Maite Bacete, una de las expertas en el chip más importantes en España

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Mayte Bacete, directora general de MaxLinear Hispania y presidenta del Valencia Silicon Cluster, destaca la importancia de que el Gobierno y administraciones como la valenciana se impliquen más en la aceleración del Perte Chip. Un proyecto que, aunque cuenta con un presupuesto de 12.500 millones de euros, avanza con demasiada lentitud y corre el riesgo de quedarse a medio camino si no se destinan más recursos a su ejecución. Según Bacete, la Generalitat Valenciana y el gobierno central deben poner mayor énfasis en la atracción de talento y el desarrollo de infraestructuras necesarias para que el ecosistema valenciano de semiconductores continúe siendo un referente en innovación.

En la actualidad, Valencia se posiciona como un hub estratégico para el desarrollo de tecnologías de comunicación y semiconductores, impulsado por la reciente creación de cátedras en microelectrónica y fotónica en universidades valencianas. Sin embargo, Bacete subraya que quedan desafíos por superar, como la falta de suelo industrial y la necesidad de medidas fiscales más atractivas que fomenten nuevas inversiones en el sector.

El Perte Chip ha sido una de las iniciativas más ambiciosas del Gobierno para impulsar la industria de los semiconductores. ¿Cuál es el estado actual del proyecto?

Efectivamente, el Perte Chip es una de las apuestas más grandes y ambiciosas de nuestro país, con una dotación de 12.250 millones de euros. Sin embargo, el avance ha sido más lento de lo que todos esperábamos. A día de hoy, solamente se han ejecutado entre 500 y 600 millones de euros, que es menos de un 5% y claramente insuficiente para un proyecto de esta magnitud. Este retraso es preocupante porque estamos en un sector tremendamente competitivo, donde cada año que pasa sin avances significativos es un año perdido frente a otros países que ya están destinando ingentes cantidades de recursos a esta industria.

¿Cuáles considera que son las principales razones de esta lentitud en la ejecución del Perte Chip?

Hay varios factores en juego. Uno de los principales problemas es la falta de recursos humanos dedicados exclusivamente a la gestión del proyecto. Estamos hablando de un plan monumental que requiere un equipo amplio y especializado que pueda gestionar eficazmente los diferentes aspectos, desde la financiación hasta la relación con las empresas y universidades. Por el momento, los recursos humanos destinados a esto son insuficientes. Además, hay una gran cantidad de trámites burocráticos que ralentizan la implementación de iniciativas ambiciosas. Si queremos que este Perte sea un éxito, es crucial que se asignen más personas a este proyecto y que se simplifiquen los procedimientos para evitar cuellos de botella.

Con la llegada de Carlos Mazón y su mensaje de simplificación, ¿qué expectativas tiene en cuanto el apoyo del gobierno autonómico?

Aunque el gobierno de Carlos Mazón lleva relativamente poco tiempo, es fundamental que se impliquen más activamente en ayudar el sector del chip y, en general, el desarrollo tecnológico en la Comunitat Valenciana. La Generalitat debería establecer un plan concreto para apoyar a las empresas tecnológicas que ya están aquí, proporcionando recursos dedicados y asegurando que haya presupuestos específicos para su crecimiento y expansión.

También es importante que se ofrezcan incentivos fiscales atractivos para que más empresas quieran instalarse en la región, y que se agilicen todos los trámites burocráticos que hoy en día nos frenan a la hora de desarrollar proyectos. Una parte importante es que ya tenemos una masa crítica importante y eso nos permitiría llevar proyectos muy ambiciosos. Por ejemplo, nosotros estamos desarrollando la nueva generación del Wifi y tener el respaldo institucional es clave.

¿Cómo ve el ecosistema de innovación en esta región? ¿Cuáles son sus fortalezas y sus principales desafíos?

La Comunitat Valenciana tiene un enorme potencial como hub tecnológico. En primer lugar, el talento local es una de nuestras grandes fortalezas. Las universidades de la región están formando a una nueva generación de ingenieros y expertos en microelectrónica y fotónica, lo cual es esencial para mantener una base de conocimiento sólida en la industria de los semiconductores. En este sentido, contar con cátedras especializadas es un activo clave que genera un flujo constante de talento y que se quiera quedar.

No obstante, también enfrentamos desafíos importantes. Uno de los principales obstáculos es la falta de suelo industrial adecuado para atraer a nuevas empresas tecnológicas o para expandir las que ya están aquí. Además, las condiciones para la instalación de nuevas infraestructuras deben mejorar. Si realmente queremos atraer inversión extranjera y fomentar la creación de un ecosistema robusto, las administraciones deben facilitar estos procesos. No basta con tener talento; necesitamos un entorno favorable para que las empresas puedan crecer y prosperar.

¿Qué le parece el nuevo plan de reindustrialización que han presentado recientemente?

Lo que han propuesta en el plan son pilares que nosotros defendemos totalmente. La verdad es que ya dieron un paso adelante muy importante con su participación en la ESRA, que es la asociación europea de semiconductores a nivel regional. Ahora lo que falta es aterrizarlo en acciones específicas. Sería muy bueno también darle visibilidad fuera de la región y que se ayude a que otras empresas se fijen en nosotros.

También es importante crear espacios para las empresas que están creciendo, como espacios de oficinas o laboratorios. Es clave que se estudien posibles emplazamientos y creo que si se liberaliza suelo como han anunciado, el siguiente paso es facilitar al máximo el proceso de instalación de una empresa. Ayudarles con el proyecto desde cero.

En cuanto a la competencia internacional, ¿cómo se posiciona Europa y, en particular, España frente a potencias como Estados Unidos o China en un entorno tan agresivo?

La competencia en el sector de los semiconductores es feroz. Estados Unidos y China están a la cabeza, invirtiendo de forma masiva en la creación de nuevas fábricas y en el desarrollo de tecnologías avanzadas. En Europa, y especialmente en España, estamos muy por detrás. La producción de chips en Europa está en torno al 8% del mercado global, mientras que el objetivo que nos hemos marcado es alcanzar el 20%. Este es un reto muy ambicioso y costará conseguir. Entonces, si queremos realmente arañar parte de ese mercado que ellos ya tienen, tenemos que ser incluso más eficientes para abarcar un poco de cuota.

Sin embargo, para alcanzarlo, necesitamos políticas mucho más agresivas y eficaces. Estados Unidos, por ejemplo, ha lanzado el CHIPS Act, con el que están destinando miles de millones a la creación de fábricas. Europa ha empezado a tomar medidas, pero aún estamos en una fase muy inicial y, si no actuamos rápido, corremos el riesgo de quedarnos fuera de juego.

Además, no nos podemos permitir restricciones en los componentes, sino más bien flexibilizar más la producción, sobre todo si luego vamos a estar compitiendo con gigantes que no tienen esas limitaciones. Estamos creándonos nuestros propios problemas.

¿Qué papel puede jugar España en esta carrera?

España tiene el potencial para convertirse en un actor relevante en este sector, pero necesitamos una estrategia clara y un compromiso firme por parte de todas las partes implicadas: empresas, administraciones y universidades. Ya estamos viendo algunos avances, como el Perte Chip, pero como he mencionado antes, su ejecución ha sido más lenta de lo esperado. Si logramos acelerar estos proyectos y crear un entorno favorable para la inversión, podríamos empezar a posicionarnos mejor. Además, contamos con talento altamente cualificado, lo que es una ventaja competitiva importante. No obstante, el reto está en conseguir que ese talento se quede aquí y no se marche a otros países que están mucho más avanzados.

Mencionaba antes el talento local. ¿Cree que se está haciendo lo suficiente para retener y atraer a profesionales especializados en este sector?

Creo que se están dando pasos importantes, pero aún queda mucho por hacer. La formación que se ofrece en nuestras universidades es excelente, y el hecho de que contemos con cátedras especializadas en microelectrónica y fotónica es un gran activo. Sin embargo, uno de los principales problemas es la falta de oportunidades laborales que permitan a los jóvenes quedarse aquí. Necesitamos que las empresas tecnológicas se instalen en la región y ofrezcan empleos de calidad para que nuestros profesionales no tengan que buscar oportunidades fuera de España.

De cara al futuro, ¿cuáles piensa que serán los próximos pasos necesarios para consolidar la industria de chips valenciana?

Los próximos años serán cruciales y ya están habiendo movimientos. Es vital que trabajemos en conjunto, desde las administraciones hasta las empresas y las universidades, para afianzar el crecimiento del sector. Uno de los pasos más importantes que nosotros abogamos sería la creación de un Instituto del Chip Valenciano, un centro dedicado a la investigación y desarrollo de esta tecnología.

Para ello, necesitamos atraer más inversión extranjera y es esencial que la administración ofrezca incentivos y elimine barreras burocráticas. Además, debemos seguir apostando por la formación y la retención de talento local. Si logramos consolidar todo esto, podemos aspirar a convertirnos en un referente.

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Ismael Cirujeda

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