El doble rasero de Pedro Sánchez con el Puerto de Valencia

La Autoridad Portuaria de Valencia pidió al Consejo de Ministros en diciembre de 2022 que le diera al visto bueno al proyecto del Levante UD y a la ampliación norte del Puerto de Valencia pero Pedro Sánchez sólo ha autorizado la petición del fútbol mientras prolonga la que afecta a la economía

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante un pleno del Congreso. Foto: Efe

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El Puerto de Valencia está estrangulado en su crecimiento por la parálisis que sufre la construcción de la terminal norte. Conviene recordar que el dique que delimita la ampliación ya está construido, que el efecto medioambiental ya está medido en la DIA (Declaración de Impacto Ambiental) y que la pugna de la izquierda por paralizar la economía zancadilleando la exportación no ha cesado en los años de alianza de PSOE-Compromís-Podemos. Es cierto que más han sido Compromís y Podemos pero los silencios del PSOE han sido cómplices y que Puertos del Estados (que depende del PSOE) está por la labor de la ampliación.

Mientras la necesidad de crecer para competir se mezclaba con las manifestaciones y protestas de los que quieren convertir al Puerto de Valencia en un enemigo para los vecinos, se han realizado desde la Autoridad Portuaria de Valencia (APV) una serie de guiños hacia el Cap i Casal.

En diciembre de 2022, con Aurelio Izquierdo de presidente de la Autoridad Portuaria de Valencia, se solicitó al Consejo de Ministros un par de peticiones: la ciudad deportiva del Levante UD y la ampliación norte del puerto. Por un lado, Pedro Sánchez aceptó la vinculada al club granota el 14 de febrero. Poco más de dos meses desde que se pidió fue lo que se tardó para un mero trámite. Los detalles se pueden ver en la nota de prensa de aquel día. Lo que es imposible de encontrar son los motivos por los cuales la ampliación del Puerto de Valencia no ha recibido el visto bueno aún del Consejo de Ministros que dirige Pedro Sánchez. De esto no hay nota de prensa. Y la cuenta de espera ya supera los 11 meses.

Sí que sabemos, y así lo publicamos, que fue el 2 de diciembre cuando la Autoridad Portuaria de Valencia aprobó la ampliación de la terminal norte y le pidió el preceptivo permiso al Consejo de Ministros de Pedro Sánchez para empezar las obras. Más de 1.500 millones hay comprometidos tanto por el Puerto de Valencia como por MSC, la primera naviera del mundo, que en sus planes de ampliación tiene a la Comunidad Valenciana como referente.  

La primera diferencia que salta a la vista es que Pedro Sánchez ha utilizado un doble rasero a la hora de decidir qué autorizaciones da al Puerto de Valencia. El caso del Levante es una concesión de 95.000 metros cuadrados de suelo portuario para los que el club quiere construir una residencia para jugadores. Es cuestión lógica dada la actividad del solicitante, que quiere levantar una ciudad deportiva. Pero el suelo portuario no es compatible con el residencial y de ahí que haga falta el permiso especial del Consejo de Ministros en esta concesión. 

Igual de sensata es la petición de la Autoridad Portuaria de Valencia de querer ampliar sus instalaciones para reafirmarse como puerto HUB, es decir, de referencia en el Mediterráneo. Pero cuando las inversiones superan los 15 millones de euros (y ésta suma dos ceros a las derecha hasta pasar los 1.500) se requiere del permiso del Consejo de Ministros. 

Ambas son lógicas pero sólo una es aceptada y conviene incidir en por qué se hace la del fútbol para entender cómo las presiones por la ampliación han llegado al nivel de protagonismo adquirido. Oponerse a la afición de un club de fútbol es un error de primero de política.

Aurelio Izquierdo dijo cuando se aprobó la cesión de terrenos al Levante UD que esto suponía “un impulso a la acción ciudad-puerto en Natzaret, un incremento de la actividad en la zona y la creación de empleo. Precisamente, la tasa de desempleo en Natzaret es el principal problema, con iniciativas como esta estamos fomentando la atracción de empresas y actividades que generarán puestos de trabajo”. 

Al margen de que el resultado de su gestión con infraestructuras del Levante UD se puede comparar con la que tuvo al frente de la Fundación del Valencia CF cuando le vendió el club blanquinegro a Peter Lim porque iba a acabar el Nuevo Mestalla, el objetivo del Puerto de Valencia con esta cesión era y es mostrarse amable con la ciudad. 

Ni con esas. El rechazo del Levante UD rompe con una de las muchas iniciativas que el Puerto de Valencia ha tenido para hacerse amable después de que Nazaret se quedara como un barrio arrinconado y mermado de futuro. Nazaret es, en cierta medida, un ejemplo de todas las maldades que se le achacan a la actividad portuaria y la cesión de 95.000 metros cuadrados buscaba mitigar el efecto irremediable que tiene una ciudad que quiere contar con la infraestructura más importante de un país

Decía Carlos Mazón que el Puerto de Valencia es el Puerto de España y que no se trata de una reivindicación localista pero, en los últimos años, ha sido el enfoque localista el que ha puesto frenos. No han sido las industrias y comercios distribuidos por media España los que han frenado la ampliación del puerto de Valencia sino los movimientos vecinales que, entre otras cuestiones, veían como Nazaret se había quedado arrinconado. 

Cuando tratamos el Puerto de Valencia como un agente capaz de mitigar el paro del barrio de Nazaret, como se veía con las gafas del presidente del puerto puesto por el PSOE, nos quedamos en el detalle. Altura de miras es ver el empleo no sólo del barrio, sino de la ciudad, del área metropolitana, de la provincia, de la Comunitat Valenciana. Y como consecuencia, del conjunto de España. La visión amplia tiene muchas más opciones de tener aliados mientras la cerrada y simplista engrandece a los rivales

El Puerto de Valencia consiguió la autorización del Consejo de Ministros para ceder suelo portuario para usos a priori vetados (los residenciales) pero que fueron aceptados por el bien de un club de fútbol. La petición de la ampliación norte sigue congelada en la interinidad del gobierno en funciones que busca su pronta investidura. Decían los romanos: Pan y circo. Lo segundo tiene permiso de Pedro Sánchez pero en Valencia estamos con los dos clubes de fútbol con las obras por hacer. Y quedarse además sin pan no es buena idea.

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