Barrachina (PP) borra en 26 días como conseller de Agricultura las críticas que tenía Aguirre (Vox)

AVA y La Unió reconocen a Barrachina como un gestor ágil, entierran las manifestaciones contra la conselleria de Agricultura y se abren a abordar con el PP los problemas del campo

Recibe nuestra newsletter diaria

O síguenos en nuestro  canal de Whatsapp

El 12 de julio, el que era Sindic del PP, Miguel Barrachina, fue elegido como conseller de Agricultura en sustitución de José Luis Aguirre, de Vox, que logró poner a todo el sector agrícola en su contra. La desconexión era evidente. No ha pasado ni un mes y la situación ha cambiado notablemente. Se ha pasado de montar manifestaciones contra el conseller de Vox a realizar reconocimientos positivos al conseller del PP. 

Los motivos de este cambio son la capacidad de gestión y la creación de un equipo operativo, aunque hay un hito que fue el punto de inflexión: La rapidez en enviar camiones con agua para el ganado que se estaba asfixiando. Ahí se convenció al sector de que no sólo había palabras sino también hechos con el nuevo gestor.

“Lo que antes no se podía hacer y había que mirar… ahora está hecho”, resume Carles Peris, de La Unió, en referencia a la falta de agua que tenía la ganadería. «El conseller es agricultor de secano y conoce perfectamente que este año es excepcional. Sus medidas tomadas en dos semanas han evitado el abandono de explotaciones ganaderas», reconoce Cristobal Aguado, presidente de AVA.

El segundo hito diferencial de la política ejecutada por el conseller del PP frente al del Vox tiene al vino como protagonista. Tras varios planes vinícolas en otras comunidades autónomas, de las promesas de actuación no realizadas de Aguirre, se ha pasado a un presupuesto que la conselleria de Barrachina ya ha comprometido.

En referencia a ese presupuesto para poner en valor el vino valenciano, Aguado incide en un detalle: «El dinero lo traerá de donde sea». Peris apunta también en el mismo sentido, porque es lo que ocurrió con el problema de agua. La conclusión que ambos tienen es que si un político quiere hacer algo, lo hace. El político que no está convencido o no sabe cómo se hace autojustifica su inacción con los problemas que no sabe gestionar.

Si un político quiere hacer algo, lo hace. El político que no está convencido o no sabe cómo se hace autojustifica su inacción con los problemas que no sabe gestionar

Sirva como otro ejemplo de esta nueva forma de gestionar, según ha podido conocer Economia Digital, que el expediente por el cual se traslada agua en camiones hasta las explotaciones ganaderas que estan asfixiadas se inició desde el ordenador de Miguel Barrachina con cortes de luz cada 30 minutos. Esto ocurrió aquella tarde porque se realizó en un horario en el que el sistema de la Generalitat no tiene previsto que alguien pueda estar trabajando en la Conselleria de Agricultura y provoca estos cortes de luz. Pero el expediente sí que se podía realizar porque, de hecho, se inició en ese contexto.

Al margen de los detalles de cómo se hizo, en lo que coinciden los agricultores es que el cambio en la conselleria de Agricultura tiene dos puntales muy relevantes. Uno se ejemplifica con el conocimiento del sector que tiene el nuevo secretario autonómico de Agricultura, Vicente Tejedo, y se expande por el resto del equipo que se ha conformado, cuya experiencia les permite solucionar los escollos que la administración tiene. En contraposición a lo ocurrido hasta el cambio de Barrachina por Aguirre, cabe recordar que las consellerias de Vox fueron las últimas en completar sus equipos por la falta de cuadros en sus filas.

El segundo puntal es el propio conseller, Miguel Barrachina, por su condición de histórico dentro del PP, lo que desde el punto de vista de los dirigentes agrícolas es una ventaja para agilizar la gestión. El conocimiento de la administración y el peso que tiene en el PP y junto a Mazón juega a su favor. Y en la Agricultura, como en todos los sectores económicos, gusta tener a un pata negra político dirigiendo los asuntos propios.

El deseo de Vox, que fue su principal problema

El inicio de la historia de la conselleria de Agricultura en manos de Vox durante casi un año y que lleva dirigiendo 26 días Barrachina empieza en la formación del equipo de gobierno de Mazón. Vox pidió la conselleria de Agricultura porque consideró que ahí tenía su granero de votos. Percibían en Vox sintonía con el campo. Mazón, que tiene ligado a la agricultura una de sus principales banderas (la reclamación del agua para Alicante) aceptó con matices. 

José Luis Aguirre fue nombrado conseller de Agricultura, Ganadería y Pesca. Es decir, que no recibió las competencias de Agua, lo que implícitamente suponía una salvaguarda frente a posibles riesgos en este asunto clave. Empezó la legislatura y Vox tuvo escaso protagonismo. 

La llegada de las elecciones europeas unidas a las tractoradas por todo el continente llevó a José Luis Aguirre a empezar a compartir mesa con Ruth Merino, portavoz del Consell, en las ruedas de prensa semanales en las que se da cuenta de los acuerdos del gobierno valenciano. 

El objetivo de la presencia en las ruedas de prensa era vender gestión pero el discurso del conseller descarrilaba hacia sus habituales críticas a la agenda 2030 y a la globalización. Ahí se fueron los mensajes del conseller de Agricultura de Vox, que entraban más en el discurso nacional que en el valenciano.

La desconexión con el campo se fue agravando hasta llegar a explotar el 22 de junio en una manifestación en la puerta de la conselleria de Agricultura. AVA-Asaja, La Unió y CCPV-Coag le acusaron a Aguirre de no saber gestionar.

La ‘performance’ consistió en tirar billetes de 500 euros. El mensaje era que no había un problema de presupuesto sino de que Aguirre no gastaba en Agricultura lo que tenía la conselleria de Agricultura. Este precedente es especialmente relevante para comprender el cambio en las organizaciones agrarias porque lo que alaban ahora del conseller Barrachina es que se gaste 1,4 millones de su presupuesto en urgencias que tiene el sector primario.

Después de esta situación local, llegó la decisión nacional de Vox completamente desconectada de la realidad del partido en la Comunidad Valenciana de decidir romper los gobiernos en los que participaba con el PP. “Yo no lo hubiera hecho así”, reconocen los de Vox que estaban en la conselleria de Agricultura y que ya han cambiado la corbata por la manga corta porque “seguimos, pero sin tanta agenda”. Así lo reconocían la semana pasada en conversación informal con este periódico en la calle Caballeros, es decir, donde está el Palau de la Generalitat, pero hablando fuera de donde se toman las decisiones.

La percepción que tienen desde Vox, por tanto, es que en el ejercicio de las funciones de gestionar la consellería de Agricultura contaban con una larga agenda de interlocución con los agentes agrícolas. Desde el campo, sin embargo, se veía de otra forma. La disposición a hablar era inversamente proporcional a la cantidad de decisiones efectivas adoptadas

Otro sesgo que tuvo Vox fue el de identificar a La Unió de Llauradors como organización de izquierdas y, por tanto, creador de todas las críticas, mientras que señalaba a AVA como asociación de derechas, lo que implicaba para Vox que no le iba a censurar nunca sus actuaciones.

Este marco mental de Vox le llevó a pensar que la manifestación del 22 de junio fue pertrechada por La Unió, que nunca se habría manifestado contra el Botànic, cuestión que ocurrió en varias ocasiones. Esta falta de currículum político y de conocimiento de las dinámicas sociales es donde también hay un abismo entre Aguirre y Barrachina.

En poco más de un mes, Abascal ya había expulsado a Vox del Gobierno valenciano, Mazón había colocado a su agricultor de confianza, Miguel Barrachina, al frente de la cartera y había llegado el primer espaldarazo de La Unió al nuevo conseller del PP. “La Unió se congratula de las ayudas anunciadas por la Conselleria de Agricultura para el abastecimiento de la ganadería extensiva tras reiteradas solicitudes”. La nota de prensa llegó 34 días después de que La Unió se manifestara contra el conseller de Vox

Y ayer llegó el turno de AVA. “La Mesa del Vino inicia el diálogo con la nueva Conselleria para estudiar ayudas directas”, dice la nota de prensa. En ella, las principales organizaciones profesionales agrarias de la Comunitat Valenciana –la Asociación Valenciana de Agricultores (Ava-Asaja), La Unió Llauradora i Ramadera y la Coordinadora Campesina del País Valenciano (CCPV-Coag)– se congratulan de la «rápida convocatoria» que ha realizado el secretario autonómico de Agricultura, Vicente Tejedo. 

El mensaje de AVA es que quieren y valoran el cambio de actitud. “La Mesa Sectorial del Vino recordó a Tejedo que el anterior equipo de la Conselleria reconoció la gravedad de la situación, pero no concretó apenas actuaciones como sí han estado haciendo otras comunidades autonómicas, como Cataluña, Extremadura, el País Vasco o La Rioja”, enfatiza la asociación agraria. 

La confianza de AVA en el nuevo conseller designado por Mazón tiene segunda parte. El último párrafo de la nota de prensa apunta: “Tras el reinicio del diálogo con la nueva Conselleria de Agricultura, esta vez presidida por el Partido Popular, la Mesa Sectorial del Vino espera mantener un posterior encuentro con el conseller Miguel Barrachina a fin de confirmar la aprobación de las ayudas directas y otras iniciativas que permitan mantener la viabilidad económica de las explotaciones agrarias”.

Cristóbal Aguado añade a Economía Digital que ya saben que hay un presupuesto para el vino y que en la medida de que Barrachina y su equipo muestren la voluntad y hechos que ya han puesto encima de la mesa, habrá colaboración para continuar trabajando. «Hay cuestiones que no dependen del gobierno valenciano sino de Madrid y en lo que sea así, estaremos al lado del conseller para pedir lo que merecemos», añade Aguado, presidente de AVA, que forma parte de la CEV.

El guante que ofrece no es baladí. La confianza de Mazón en Barrachina es tal que le ha convertido también en uno de sus principales portaestandartes del gobierno valenciano ya que gestiona la competencia del agua, esa responsabilidad que el presidente de la Generalitat no quiso delegar en Aguirre (Vox).

El borrón y cuenta nueva está hecho por parte de la agricultura aunque igual que se protestó contra PSOE y Compromís no se duda de que, en caso de que las buenas vibraciones que ha generado Barrachina no se consoliden y alimenten, volverán las críticas. “Pero cuando las cosas se hacen bien, también hay que decir que se hacen bien y con la necesidad de agua con ganadería lo han hecho rápido y bien”, concluye Carles Peris, de La Unió. Mismo mensaje tiene en AVA Cristóbal Aguado: «Está haciendo las cosas bien y vamos a seguir trabajando para que se hagan más cosas bien«.

Recibe nuestra newsletter diaria

O síguenos en nuestro  canal de Whatsapp

Deja una respuesta

Ahora en portada