Guía para jugar: más calle, familia y amigos y menos pantallas
El Instituto Tecnológico del Producto Infantil y Ocio (AIJU) establece junto con el IVACE las pautas para evitar la obesidad y la depresión en niños y adolescentes
La forma de relacionarse que tienen los niños y los adolescentes repercute en su salud físíca y mental. La idea sobre la bondad que tiene que un niño juege en la calle y/o que lo haga con su familia y amigos está por encima de la recurrente y silenciosa opción de ceder en el uso de la pantalla. La creencia obtiene ahora respaldo científico con la guía de juguetes realizada, gracias al respaldo de IVACE, por el Instituto Tecnológico del Producto Infantil y Ocio (AIJU), miembro de la Red de Institutos Tecnológicos de la Comunidad Valenciana (Redit).
El primer dato crítico es el tiempo. El uso de la pantallas puede alcanzar los 120 minutos en las edades de 10 a 12 años, un límite casí cumplido ya que la media es de dos horas y trece minutos. En las edades 7 a 9 años se recomienda 60 minutos pero la media es de una hora y 50 minutos mientras que en segundo ciclo de infantil, de 4 a 6 años, el límite científico está en 30 minutos y lo habitual es una hora y 41 minutos. Hasta los 3 años no se debe incluir pantallas (y así ocurre con el 16% de los niños) aunque la media es de una hora y dos minutos. La media está en una hora y 41 minutos, lo que supone 6 minutos más que en 2019, antes del Covid.
Sin embargo, la media de deporte diario sí que se cumple de manera general. La recomendación es una hora diaria y la realidad oscila entre la hora y 12 minutos y la hora y 20 minutos. Similar es el resultado del juego al aire libre, donde también se recomienda 60 minutos al día, cuestión que se cumple por exceso de 19 minutos en los niños de 1 a 3 años mientras que en las edades de 10 a 12 años faltan ocho minutos al día.
Según el estudio de la Guía de Aiju financiada por IVACE, los aspectos que contribuyen al bienestar infantil son en un 98% jugar al aire libre o un parque y en un 97% tanto el juego en familia como el juego con amigos/as. En el otro extremo, jugar con videoconsolas obtiene sólo un 10% mientras jugar con el móvil o la tablet, un 11%.
La guía de Aiju, que es la única existente en el contexto español avalada por instituciones de consumo y basada en criterios de calidad, ya que en ella sólo pueden ser recomendados productos que superen una serie de estudios pedagógicos y de adecuación al uso que incluyen pruebas con usuarios, ofrece claras advertencias sobre el riesgo que tiene desatender las necesidades de juego en la infancia.
«Está demostrado que el juego es fundamental para el correcto desarrollo de las niñas y niños, actuando como una gran herramienta de prevención de muchas de las enfermedades físicas y mentales que están en auge en la etapa adulta y adolescencia, como clara consecuencia de una evolución hacia un estilo de vida con un déficit del tiempo de juego y un aumento del tiempo de exposición frente a las pantallas», explica la guía.
Pablo Busó, coordinador del departamento de investigación infantil y pedagogía de AIJU, explica a Economía Digital que la falta de juego al aire libre está relacionada con un aumento del Índice de masa corporal (IMC) hasta niveles de sobrepeso en niños y niñas e incluso con la miopía y, un tiempo excesivo de pantallas, se asocia a comportamientos de agresividad, déficit de atención, e hiperactividad, así como con peor función ejecutiva, desarrollo cognitivo y obesidad.
Sobre el uso de la tecnología, Pablo Busó indica: «Una cosa es limitar y otra prohibir. La tecnología no es mal sino que hay que hacer un uso responsable de la misma y adquirir las capacidades tecnológicas». En este sentido, el experto indica que el desarrollo evolutivo de un niño necesita de «juego variado» y por eso se habla de tiempo mínimo de estar al aire libre y de tiempo máximo de pantallas.
Uno de los aspectos críticos según el especialista de Aiju es dejar libertad a los niños para que puedan imaginar. «Los niños están acostumbrados a que les digan lo que tienen que hacer. Los juegos ahora son demasiados dirigidos. Es bueno que los adultos no les digan a los niños lo que tienen que hacer sino que negocien entre ellos cómo jugar», apunta.
A lo que añade: «Lo que hay que hacer es dar tiempo y espacio para que los niños jueguen solos y replantearnos si les estamos limitando el espacio para llenar su ocio si prohibimos ir en bicicleta o jugar en zonas comunes o plazas».
Guia de AIJU
Para facilitar su localización y consulta, los juguetes recomendados en esta guía se han clasificado por temáticas, teniendo en cuenta los diferentes insights y los aspectos psicopedagógicos que desarrollan y dentro de cada bloque por edad. Además, como novedad, esta edición incluye una introducción de categoría con una ficha que aporta los datos sobre dónde, cómo, con quién o a qué juegan los niños y niñas.
Asimismo, según el director de AIJU, Manuel Aragonés, “la selección de los productos que aparecen en esta Guía forma parte de un largo proceso de observación, análisis y valoración que se coordina desde AIJU y pretende ser un instrumento de ayuda al consumidor, contando con la observación y valoración de esos juguetes por ludotecarios, educadores, psicólogos, pedagogos y expertos en juego infantil, analizando y sintetizando toda la información desde el punto de vista experto, familiar y evolutivo del propio niño/a».
Por su parte, el director general de AEFJ, José Antonio Pastor, ha destacado que esta nueva edición de la guía “constituye una valiosa herramienta para orientar a padres, profesores y educadores en general en la difícil tarea de seleccionar los juguetes adecuados para cada niño, pues no solo proporciona información sobre los beneficios y áreas de desarrollo que potencia cada uno sino que va más allá al definir los valores que estimulan y que están alineados con los principios de sostenibilidad, integración y diversidad con los que los juguetes se comprometen en la consecución de un mundo mejor”.