Mazón mantiene los 750.000 € a Confecomerç (CEV) y le quita 200.000 € a Unión Gremial (Compromís)

El Botànic empezó en 2016 dando 30.000 euros a Unión Gremial, nombró a su director general como responsable del comercio autonómico y acabó este año dándole 500.000 euros

Carlos Mazón, presidente de la Generalitat, en la sede la CEV en una reunión de hace un mes.

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Los primeros presupuestos de Carlos Mazón en la Generalitat han supuesto un golpe de timón en el reparto de ayudas directas a las patronales del comercio. La más representativa, Confecomerç, que forma parte de la CEV, mantiene los 750.000 euros de ayuda directa que de manera inalterada ha recibido desde su creación en 2019, tras la unión de las históricas Cecoval y Covaco. Mientras tanto, Unión Gremial, afín a Compromís, ha visto como le han recortado 200.000 euros, ya que la ayuda para 2024 será de 300.000 euros, frente a los 500.000 que tuvo en el último año del Botànic.

La foto fija del presupuesto para 2024 conviene contextualizarla. En el primer presupuesto (2016) del gobierno del Botànic (PSOE, Compromís y Podemos), Unión Gremial era una asociación residual a la cual se le dio una subvención. Fueron 30.000 euros. Entonces, Cecoval y Covaco percibían 135.000 euros cada una. Es decir, la decisión política fue apostar por la asociación más minoritaria y otorgarle el 10% del presupuesto para competir con las dos grandes patronales afines a la CEV, que tenían el 90% del presupuesto, así como la práctica totalidad de la representatividad empresarial.

La apuesta de la izquierda por Unión Gremial se multiplicó por más de ocho con el paso de la primera legislatura del Botànic y para el presupuesto de 2020 se le concedió de manera directa 250.000 euros. En ese periodo, las patronales que forman parte de la CEV, y, por tanto, alineadas con CEOE, se unieron formando Confecomerç y recibiendo 750.000 euros. La ayuda a esta patronal no llega a triplicarse en contraposición del 733% de incremento que tuvo la inyección de fondos a Unión Gremial.

La afinidad de Unión Gremial con Compromís se certifica con el hecho que su gerente, Natxo Costa, se convirtió en director general de comercio y luego subsecretario dentro de la conselleria de Rafael Climent (Compromís) cuando la izquierda tocó poder autonómico. Desde esta cartera de Compromís se implusó y alimentó el crecimiento durante los ocho años de Unión Gremial.

El Botànic empezó en 2016 dando 30.000 euros a Unión Gremial y en la segunda legislatura se empezó con 250.000 euros, llegando a ampliar la ayuda hasta los 500.000 euros. Para las cuentas de 2023, que se redactaron en 2022, se utilizó un informe del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) encargado en 2021.

Tal y como figura en la página web del IVIE, el objetivo del estudio fue «medir la representatividad de las dos principales confederaciones de comercio minorista de la Comunitat Valenciana, que son Unió Gremial y Confecomerç, considerando el número de comercios y asociaciones que incluye cada una, evitando duplicidades, pero también analizando otras variables que pueden ser relevantes sobre el sector y a la hora de distribuir fondos públicos entre las mismas». El informe es privado. No se puede consultar.

Según explican fuentes empresariales próximas a la CEV, el análisis del IVIE no fue seguido íntegramente. «Decían que Confecomerç tenía un 65% de la representatividad, mientras que Unión Gremial suponía el 35%. Con estos datos, decidieron dar el 60% de las ayudas a Confecomerç y el 40% a Unión Gremial». Según el presupuesto de 2023, el comercio se lleva 1.250.000 euros de ayudas directas, de las cuales el 60% (750.000) son para Confecomerç mientras que el 40% (500.000) son para Unión Gremial.

Los empresarios consultados certifican que el objetivo de Compromís era igualar la subvención de Unión Gremial con la que recibe la patronal sectorial que forma parte de la CEV y que, por ello, se buscaron las fórmulas para hinchar la representatividad de los afines a Compromís. «En Confecomerç no se entendía por qué se estaba siendo perjudicada por la conselleria liderada por Compromís y por qué se aumentaba la subvención para Unión Gremial mientras se congelaba la de Confecomerç», apuntan las fuentes empresariales.

Dicho de otra forma: «Unión Gremial no representaba a nada y con los recursos que ha ido recibiendo ha podido crecer de manera inflada». Desde la administración política se habla ahora de «modulación de la subvención», ya que «considerábamos que estaba sobredimensionada».

El movimiento de apoyo desde la izquierda a Unión Gremial está alineado con lo que Economía Digital contó la semana pasada, cuando se acabó el monopolio de CEOE ya que Pedro Sánchez y Yolanda Díaz acordaron meter a la rival Conpymes en el diálogo social. Desde Podemos ya se dejó claro a principios de este año como los empresarios los tienen identificados como enemigos, siendo Juan Roig, presidente de Mercadona, su diana más recurrente. El asalto al diálogo social, que llevo a Sánchez y a Díaz a apartar a patronal y sindicatos de la negociación sobre aspectos tan troncales como la jornada laboral, forma parte de la misma estrategia política.

El paso dado ahora por Carlos Mazón supone, por tanto, dar un cambio de timón a las ayudas que desde la administración autonómica se da a las patronales cuya representatividad puede inflarse o reducirse con la aportación, vía concesión directa, de fondos públicos. El giro en el comercio, sin embargo, no ha venido acompañado por más cambios entre las grandes subvenciones a patronales sectoriales. La del comercio asciende a 750.000 euros pero Ascer, la patronal de la cerámica que aunque con título nacional tiene ámbito focalizado en la provincia de Castellón, continúa recibiendo un millón de euros.

Tal y como ha podido comprobar este periódico en conversación con varios cargos públicos de consellerias como la de Hacienda de Ruth Merino o la de Industria de Nuria Montes, existe una preocupación por el estado anímico de la cerámica. Fuentes empresariales de otros sectores y otras provincias lo resumen en un directo «es que no paran de quejarse» mientras que los comentarios de pasillo en la consellería llevan a un más político «ha habido sensibilidad hacia un sector que mueve Castellón».

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