Mercadona rechaza abrir en domingo: lo quieren clientes y empleados pero Juan Roig perdería dinero
Juan Roig defiende que aumentar los beneficios es necesario para pagar más impuestos y mejores salarios
Juan Roig rechaza abrir Mercadona en domingos pese a que asegura que tanto sus clientes como sus empleados querrían que tomara esa decisión. El motivo es que se produciría un desequilibrio en su concepto de empresa. Los beneficios de Mercadona (su bolsillo) se desplomarían. Sin dar alegrías al capital, no se podría mantener el ritmo inversor por lo que se reduciría el pago de impuestos y se cercenaría la estabilidad de la cadena de supermercados. Mercadona perdería su función como empresa. Juan Roig hizo una oda a que los empresarios ganen dinero ya que lo contrario es cierre de empresas, destrucción empleo y menos riqueza.
La explicación de esta decisión se basa en el esquema empresarial que tiene el líder de la distribución alimentaria en España. Juan Roig asegura que una empresa debe rendir cuentas ante cinco grupos: el jefe (que en lenguaje Mercadoniano significa cliente), el trabajador, el proveedor, la sociedad y el capital.
Durante una conferencia en la clausura de la trigésimo tercera edición del Seminario de Ética Económica y Empresarial de la Fundación Étnor, el presidente de Mercadona puso especial foco en los trabajadores. Reconoció su error de considerar que sus trabajadores eran «manos» olvidando que también tienen «cerebro y corazón». El aprendizaje ha sido: «El ser humano, cuando lo tratas muy bien, tiene una capacidad ilimitada y te sugiere muchas cosas. Para eso, tiene que estar contento». El axioma principal con el trabajador es que cuanto más le pagas, mejor.
«El ser humano, cuando lo tratas muy bien, tiene una capacidad ilimitada y te sugiere muchas cosas»
Juan Roig, presidente de Mercadona
Respecto al cliente, el concepto fundamental para Juan Roig es: «Cuanto más barato, mejor». En ese sentido, explicó su filosofía de ir a contracorriente de la tendencia de dar elegir a los clientes para optar porque Mercadona sea la que elija lo que es mejor para los clientes. Como ejemplo, afirmó: «Hay un millón de aceites y no los puedes probar todos para elegir». Al contrario de los clientes, la cadena de supermecados de Juan Roig sí enumera entre sus virtudes la capacidad de elegir el mejor producto a calidad constante.
Poco más dijo sobre el pilar del proveedor. El auditorio del jardín Botánico de la Universidad de Valencia se llenó fundamentalmente de miembros de AVE y proveedores de Mercadona (varios con esa doble condición) que no podían otra cosa que soltar la ya habitual sonrisa nerviosa ante el humor socarrón autóctono valenciano que Juan Roig desarrolla (y más aún en una conferencia de media hora). «Hay que preocuparse un poco por los proveedores pero no mucho», dijo para recibir acto seguido la citada sonrisa nerviosa.
Lo siguiente que mencionó es que hay que tener claro el orden de satisfacción y el orden de importancia, lo que explicó con un claro ejemplo: «Los dos son importantes pero el calcetín siempre va antes que el zapato«.
El cuarto factor es la sociedad, para el que Juan Roig utiliza método caulitativo y cuantitativo. Reflexionó sobre el absurdo de llenar la tumba de billetes y se enorgulleció de que su legado este ligado a la ciudad de Valencia. Además, hay una evidente complicidad entre el presidente de Mercadona y la alcaldesa de Valencia. El viernes pasado ya dijo Juan Roig: «Catalá ha hecho lo que nos gusta a los empresarios: no poner palos en las ruedas».
Ayer le dió otra vuelta al tema. «Maria José Catalá es una gran alcaldesa», fue el piropo elegido. Catalá, que todavía no se le había borrado la sonrisa de cinco días atrás, declaró: «Aquí se habla de orgullo de empresario pero no hay ningún otro alcalde que tenga un empresario como Juan Roig«. Fue la manera de remarcar la excepcionalidad única que tiene la ciudad de Valencia con huellas consolidadas procedentes del legado de Juan Roig y Hortensia Herrero como Marina de Empresas, la rehabilitada iglesia de San Nicolás o el circuito de running en el viejo cauce del río.
A parte de la transcendencia que queda tras la muerte (que nombró también como factor desencadenante para conocer su sucesión no desvelada y reiteradamente preguntada), Roig incidió en el pago de impuestos, recalcando que mayores beneficios implican mayor pago de tributos. Cifró en un 21% el pago del impuesto de beneficios, que en el último año superaron los 1.000 millones de euros. Erró en la cifra ya que Mercadona pagó el año pasado el 23,6% de tipo efectivo en este impuesto. El desliz es equivalante a olvidarte de que has pagado más de 25 millones de euros adicionales en impuestos.
Al margen del dato, el concepto es que más beneficios implica más pago de impuestos y, de hecho, más beneficios es la clave para todo. Dimensionó que sus 1.000 millones de beneficios se producen en «una empresa que tiene que invertir 800 millones de euros y, si no los ganamos, no sé como los vamos a invertir. Para poder pagar buenos sueldos, se necesita ganar dinero de manera honesta».
Entre los cinco componentes de Mercadona, hay tres donde claramente Juan Roig aplica el cuanto más mejor. Cuanto más salario mejor, porque empleados que cobran son empleados que aportan más; cuanto más impuestos se paga mejor porque más impacto en la sociedad y más legado se deja; y cuanto más beneficios mejor, porque más capacidad hay para que el resto de elementos tengan recursos para cumplir su misión.
Donde el discurso pierde rotundidad es con los proveedores, a los que les dice que «nunca están contentos y hay que tratarlos bien» mientras reconoce que uno de sus errores fue «los cambios con los que perdimos la confianza de nuestros proveedores y nos equivocamos» y con los clientes. Ahí el discurso es inverso. «Cuanto menos precio, mejor», apuntó Juan Roig, que se aseguró que siempre el consumidor quiere que se rebajen los precios. «Si subes los precios, el cliente se va», dio por sentado el presidente de Mercadona.
Por todos estos motivos, Juan Roig apuntó que si abriera los domingos tendría que pagar suplementos salariales a los trabajadores y no podría repercutir esa subida de costes a la cesta de la compra. Como los trabajadores siempre quieren cobrar más, considera el presidente de Mercadona que tendría empleados felices cobrando más si abriera los domingos mientras que si amplía las horas de apertura al comprador también recibiría su beneplácito siempre y cuando no subiera los precios.
La ecuación de abrir los domingos sólo se podría aplicar reduciendo los beneficios (algún proveedor respiró ayer porque no se planteó meter otra vuelta de tuerca más), lo que llevaría a menos recursos para repartir con la sociedad vía impuestos, menos recursos para invertir en tiendas en servicio para los clientes, menos recursos para pagar sueldos y, como consencuencia de todo ello, menores ventas lo que reduciría los recursos de los proveedores.
Al margen de esta explicación, el mensaje inicial de Juan Roig fue insistir en que los empresarios son el 86% del PIB nacional, que son los que crean empleo y riqueza y que los políticos lo que tienen que hacer es «gestionar nuestro dinero». «Les damos dinero para que nos devuelvan sanidad, justicia, educación, seguridad, pensiones y futuro«.
La organización, con la directora académica de Etnor a la cabeza, Adela Cortina, también tenía un objetivo en la jornada. Juan Roig accedió y remarcó: «La ética es rentable». Objetivo cumplido.
El presidente de Mercadona fue presentado recordando que es egresado de la Universidad de Valencia y Juan Roig puso en acción su particular estilo. Llegó la primera de las menciones a los cerdos de la jornada cuando dijo que es hijo de porquero (el origen de Mercadona es Cárnicas Roig). Pese a las alabanzas de la rectora de la Universidad de Valencia Mavi Mestre, Roig las rebajó reconociendo que nunca fue buen estudiante.
También volvió a nombrar la manida frase de 2017 cuando dijo que su «web es una mierda», que ahora acompaña con «pero ahora le ganamos dinero». Esta vez sí que identificó ese momento en la presentación con el mensaje «Informática boñigo», en lo que fue la tercera alusión a los cerdos de la jornada y la demostración de que el pasado de los cerdos de Cárnicas Roig sigue en la mente del empresario creador de Mercadona cuando visiona sus tiendas. A ello también se refirió.
Un comentario en “Mercadona rechaza abrir en domingo: lo quieren clientes y empleados pero Juan Roig perdería dinero”
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Juan Roig dice que no abre en domingo para no reducir beneficios y no poder incrementar salarios, además de pagar menos impuestos. Debería dedicarse a la política.
Si abriese en domingo:
a) Se crearía empleo para cubrir la extensión de horario y se pagaría más a los que voluntariamente quisiesen trabajar en festivo
b) Por esa misma razón, se cotizaría por mayor IRPF y por aportaciones a la Seguridad Social
c) No menciona el concepto «servicio al clente», pir mucho que haga que los empleados tengan que creer que el cliente es el «jefe».
En definitiva….demagogia barata, seguramente marca El Hacendado