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Marián Cano se brega con el Psoe: Debuta en Corts alineado con la CEV y metiendo prisas al consorcio
La nueva consellera de Innovación, Industria, Comercio y Turismo pregunta a los diputados "quién no ha hecho turismo en el último año", como solía hacer Nuria Montes, y desmonta las acusaciones de descoordinación al recordar como el Botànic desatendía a los sectores productivos
Marián Cano, la que fuera presidenta de la patronal del calzado, era una recién nombrada consellera de Innovación, Industria, Comercio y Turismo en posición de escucha. Así la definen los empresarios y patronales que se han reunido con ella desde su nombramiento (igual que cuando se sentó con Economía Digital) . Ayer llegó el momento de mostrarse por primera vez como política en el hemiciclo y marcar un estilo. En Les Corts, en valenciano, rebatió con diligencia los ataques de la izquierda aprovechando la inocencia de su debut político con la experiencia de su gestión empresarial.
Tras un monótono discurso de una hora en la que respasó todas sus responsabilidades (dejando el argumentario de la Marie Claire que dopó sin curar su enfermedad Manuel Illueca cuando era presidente del IVF antes de llegar al ICO), en la réplica empezó a descubrirse una política con solvencia.
«He pecado de ignorancia y pensaba que no iban a ir al rédito político», lamentó Marián Cano en el inicio de la su primera réplica que fue cogiendo ritmo e interés con el paso de los minutos. El punto álgido lo alcanzó cuando contestó a las críticas del PSOE, que vertió la critica de la «descoordinación de la consellería». Con una mueca interpretable como «¿Qué me estás contando, Botánic?» fue suficiente.
«Tengo un hoja de ruta clara: escuchar«, fue el mantra de su discurso. «Yo estuve dos años en el observatorio de industria y no se convocó. ¿cuándo hablaban ustedes con los sectores?», rebatió. «Lo que los empresarios y los ciudadanos quieren es que el consorcio agilice los pagos y no les oigo hablar de ello», añadió, en lo que supuso una completa alinieación con los criterios de la CEV de Salvador Navarro, que el día anterior había invitado a Marián Cano a vivir su junta directiva desde Paiporta.
Hubo guiños a la continuidad con respecto al status quo de la patronal actual, lo que no es baladí en el momento actual de reestructuración en Alicante y de salida de Luis Martí y de Vicente Nomdedéu de la CEV Castellón. La patronal autonómica, que tiene órganos provinciales, vive momentos convulsos que amenazan el control autonómico.
El recuerdo de Nuria Montes
Oir a Marián Cano decir cuando habla del turismo «señorías, que levante la mano todo aquel que no ha hecho un viaje durante este último año o aquel que no piensa hacer ninguno» es más que significativo. Lo hace porque el equipo de Nuria Montes, anterior consellera del ramo, se mantiene y el discurso sale del mismo teclado.
Y las líneas generales son las mismas porque no sólo son las que decide Mazón si no que no existen cambios en la manera de afrontar las áreas fundamentales. Para los implicados en el tema bastaría con decir «pero». Pero lo dice Marián Cano y no Nuria Montes. El significado de esta frase está claro en Castellón y Alicante aunque en la sede valenciana se prefiera mantener una respuesta hierática no sólo a lo ocurrido sino, sobre todo, a los riesgos que sobrevuelan.
Marián Cano demostró ayer altura política ante la prueba de escaso nivel que presentó el PSOE y Compromís, cuyo diputado se despidió con decoró de la consellera del equipo de Mazón en mitad del debate. Sin haber alcanzado las 13 horas decidió abandonar el hemiciclo sin ni siquiera escuchar la réplica de la consellera a la que había interpelado. Así actua Compromís entre exabruptos y gestos extremos.
Borrado Compromís del hemiciclo, que cada vez se le ve más nervioso por gestionar el número de llamadas al orden que recibe mientras rehuye del arte de la dialética para someterse a la dictadura del zasca enmarcado en un tuit, el PSOE se convitrió en el único rival político. Y el arma utilizada fue lo suficientemente hiriente como para que los de la rosa roja carecieran de respuesta.
«Lo que quieren los afectados es que el consorcio agilice los pagos y no les oigo hablar de ellos«, soltó Marián Cano en una primera ráfaga previa a abordar el tema energético. «Cofrentes debe ser un aliado nuestro», dijo para calentar. «Ribera ha sido cruzar la frontera y tener un sueldo de 424.000 euros y decir que nucleares sí», remató cual si fuera un motor de gasolina que se calienta más rápido que el diésel y no pierde batería con el enfriamiento como el eléctrico.
La hoja de ruta de la conselleria de Innovación, Industria, Comercio y Turismo no ha variado y el repaso a las estrategias a grosso modo parecen intalerables. Y hay guiños de continuidad. Falta conocer cómo se afronta después del parón navideño, que algunos utilizarán patronalmente para rearmarse con el vicio estructural de pensar que el tiempo todo lo cura y que no reconocer los problemas los hace desaparecer.
«Nuestros sectores tienen que competir en igualdad», sentenció. «Sin sosteniblidad económica no hay futuro», remató. » La ley de 30 días para pagar no la tienen los italianos, franceses…», dijo, como si estas palabras no pudieran llegar nunca al entorno de ATA.