Empate Puig-Mazón en inversiones con Volkswagen y el Puerto
La riqueza y bienestar de la Comunitat Valenciana que se consigue con la llegada de capital depende del equilibrio que PP y PSOE logren mientras Compromís es el grinch de las inversiones y Vox necesita conflicto para su supervivencia
Ximo Puig logró con la llegada de la gigafactoría de Volkswagen en Sagunto su gran acierto de la legislatura. Fue un ‘gol’ histórico digno de marcar una etapa de ocho años en la que el acierto de aprovechar la oportunidad no tiene lugar a críticas (excepto de su socio Compromís).
Carlos Mazón ha sido madrugador logrando desencallar la ampliación del Puerto de Valencia con una gestión, como ya contamos en Economía Digital, en la que Puertos del Estado fue el intermediario necesario para poner de acuerdo a los archienemigos PSOE de Pedro Sánchez y PP valenciano.
El anuncio corrió a cargo del socialista Óscar Puente, en su condición de ministro de Transporte, puesto al que llegó tras haber sido azote de Feijóo en la investidura fallida del líder popular. Pese a ello, el tanto es claramente de Mazón, que en medio año ha sumado tantos grandes hitos inversores como Puig en los ocho años precedentes.
Se podría otorgar la autoría de la ampliación del Puerto de Valencia al PSOE por el hecho de ser el Consejo de Ministros la mano ejecutora pero sería tan perverso como utilizar el ‘VAR’ para decir que Ximo Puig no empujó la pelota en lo de Volkswagen porque al final el PERTE que ancló la gigafactoría a Sagunto fuera obra de Pedro Sánchez a través de Reyes Maroto, por entonces ministra de Industria.
El desempate a uno en grandes inversiones por parte del PSOE tiene en esta legislatura un hándicap notable. Los socios independentistas catalanes, con su amnistía y después de ampliar el Puerto de Valencia, y los socios independentistas vascos, consiguiendo cesiones como la alcadía de Pamplona para Bildu, complican que el foco vuelva a estar en Valencia.
El paso adelante dado por Óscar Puente con la ampliación de la terminal norte del Puerto de Valencia tuvo aviso de deseada secuela en el ámbito ferroviario y por ahí podría llegar la excepción. Puente quiere dar rienda suelta al tren e inversiones de este tipo son de las que suman al marcador. El día del anuncio de que el Consejo de Ministros iba a aprobar la ampliación del puerto de Valencia, Vicente Boluda dijo a este diario: «Si con este anuncio se va a promocionar más vías: fenomenal. Encantado. Ahora faltan los hechos».
El 2-1 en el marcador lo podría poner el PSOE si el movimiento #QuieroCorredor, impulsado por el lobby de Juan Roig y Vicente Boluda, diera por conseguida su cruzada. Pilar Bernabé, delegada del Gobierno en Valencia, reivindicó recientemente la autoría socialista del trazado y es deseable pensar que quiera participar en su logro definitivo. Con toda la complejidad que tiene, este es uno de los goles que más claramente puede lograr el PSOE sin que se lo anote el PP.
El resto de inversiones son aún más complejas. Es difícil programar los goles. Si hay una jugada ensayada que se fustró por la precipitación de Ximo Puig tras su derrota electoral es el caso de Tesla. Esto tiene difícil solución desde Valencia. Elon Musk no llama a presidentes autonómicos. La conversación tiene que producirse con Pedro Sánchez y, hasta que ese paso no se produzca, que no se ha producido, nada pueda hacer Carlos Mazón.
Eso no significa que su equipo no esté en busca continua de oportunidades. Ya ocurría con Ximo Puig al frente de la Generalitat, cuando (y en Economía Digital lo comprobamos en varios ocasiones) se escuchaba e investigaba cualquier posible inversión que llegara desde el sector automoción. Diferentes perfiles y estilos pero la tensión en la búsqueda también se constata en diversas piezas del gobierno autonómico presidido por Mazón.
Y aunque la economía y las empresas tienen que sobrevivir al caracter cíclico de los políticos, las opciones de entendimiento entre PP y PSOE son mucho más grandes que las que cada uno de ellos tiene con sus socios todavía necesarios. El PSOE no encontró oposición a la inversión de Volkswagen por parte de Mazón, que hasta aún mantiene a Mako Mira, ese cargo temporal del equipo de Ximo Puig que se puso la chaqueta de Mazón y que ya se ha comido los turrones tras haberse anunciado su cese (que luego se revocó) en verano. Me dijo ella personalmente en agosto que se iba a ir y ahí sigue.
El problema del PSOE para los grandes proyectos fue Compromís, que se ha convertido en el grinch de las inversiones y, por tanto, de la generación de riqueza y de empleo (que es la única forma de tener recursos para los servicios públicos). Compromís es el partido que respalda el grupo de oposición ciudadana a la ampliación del puerto de Valencia que, en una manifestación de 11 personas en Madrid (las conté, no costó mucho) a las puertas del acto de Conexus con Ayuso y Mazón, clamaban ante la prensa que «MSC invierte para hacer negocio».
Sólo aquellos que únicamente contemplan inversiones públicas (ya sean aplaudiendo la entrada de la SEPI en Telefónica u otro tipo de inversiones públicas) mantienen estos postulados. Compromís es un lastre para el PSOE en el logro de inversiones porque se oponen sistemáticamente a los grandes negocios privados. Estuvieron en contra de Volkswagen Sagunto y de la ampliación del Puerto. En ambas, son perdedores. Conviene incidir en este aspecto. Compromís genera polémicas sin recorrido.
Estilos distintos pero fondo muy similar encuentra el PP en su socio de gobierno, que vive más preocupado por encontrar el punto de la polémica que en aportar soluciones. Vox en el Ayuntamiento de Valencia lleva en su mochila montar polémica con el Nuevo Mestalla y enfrentarse a sindicatos y patronal con el tema de las subvenciones. Cuando se habla del presupuesto en la Diputación de Valencia, convierten el debate en si se ha dicho «violencia de género» o el término con el que artícular la polémica del día.
«Gobernar es mucho más divertido, en la oposición sólo tienes que buscar cómo tener notoriedad», confesaba recientemente a este diario uno de los protagonistas de la gestión por parte de Compromís en la pasada legislatura mientras comentaba como Vox sigue actuando como el grupo minoritario de la oposición que busca la polémica con la que llenar su ego. Es básico para su superviviencia.
El problema al que se enfrenta PP y PSOE es cómo articular estrategias ganadoras de inversiones sin que sus socios de gobierno se conviertan en sus problemas ya que tanto Compromís como Vox anhelan grandes temas públicos en los que escenificar su gran capacidad crispadora.
Mazón está implementando la estrategia de la unión cuando el mapa político busca justo lo contrario. El resultado cortoplacista (seis meses) ha sido desencallar la ampliación del puerto. Falta saber qué estrategia desarrollará el PSOE valenciano. De esto, lo único seguro es que Ximo Puig no será el que la ejecute. Lo ideal sería que este ‘partido’ por las inversiones no fuera futbolero, y mucho menos centrado en Mestalla, sino que fuera de balonmano, con muchos goles, repleto de capital desembarcando para crear riqueza y empleo, en vez del partido bronco y copero que persiguen los partidos que se sitúan en los extremos ideológicos.