Mazón levanta las banderas de «autogobierno y solidaridad» que encajan en la oposición
Morant urge a Mazon a cumplir con la ley estatal de vivienda que restrige los precios y a atender la competencia autonómica de la vivienda
La interpretación del himno es el momento más solemne del día de una comunidad autónoma. De lo que se trata es que todo esté en sintonía y en el marco actual de elevada confrontación política este objetivo es complejo. La música y la letra que propuso ayer Carlos Mazón para el 9 d’Octubre, día de la Comunitat Valenciana, sonó bien en PSPV-PSOE y Compromís. Lo de «autogobierno y solidaridad» como concepto no tiene oposición.
Este encaje se basó en que incluyó una buena parte de los items que suenan bien en todas las posiciones políticas y, sobre todo, tachó todo lo que pudiera enfrentar. Ni una palabra gruesa contra Pedro Sánchez. Sí calentó previamente el ambiente Susana Camarero, vicepresidenta y consellera de Servicios Sociales y Vivienda, que tomó la palabra en el acto institucional en su calidad de secretaria del Consell.
Incidió en la «dilatada experiencia de autonomía» donde «el autogobierno y la solidaridad no está peleada» mientras denunciaba la «desigualdad» de «algunos modelos», en referencia al cupo catalán aunque no hizo referencia expresa al mismo. Camarero fue la que más se acercó a la crítica dejando el tono más conciliador al presidente de la Generalitat.
Mazón empezó recordando que su primer 9 d’Octubre como presidente de los valencianos coincidió con los atentados en Israel y que el día de la Comunidad Valenciana está «marcada por la reivindicación de valores como la libertad, la solidaridad y la paz«, lo que completó con que en la jornada de ayer «se entiende que la valencianía es un puente y no un muro, en la que se exhiben nuestras señas de identidad como ejemplos de amor por lo propio y no como odio a lo ajeno».
El discurso en el que mezcló valenciano y castellano tuvo un claro ejemplo de por qué realizó esa alternancia. Fue cuando dijo en valenciano «és el Nou d’Octubre de Borriana, de Sant Vicent del Raspeig i de Carcaixent» seguido del castellano «y también de Segorbe, de Gestalgar y de Villena, del Grao de Castellón, del Cabañal de Valencia y del Raval Roig de Alicante». Mazón incidió en que «hay espacio suficiente para ser y sentirse valenciano en libertad».
El centro del discurso fue: «La defensa de nuestro autogobierno no puede ver agotada su vigencia, y menos en jornadas como las de hoy en la que hay que recordar las décadas de estabilidad, progreso y bienestar que la Constitución de 1978 y el Estatut d’Autonomía de 1982 ya ha proporcionado a todos los valencianos».
Luego se fueron produciendo menciones donde cabe unidad de acción a nivel autonómico. Propuso «dibujar un horizonte de oportunidades». En valenciano, afirmó: «Nuestro autogobierno, el de todos los valencianos, nos lo hemos ganado con una historia, una lengua, una cultura, un pueblo, unas tradiciones, y porque no decirlo, un derecho civil propio que tuvimos y que recuperaremos le pese a quien le pese«.
El segundo paso fue marcar: «La Comunitat Valenciana es una nacionalidad histórica, al mismo nivel que las otras que reconoce nuestra Constitución. No somos una región de segunda, que deba pleitesía a unos u otros o que tenga que pedir permiso -ni disculpas- por desarrollar las competencias que por ley le son propias».
Estos plantemientos no causaron rechazo en la oposición. Diana Morant, ministra de Ciencia y Universidades y secretaria general del PSPV-PSOE, que llegó acompañada del expresidente Joan Lerma (no acudió Ximo Puig, ni Francisco Camps, Eduardo Zapalana o José Luis Olivas, sí Alberto Fabra), encaminó las críticas hacia otro lado. Tildó el discurso de «ficticio» ya que, a su parecer, «ojalá sus palabras y su acción de gobierno se parecieran más», en lo que es un reconocimiento de que las palabras sí gustan aunque no los hechos.
Sobre esa segunda parte, las críticas al discurso basado en el autogobierno de Mazón fueron que el presidente de la Generalitat «tienen que centrarse en los problemas reales de los valencianos y valencianas” y le recordó que “la vivienda, la sanidad y la educación, donde está recortando, son competencia autonómica”.
Desviado del concepto de autogobierno que vertebró el discurso del presidente de la Generalitat, Morant presionó a Mazón para aplique la Ley de Vivienda estatal que permite topar los precios mientras le urgía ejercer su competencia en vivienda igual que censuró lo que denominó «hipocresía fiscal de Mazón» ya que la ministra de Sánchez aseguró que «no se puede pedir más dinero al Gobierno y usarlo para bajarle impuestos a los ricos”
La reacción de Compromís fue similar en la medida de que Joan Baldoví dijo que «habla mucho pero los actos le desmienten un día y otro» aunque el discurso de Mazón sobre el autogobierno, y así lo reconoció, entronca a la perfección con las ideas de Compromís.
La coincidencia no evitó la crítica. «Ha hablado de derecho civil cuando su propio partido vetó e impidió que se recuperara el derecho civil valenciano en la reforma de la Constitución. Ha hablado de financiación, pero su propio partido, ayer mismo en el Senado le vetaba una de sus propuestas como es el fondo de nivelación», afirmó el síndic de Compromís.
Vox continúa en su papel abstracto en el que sigue recordando que fue gobierno y, por tanto, copartícipe sino actor principal de todo logro que se cuente. A la vez es deseosa oposición que anhela que sus votos ganen trascendencia (lo que lo convierte en una especie de oposición con espíritu de querer gobernar tras dejar el gobierno).
Con este punto de partida, el sindic de Vox, José María Llanos, destacó que el discurso de Mazón fue «en positivo» pero «hablando demasiado» de autogobierno.
En resumen, la letra que Mazón propuso coincide con lo que la oposición podría también poner encima de la mesa pero un himno no sólo es la partitura y el texto a cantar. Hay otro factor relevante, que es cómo se interpreta. Es un matiz más complejo que valorar o criticar y tiñe el resultado. A ese detalle bajó Mazón especialmente.
La interpretación de la música corrió a cargo del cuarteto de cuerda de la Orquesta de la Diputación de Alicante y, por sorpresa, la voz fue la de Francisco, cantante censurado por la izquierda. «Es un cambio que tiene muchos significados», explicó Mazón a Economía Digital mientras comentaba cómo su cara había desbordado felicidad mientras sonaba el himno interpretado por Francisco.
Críticas al PP por la excarcelación de presos de ETA
Este objetivo de Mazón no dejó a su partido ayer carente de críticas desde el punto de vista empresarial. Hubo contundente crítica hacia el PP, especialmente hacia los que viven en Madrid, en relación a la aprobación de la modificación legislativa que permite la excarcelación de presos de ETA condendados por asesinatos.
El enfado y la desafección por no haberse dado cuenta de que la enmienda de Sumar tenía ese objetivo fue una crítica recurrente durante la jornada de ayer desde el círculo empresarial hacia el PP. El hecho de que haber votado en contra no hubiera cambiado el resultado no suaviza el descrédito que supone no haber leído, entendido y actuado en consonancia por lo que la reacción fue poco más que agachar la cabeza.