Los complejos asuntos comunitarios
De ir a las urnas y del sentido de nuestros votos dependerá el futuro de las instituciones comunitarias y, en consecuencia, las políticas que desarrollarán
Entre el 6 y el 9 de junio, los ciudadanos de la Unión están llamados a las urnas para elegir a los 720 eurodiputados que conformarán el Parlamento Europeo entre 2024 y 2029. Los españoles votaremos para escoger los 61 europarlamentarios que representarán nuestros intereses en esta institución, que se sumarán a los designados por el resto de Estados miembros para conformar la Cámara. La representación española, que crece en dos representantes respecto a la anterior Legislatura, seguirá siendo la cuarta más numerosa, tras las de Alemania (96 eurodiputados), Francia (81) e Italia (76).
Esas 720 personas tendrán entre sus numerosas responsabilidades votar sobre la idoneidad de la persona propuesta por el Consejo Europeo (formado por los Jefes de Estado o de Gobierno de la UE) para ocupar la presidencia de la Comisión.
En relación con esto, hemos conocido la noticia de que Ursula von der Leyen quiere concurrir a un segundo mandato. Aparentemente, la actual presidenta de la Comisión no tendrá rival dentro de las filas conservadoras, pero las cosas no son tan fáciles, en cualquier caso. El partido al que pertenece Von der Leyen, la CDU, está fuera del gobierno de coalición alemán formado por el SPD del canciller Olaf Scholz, verdes y liberales.
Por esta razón, la nominación tendría que provenir directamente del Partido Popular europeo (PPE), formación en la que se encuadra la CDU y al que pertenecen también los partidos que gobiernan en países como Grecia, Irlanda, Lituania y Suecia.
Cabe ver, además, los posibles intereses cruzados y los acuerdos políticos que sustentan la propuesta final que hará el Consejo al Parlamento Europeo. No olvidemos que Von der Leyen accedió a la presidencia de la Comisión tras el acuerdo entre Macron y Merkel para apoyarse mutuamente en la designación de candidata a la presidencia de la Comisión y del Banco Central Europeo, que ocupa la francesa Christine Lagarde.
Este es el complejo entramado que sustentará la elección de la presidencia de la Comisión y la formación del Colegio de Comisarios, uno por Estado miembro. Aun cuando la alemana repitiese al frente de la presidencia, parece claro que Janusz Wojciechowski no continuará como Comisario de Agricultura. Al polaco le ha acabado de explotar la crisis del sector agrario en las narices, con recriminaciones de su propio partido, el ultranacionalista Ley y Justicia, por apoyar la agenda verde impulsada por Von der Leyen y, especialmente, por el otrora vicepresidente de la Comisión Frans Timmermans.
Wojciechowski no está, ni se le espera. Fue la propia Ursula Von der Leyen quien anunció la puesta en marcha del Diálogo estratégico sobre el futuro de la agricultura en la UE. En el reciente debate en el Parlamento Europeo sobre las protestas de los agricultores y ganaderos europeos y las medidas a adoptar desde Bruselas como respuesta a su descontento, la representación de la Comisión fue ejercida por el vicepresidente Maros Sefcovic.
En verdad, tampoco es que cambie mucho el panorama de estar o no el polaco, que ha demostrado a lo largo de los últimos años ser un político de perfil muy bajo, con escasa capacidad ejecutiva y poco interés en molestar a otros miembros con mayor peso en la Comisión. No en vano, su elección fue controvertida y por poco no supera el corte de las votaciones de las Comisiones de Agricultura (COMAGRI) y Medio Ambiente (COMENVI).
La Comisión ha sido inflexible en la exigencia del avance de la agenda verde, que ha condicionado el diseño de todas las políticas comunitarias, incluyendo entre ellas la PAC
La pregunta importante en todo este proceso es la siguiente: ¿con la salida de Timmermans de la Comisión y las protestas agrarias por toda Europa, se flexibilizará el Pacto Verde Europeo, aunque repita Von der Leyen como presidenta? La alemana lo presentó como eje político y legislativo de su Comisión a finales de 2019, y así nos ha ido. Pese a la concurrencia de gravísimos factores inesperados (la COVID-19, la guerra en Ucrania, el conflicto entre Israel y Palestina…), la Comisión ha sido inflexible en la exigencia del avance de la agenda verde, que ha condicionado el diseño de todas las políticas comunitarias, incluyendo entre ellas la PAC, por supuesto.
Pero volvamos al inicio de esta columna de opinión. El 9 de junio estamos llamados a votar a nuestros representantes en el Europarlamento. La próxima legislatura abarcará el periodo 2024-2029, por lo que, entre otras cuestiones, dará el espaldarazo definitivo al debate y aprobación de una nueva PAC. Al mismo tiempo, la Comisión que apruebe el Parlamento desarrollará unas líneas políticas estratégicas, y habrá que ver el peso que
tiene el sector agrario en ellas.
De todo esto se deduce la gran importancia que tendrá el voto que los ciudadanos europeos depositemos en las urnas en poco más de tres meses. Y es en ese escenario en el que tenemos que plantear la importancia de que la defensa de la agricultura y la ganadería comunitarias estén en el centro de los debates y las propuestas de las formaciones que tendrán representación en el próximo Parlamento Europeo. De ahí también la importancia de ir a votar. Si bien la percepción ciudadana puede ser que las Elecciones europeas son algo lejano, con poco reflejo en nuestra realidad cotidiana, la verdad es que es todo lo contrario.
Desde la adhesión de España a la UE en 1986, y con la excepción de 1989, la participación de nuestro país en los comicios europeos ha superado la media de la comunitaria. En la última ocasión, en 2019, por más de 10 puntos, si bien es verdad que se hizo coincidir esta votación con elecciones municipales y autonómicas, tal y como sucedió en 1987 o 1999.
En cualquier caso, de ir a las urnas y del sentido de nuestros votos dependerá el futuro de las instituciones comunitarias y, en consecuencia, de las políticas que desarrollarán y que afectarán a la vida de los ciudadanos europeos, al avance de nuestra economía y a la cohesión y fortaleza de proyecto que compartimos. Exijamos, por lo tanto, unos políticos y unas propuestas acordes a la importancia del momento actual para nuestro sector, y votemos posteriormente en consecuencia.