El puente entre la ciencia y el mercado
“El puente entre la ciencia y el mercado se construye sobre la base de la transferencia de conocimientos y tecnología desde las universidades hacia las startups”
Decía un famoso anuncio de una marca de neumáticos que la potencia sin control no sirve de nada. Si lo traemos hacia el sector tecnológico y de emprendimiento, podemos concluir del mismo modo: la innovación sin control no sirve. Y no me refiero a un control como el que ejerce un censor, un árbitro o un juez. No quiero decir controlar cómo manipular o gestionar esta innovación, pero sí como guía. Hablo de encauzarla al camino de la viabilidad para que a fin de cuentas cumpla su función.
¿Qué sentido tiene contar con una fuente inagotable de talento en universidades y centros de investigación y que desarrollen soluciones disruptivas si luego estas no se pueden aplicar al mercado?
El puente entre la ciencia y el mercado se construye sobre la base de la transferencia de conocimientos y tecnología desde las universidades hacia las startups. Esta transferencia no solo implica la comercialización de ideas, sino también la asimilación de recursos y la asesoría necesaria para llevar a cabo una transición exitosa desde el laboratorio al mercado. Es un proceso donde la investigación de vanguardia encuentra su camino hacia aplicaciones prácticas que impactan directamente en la sociedad.
Las universidades son los epicentros de la investigación y el desarrollo y, en los últimos tiempos, hemos visto cómo han evolucionado para fomentar la colaboración con el sector empresarial. Las startups, con su flexibilidad e inmediatez, son capaces de introducir en el mercado la innovación que los retos actuales nos demandan.
Esta colaboración entre la academia y las startups es crucial para desarrollar avances significativos y disruptivos. Además, fomenta una cultura de emprendimiento en el alumnado y en la comunidad investigadora, plantando la semilla entre una nueva generación de emprendedores, mostrando cómo es posible y viable la transformación de ideas en negocios.
Para ello es necesario trabajar en la construcción de este puente y, sobre todo, promoverlo. Más allá de la fortaleza de nuestro ecosistema innovador, necesitamos un fuerte compromiso para garantizar que este conocimiento tiene un fin: la consecución de un objetivo. Y en este sentido, la colaboración entre universidades y startups necesita reforzarse con todos los agentes del ecosistema de emprendimiento, para que este puente se construya sobre unos pilares sólidos.
Nuestro ecosistema tiene tan interiorizado este concepto que llevamos años fomentando la colaboración, la transferencia de conocimiento y la formación del futuro talento emprendedor. Desde Startup Valencia contamos para ello con un grupo de trabajo específico, el Comité Tech Transfer, creado para promover y fortalecer la conexión de la oferta científica y tecnológica con las startups y el sector productivo e industrial.
Tenemos la suerte de contar con el compromiso de toda la comunidad universitaria. Así se ha evidenciado, por ejemplo, en el programa Tech Transfer, que hasta ahora había contado con el apoyo de la Conselleria de Innovación, Industria, Comercio y Turismo de la Generalitat Valenciana y con la participación de las cinco universidades públicas de la Comunidad Valenciana: Universidad de Valencia, Universidad Politécnica de Valencia, Universidad de Alicante, Universidad Miguel Hernández y Universidad Jaime I.
Pero, siguiendo con los eslóganes famosos, todo gran poder conlleva una gran responsabilidad. La sinergia entre las universidades y las startups es una oportunidad sin precedentes para cerrar la brecha entre la ciencia y el mercado. Esta colaboración, con el apoyo de la administración, impulsa la economía y el progreso tecnológico y es una alianza que tiene el potencial de transformar positivamente la sociedad en su conjunto. Es por ello que tenemos la responsabilidad de seguir apuntalando este puente, haciéndolo más amplio y accesible para engrandecer esta colaboración y que siga dando sus frutos.