El cooperativismo agroalimentario, motor de progreso
Las cooperativas jugamos un papel crucial, prestando servicios allá donde otros no se aventuran por la insuficiente rentabilidad que generan
Cooperatives Agro-alimentàries de la Comunitat Valenciana celebró el pasado viernes 14 de junio su Asamblea General ordinaria. Se trata de una cita de gran relevancia que permite, entre otras cuestiones, medir y poner en valor la aportación de las cooperativas agroalimentarias a la vertebración territorial, la economía y el progreso social de la Comunitat Valenciana.
Para calibrar el impacto de esa aportación, presentamos anualmente el Informe Socioeconómico del Cooperativismo Agroalimentario Valenciano, que recoge e interpreta la información facilitada por nuestras entidades asociadas. La última edición del Informe, con datos consolidados al cierre del ejercicio 2022, nos muestra que las 252 cooperativas asociadas a Federació facturan de forma agregada 2.358 millones de euros, y comercializan producción por valor de 1.299 millones.
La mayor parte de ese valor, 1.097 millones de euros, procede de exportaciones, siendo los mercados comunitarios (Alemania, Francia e Italia, por ese orden) los principales destinos. En cualquier caso, las exportaciones de las cooperativas agroalimentarias valencianas llegan a más de 60 países, de todo el planeta, mostrando con ello una clara vocación de apertura a cualquier mercado en el que se nos presenten oportunidades.
Adicionalmente, es importante destacar la capacidad de nuestras cooperativas para generar empleo en el medio rural. Nuestras 252 asociadas mantienen más de 19.000 empleos, estables y de calidad, que generan oportunidades de crecimiento personal y profesional. Con una base social formada por 174.946 personas, de las cual 50.024 son mujeres y 29.463 menores de 40 años, nuestras cooperativas juegan un papel fundamental a la hora de retener a la población en el entorno rural.
Pero para retener a la población no solo basta con ofrecer empleo y oportunidades de desarrollo. También es necesario dotar al entorno de los recursos y servicios necesarios para facilitar la vida cotidiana. Y en esa cuestión también jugamos las cooperativas un papel crucial, prestando servicios allá donde otros no se aventuran por la insuficiente rentabilidad que generan. Tiendas, supermercados, entidades bancarias o gasolineras son los primeros ejemplos que nos vienen a la cabeza a todos, pero también hay cooperativas agroalimentarias que gestionan centros de día, teatros o colegios, por citar otros casos menos evidentes.
A ello hay que sumar el apoyo que prestamos para la contratación de seguros, los suministros energéticos -impulsando incluso Comunidades Energéticas Locales, para democratizar y abaratar el acceso a la energía- de telefonía e Internet, e incluso la prestación de otra clase de servicios domiciliarios.
Agentes dinamizadores y transformadores del territorio
Con esta aportación, y a través de otros muchos ejemplos que por cuestiones de espacio no reflejo en estas líneas, las cooperativas agroalimentarias podemos decir con orgullo que somos agentes dinamizadores y transformadores del territorio. Venimos haciéndolo desde hace muchas décadas, en ocasiones desde hace más de un siglo, pero seguimos teniendo la misma voluntad que el primer día.
Y esa no es una cuestión menor. Allá donde otras empresas fían su continuidad en el territorio o en una actividad concreta a la rentabilidad que obtienen, las cooperativas agroalimentarias tenemos un compromiso con las personas y con los pueblos y ciudades donde estamos asentados. Desarrollamos un modelo empresarial socialmente responsable y sostenible, que genera riqueza que se distribuye y permanece el territorio, y cuya aportación al desarrollo de las zonas rurales ha sido reconocida tanto por el Parlamento Europeo como por el Consejo de Ministros de Agricultura de la UE.
Desde nuestra entidad representativa nacional hemos trabajado en la creación de un distintivo de “Producto Cooperativo”
Todos estos factores también tienen su importancia en la decisión de compra de los consumidores. Por esta razón, el sector cooperativo quiere facilitar la identificación de los productos cuyo origen es cooperativo. Así, desde nuestra entidad representativa nacional, Cooperativas Agro-alimentarias de España, hemos trabajado en la creación de un distintivo de “Producto Cooperativo”, que avalará no ya la calidad de nuestros productos, que se presupone, si no el origen y los valores y principios que tienen asociados.
El lanzamiento de este distintivo está previsto para los próximos meses, culminando un largo proceso de estudio y análisis. Esperamos contar con el apoyo tanto de la distribución, como de las Administraciones y, por supuesto, de las personas consumidoras, para que “Producto Cooperativo” se convierta en un emblema reconocido y demandado, prestigioso y generador de valor para quienes lo utilizan. De esa forma, será más fácil que continuemos ofreciendo todo aquello que hemos venido aportando a la sostenibilidad económica, social y medioambiental del medio rural valenciano.