Fucsa, el imperio de los Calabuig aliado con Rita Barberá y enfrentado a Fainé por Aguas de Valencia
Vicente Boluda cedió la presidencia de Aguas de Valencia a Eugenio Calabuig en 2007, momento en el que se juntaron las acciones de ambos empresarios, la promotora de Castellón Lubasa y Banco de Valencia para sumar el 60,7% de Aguas de Valencia
Los problemas de Eugenio Calabuig con la justicia desvelados por Economía Digital hicieron fruncir el ceño a las más altas esferas políticas de la Comunidad Valenciana el 19 de noviembre, día en el que se publicó dicha información. Fue tema de conversación en los pasillos durante la sesión de control de Carlos Mazón de aquella jornada a la que acudió también (ya que es diputada) la alcaldesa de Valencia, Maria José Catalá.
Hubo asesores que se apresuraron a negar la opción de una valoración al respecto mientras los máximos representantes políticos veían con preocupación la situación que rodea a Eugenio Calabuig, antaño aliado de Rita Barberá y rival de Isidro Fainé, entonces presidente de La Caixa. La luz de alarma está encedida.
El motivo es que, aunque los problemas empresariales son internos, la estrecha relación entre Fomento Urbano de Castellón (Fucsa) con la administración pública no sólo es intensa sino que además es inevitable. Son proveedores de servicios públicos. La joya de la corona de Fucsa es Aguas de Valencia, suministrador del agua de la capital del Turia y de numerosas poblaciones de la Comunidad Valenciana (y también de fuera de ella). Y el presidente de Aguas de Valencia, Eugenio Calabuig, es el demandado además de la cara visible de la compañía.
La otra familiar que ha logrado protagonismo en los últimos años es Celia Calabuig, ahora presidenta de Avanqua, la gestora del Oceanogràfic, y que también está señalada por formar parte de Technology Invest Venture, la sociedad que según la demanda presentada por Enrique Calabuig estaría recibiendo los activos que se vacían en Fucsa.
Esta exposición pública de Eugenio Calabuig ya fue utilizada hace más de una década mientras el sector financiero valenciano se hundía. Entonces, cuando el poder valenciano temió perder el control de Aguas de Valencia, desde el Partido Popular y, en concreto, desde la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, se quería mantener la dirección la compañía de suministro de agua de la capital del Turia.
Entonces Eugenio Calabuig tuvo un considerable apoyo politico en una cruzada que le llevó a enfrentarse a los planes de Isidro Fainé, entonces presidente de La Caixa, que tenía como objetivo unir su participación de Aguas de Barcelona (Agbar) con la de Aguas de Valencia.
Previamente, el Banco de Valencia impulsó la creación de lo que se llamó Inversiones Financieras Agval. Ocurrió en 2007, antes de que empezara la crisis. Banco de Valencia, Fucsa, con Eugenio Calabuig al frente, Vicente Boluda y la promotora de Castellón Lubasa juntaron sus acciones en dicha sociedad para protegerse de cualquier intento de compra externo. Aglutinaban el 60,7% de las acciones. Cualquiera de los socios tenía derecho de compra preferente si, por cualquier razón, alguno de los otros vendía. Con esta fórmula salieron tanto Lubasa como Boluda, que cedió la presidencia de Aguas de Valencia a Eugenio Calabuig.
Esta operación se hizo mientras Saur vendió a Suez, accionistas de referencia de Agbar, el 33% de Aguas de Valencia. El bloque valenciano quedaba protegido con Eugenio Calabuig como valenciano de referencia (aunque fuera de Castellón) y Banco de Valencia. En 2011, el que fue el pequeño bastión financiero de la burguesía valenciana fue intervenido y Caixabank, con interés directo en el negocio del agua, veía posible unir a los dos grandes operadores de aguas del Mediterráneo: Agbar y Aguas de Valencia. Incluso se hablaba de que el siguiente paso sería el Canal de Isabel II.
La Caixa, con el paso del tiempo sí que logró Banco de Valencia, Bancaja y Caja Madrid (estás últimas paquetizadas en Bankia) pero el negocio del agua se truncó. En la batalla mediática y política, Eugenio Calabuig tuvo una aliada de primer nivel. Rita Barberá siempre dió un apoyo cerrado y sin fisuras al empresario de Castellón.
De hecho, Eugenio Calabuig tuvo que valencianizarse y una de las estrategias fue convertirse en el gestor de uno de los activos con mayor proyección internacional, como es el Oceanogràfic. Incluso Eugenio Calabuig, que acabó comprando las acciones de Aguas de Valencia que tenía Fainé al absorber Banco de Valencia, acabó pactando con el que fue su archienemigo. En el concurso original del Oceanogràfic, Fucsa tenía que gestionar también el Ágora, un edificio que sólo encontró su sentido cuando se convirtió en Caixaforum.
Esta relación totalmente alineada que tuvo Eugenio Calabuig con Rita Barberá está actualmente en otra fase. El 16 de septiembre, Maria José Catalá, alcaldesa de Valencia, pidió que se cortara el agua y la luz a todas las viviendas que fueran apartamentos turísticos ilegales y la respuesta de Eugenio Calabuig, presidente de Aguas de Valencia, fue dudar de la viabilidad de lo que solicitaba la alcaldesa de Valencia.