de Endesa, inició una política de maximización de los beneficios y los dividendos y minimización de las inversiones. La compañía española se ha caracterizado en los últimos años por dar el mejor dividendo del sector en Europa, con un pay out —porcentaje del dividendo que dedica a remunerar a los accionistas— sistemáticamente del 100%.

En los últimos años, Endesa se ha endeudado en 24.400 millones para premiar a sus accionistas, principalmente Enel

Así, en la última década, Enel ha recuperado ya 26.000 millones de la compra de Endesa a través de dividendos. Echando un ojo a las cuentas anuales de la eléctrica que preside todavía Borja Prado, la cifra de lo que se ha llegado a endeudar para premiar a sus accionistas es muy elevada: 24.434 millones desde 2011. Huelga recordar que el 70% de ese premio a los accionistas va para Enel, empresa que decide el dividendo.

De forma sistemática, en los últimos años Endesa va engordando su deuda para repartir el 100% del beneficio. Si bien es cierto que al año siguiente suele generarse caja por el propio beneficio, lo que se destina de caja a reducir el pasivo nunca es tan alto como la nueva deuda para dividendo. El año récord fue el 2014, con 16.194 millones para dividendo ordinario y extraordinario a cargo del pasivo.

Lo que pasó ese año es digno de mención. Endesa vendió su participación en Enersis y su negocio en Latinoamérica a la propia Enel por 8.250 millones de euros. La eléctrica española destinó buena parte de estos ingresos a reducir deuda, pero a su vez, se endeudó para pagar el macrodividendo a Enel y sus accionistas. Es decir que Enel se quedó con los activos de Endesa en Latinoamérica y se llevó buena parte los beneficios de la operación.

La falta de apuesta de Enel por España

Junto con los macrodividendos, precisamente la enajenación de activos es otro de los puntos negros de la gestión de Enel, y de Borja Prado, en Endesa. La compañía italiana que dirige Francesco Starace no solo compró los activos en Latinoamérica, con mayor potencial de crecimiento que España, sino que también segregó las renovables, que integró en Enel Green Power.

Además, limitó la capacidad de inversión de Endesa. Aunque la empresa española ha podido optar al concurso de renovables que se celebró en 2018 en España, ha abandonado posibles inversiones en el extranjero. Los sindicatos han protestado contra esta política, e incluso el ex ministro de Energía Álvaro Nadal expresó públicamente su enfado con la falta de inversiones y de apuesta por España de Enel.

Endesa cerró 2018 con un beneficio neto de 1.417 millones de euros, el 3% menos que en el año anterior. Con los ingresos prácticamente estancados, lo que redujo sus ganancias fue la dotación de pérdidas por deterioro de 158 millones derivada del cierre de la central térmica de Es Murtear, en Alcudia (Mallorca).

Xavier Alegret

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