Balones fuera

La Unió Llauradora i Ramadera celebra logros, pero critica la falta de acciones concretas por parte de la Unión Europea y la insatisfacción con las medidas del Gobierno

El secretario general de la Unió Llauradora i Ramadera, Carles Peris. EFE/Andreu Esteban

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La pasada semana concluyó una primera serie de movilizaciones de la Unió Llauradora i Ramadera, hasta seis en menos de un mes. La masiva respuesta y participación de los agricultores es un hecho a agradecer, nunca desde hace tiempo había salido tanta gente a las calles y carreteras.

Destacar que algún éxito ya se ha logrado tras todo este periodo de protestas, como es el anuncio de la Unión Europea de rebajar los requisitos ambientales de la PAC para aliviar la carga burocrática de los agricultores, aunque habrá que ver cómo se concreta. Otro logro es el anuncio en el Consejo de Administración del Port de Castelló de revisar, a propuesta del presidente, Rubén Ibáñez, las bonificaciones a los cítricos importados de terceros países. Ha cumplido con su compromiso con LA UNIÓ, tras dos movilizaciones en las instalaciones portuarias. En contraposición con esa actitud de trabajo y dialogante, la presidenta del Port de València, Mar Chao, ni sabe ni contesta ni quiere recibir a nuestra organización. Una actitud vergonzosa e intolerable.

La masiva respuesta y participación de los agricultores es un hecho a agradecer

Por su parte, las 18 medidas presentadas por el ministro de Agricultura, Luis Planas, no suponen nada real ni eficaz, son anuncios vacíos que abordan los problemas de una manera superficial y no sirven para la magnitud de la crisis que atraviesa el sector productor.

Nos llama la atención del Consejo de Ministros de Agricultura de este pasado lunes en Bruselas que no se haya analizado la competencia desleal de las importaciones de terceros países y la necesidad urgente de incorporar cláusulas espejo en los tratados de libre comercio. Es ilógico que la Unión Europea continúe dando la espalda a sus agricultores, favoreciendo las producciones y comercialización de terceros países sin incorporar las cláusulas espejo en los acuerdos o negando el problema.

Estas cláusulas podrían servir para frenar la competencia desleal que se está generando con otros países desde hace tiempo, favoreciendo, por fin, la producción y comercialización en igualdad de condiciones. La UE nos utiliza como moneda de cambio en temas políticos y luego también favorece a las grandes empresas y fondos de inversión que son los únicos beneficiarios de los acuerdos con terceros países, con inversiones y normativas más laxas que las nuestras. Es un abuso y un abandono continuo el que sufrimos los profesionales agrarios europeos y se pone de manifiesto que la UE solo trabaja para cuatro grandes empresas.

Otro logro es el anuncio en el Consejo de Administración del Port de Castelló de revisar las bonificaciones a los cítricos importados de terceros países

Desaprobamos las declaraciones del comisario de Agricultura que echa balones fuera sobre la responsabilidad europea de los acuerdos comerciales de Mercosur y Marruecos. Si esto no es política agraria, ¿qué es? Es el uso de la agricultura y la ganadería como moneda de cambio de una forma descarada. El comisario de Agricultura no ha entendido nada a pesar de tener los tractores en su puerta. Así que nuestro ministro de Agricultura mucho hablar antes del Consejo de las cláusulas, pero se vuelve igual que se fue, sin conseguir nada en un Consejo que se antojaba para la opinión pública, un punto de inflexión en las movilizaciones.

El secretario general de la Unió Llauradora i Ramadera, Carles Peris. EFE/Andreu Esteban

A nivel estatal, lamentamos la desidia de Luis Planas al sentirse eximido de culpas por cómo está la situación del sector agrario. Hemos leído que el ministro dice que a un problema europeo, una respuesta europea, como si él no tuviera nada que ver o no formara parte de la toma de decisiones de Europa que nos han traído hasta donde estamos. Hay muchas cosas que él sí puede hacer en otro ámbito para que el campo vaya mejor, así que nos parece que más bien quiere escurrir el bulto y pasar la patata caliente a otros.

Es una hipocresía además que Planas apele a la necesidad de diálogo entre las instituciones europeas y los agricultores y ganaderos cuando él, en España, lo restringe al bloquear las elecciones al campo, dejando discrecionalmente fuera de la interlocución institucional a nuestra organización estatal Unión de Uniones, que ha acreditado de forma sobrada su representatividad y solvencia con su trabajo reivindicativo en estos años, en las urnas allí donde se han celebrado consultas y con el respaldo masivo e histórico demostrado en la tractorada del 21 de febrero pasado.

Tampoco puede eludir su responsabilidad sobre los motivos de estas protestas el conseller de Agricultura, José Luis Aguirre. El nuevo equipo de Conselleria, tras siete meses en el cargo, no puede dedicarse a lanzar continuamente balones fuera, echando las culpas a Madrid y Bruselas, como si no fuera con él la cosa cuando se pueden hacer bastantes cosas en clave de política agraria autonómica.

Por tanto, esto no ha acabado porque nada ha concretado. Si no hay soluciones urgentes para los agricultores y ganaderos de la Comunitat Valenciana, volveremos a la calle. Nos sobran sin duda los motivos.

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