Turismo, demografía y empleo

"Es el momento de la digitalización y robotización orientada a la sostenibilidad y competitividad del sector, pero nuestra actividad no puede perder el componente humano y necesitamos incorporar personas"

Foto: EFE.

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Asistimos en los últimos tiempos a la aparición de muchos artículos sobre la pérdida de atractivo del sector turístico en lo relativo a la incorporación de talento. Todos ellos, con buena intención, hacen diagnósticos sobre las causas y las acciones a tomar desde la perspectiva de conseguir entre todos un sector más justo, digno y competitivo. Sin ser la voluntad de este artículo desmerecer toda esta literatura, que sin duda contribuye a la competitividad del sector, trataremos con los datos de los que disponemos demostrar que las causas de los desajustes en el mercado de empleo y la llamada crisis del sector turístico responden a otros motivos.

A muchos no se les habrá escapado que cuando leen literatura de gestión de otros sectores aparece el mismo problema y que cuando este ejercicio se hace en otros países ocurre lo mismo. Entonces, ¿Qué es lo que verdaderamente está ocurriendo? ¿Nos enfrentamos a un problema sectorial o más bien se trata de un problema global? Me gustaría compartir algunos datos con el lector.

Desde el año 2011 hasta el 2021, la población activa en España ha disminuido en un 5,5%, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). En el caso de la población activa joven de entre 16 y 24 años, la caída ha sido aún mayor, con una disminución del 26,2% en el mismo período. Esto significa que la economía española ha estado experimentando una reducción en la cantidad de trabajadores disponibles para producir y generar riqueza en el país.

Sin embargo, ¿Qué ha ocurrido en el mismo periodo de tiempo en lo relativo al crecimiento de nuestro PIB en términos absolutos? En los últimos 10 años, el Producto Interno Bruto (PIB) de España ha experimentado una evolución positiva, a pesar de las dificultades económicas y financieras que ha enfrentado el país. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en el año 2012, el PIB en términos absolutos fue de 1.042.622 millones de euros, mientras que en el año 2021 alcanzó los 1.230.296 millones de euros. Esto representa un aumento del 18% en términos absolutos del PIB español durante la última década.

Parece evidente que una economía mucho mayor no puede ser soportada por una población activa cada día menor, cada día más envejecida, por la enorme caída de la participación de los jóvenes. El incremento de la productividad ha sido más que evidente, pero no ha sido suficiente, para evitar importantes desequilibrios en el mercado de empleo.

Por tanto, parece obvio concluir que nos encontramos frente a un problema que afecta de forma global a todos los sectores de nuestra economía y muy probablemente a todas las economías del mundo occidental. Un problema que limita el crecimiento del PIB de nuestra economía, tan necesario para poder atender el gasto social de las pensiones, educación y sanidad y que además genera una presión adicional sobre el aumento de la inflación al generar una escasez en la oferta de productos y servicios.

Llevemos toda esta situación macroeconómica a nuestro querido sector turístico. Durante el año 2022, España ha recibido más de 71,6 millones de turistas internacionales, un 129% más que el año anterior. Estos turistas realizaron un gasto total de 87.061 millones de euros, según datos del INE. Nos acercamos a cifras prepandémicas y según Exceltur el sector turístico ha aportado el 61% del crecimiento de la economía española en el 2022. Todavía no disponemos de cifras del año 2023, pero todos los artículos hablan de que España superará su récord histórico de llegadas y
visitantes internacionales.

El crecimiento de la economía que está contribuyendo con ingresos clave para la sostenibilidad del sistema está en riesgo de griparse al no poder disponer de la suficiente incorporación de personas para soportar su crecimiento. Ya estamos viendo indicios claros con un deterioro de la reputación general de los alojamientos turísticos en los principales portales turísticos motivados por la falta de personal y aumento de las bajas laborales. Esta falta de talento humano claramente resta competitividad a nuestro país frente a nuestros competidores de bajo coste del mediterráneo oriental que no tienen este problema en su mercado de trabajo.

Es el momento de buscar respuestas a esta crisis. Es el momento de la digitalización y robotización orientada a la sostenibilidad y competitividad del sector, pero nuestra actividad no puede perder el componente humano y necesitamos incorporar personas. Si no hay personas en España, la respuesta parece clara. Mientras, muchos puestos de trabajo quedan vacantes. María. Casada con dos hijos, ha tenido que salir de su país huyendo de la guerrilla solicitando protección internacional para salvar su vida. Ha hecho una solicitud a nuestra querida policía y su cita es para el 19 de julio de 2025.

Nuestra economía necesita personas que puedan trabajar y generar ingresos para sostener el sistema de pensiones, la educación y el empleo, y mientras tenemos vacantes en muchos puestos de trabajo, a la vez existen muchas personas con nuestro idioma, nuestra cultura y perfectamente capacitados a los que no podemos contratar y, por tanto, no pueden contribuir con su trabajo a contribuir en la prosperidad de todos. Parece que si no solucionamos nuestro problema demográfico vamos a causar un daño irreparable a nuestro bienestar como país.

A las políticas que incrementen la natalidad y a la apuesta por la digitalización y automatización de los procesos productivos que no añaden valor, deberíamos añadir una política migratoria inteligente que permitiese solucionar de una forma sostenible estos desajustes. De lo contrario, nos enfrentaremos a una inflación persistente por la falta de oferta junto a un empobrecimiento generalizado por la falta de crecimiento de nuestra economía que afectará negativamente a la calidad de los servicios públicos que permiten disfrutar de nuestro estado del bienestar.

Por si fuese poco, tendremos que añadir a nuestro debe, la bajeza moral de una sociedad que deja desamparada a muchas personas que están sufriendo, teniendo capacidad para darles empleo e integrarlas de forma exitosa en nuestro país.

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