Caixabank no vuelve a Cataluña: Muniesa y (casi) todos los accionistas dan carpetazo al cambio de sede

Tomás Muniesa reafirma en su primer discurso público que "Caixabank es la suma de muchas entidades" y que el ADN marca que la sede esté en Valencia

La junta general de accionistas de Caixabank ha enterrado el debate sobre el cambio de sede. Desde el Palacio de Congresos de Valencia, donde se reúnen los dueños de la entidad y donde se seguirán juntando anualmente porque la sede social está en Valencia, se ha desinflado la discusión hasta quedarse sin fuerza. El último soplido lo dio la Federació de Estalvis de Catalunya, que aún pidió el cambio sin recibir apoyo alguno del resto de accionistas y, mucho menos, del Consejo de Administración, que lo ignoró.

El escenario de las juntas de accionistas de Caixabank es el mismo donde antes se celebraron las reuniones que fueron tan polémicas de Bankia y Banco de Valencia, ambas entidades ahora absorbidas por la entidad de la estrella. En aquellas ocasiones y en las que se celebraron de Caixabank desde que se trasladó la sede a Valencia tras la deriva del independentismo catalán, el asunto del cambio de sede fue un tema recurrente y que aparecía con mayor o menor intensidad en las intervenciones de los accionistas, además de en la de los sindicatos y del propio presidente de la entidad.

Ayer el asunto se agotó. En un medido discurso de Tomás Muniesa, el presidente de Caixabank diferenció su postura de la de Fundación La Caixa, que trasladó hace poco más de un mes la sede a Barcelona. «Como saben, el patronato de la Fundación La Caixa decidió en marzo el traslado de su domicilio social. Es una decisión soberana de dicha entidad que respetamos absolutamente», dijo a los accionistas.

«Con respecto a Caixabank, en 2017 se trasladó la sede a Valencia, ya que entendimos que era lo mejor para nuestros clientes y accionistas. Con motivo de la fusión con Bankia, en el año 2021, se tomó la decisión de que la sede social de la nueva entidad estuviera en Valencia, con dos sedes operativas, una en Barcelona y otra en Madrid. Nos llena de orgullo que CaixaBank sea el banco de referencia en la Comunidad Valenciana, como en otras muchas comunidades», añadió.

La llegada de Tomás Muniesa a la presidencia de Caixabank no ha provocado, por tanto, cambio en el discurso que tenía el anterior presidente sobre la posición de la sede social. Esto es relevente en la medida de que José Ignacio Goirigolzarri fue el presidente de Bankia que decidió tras dirigir la entidad que surgió de la fusión entre Caja Madrid, Bancaja y otras cinco pequeñas cajas de ahorro en la que se fijó la sede social en Valencia, que tras la unión de Bankia y Caixabank la sede se mantuviera en Valencia.

Aunque toda la organización ha estado convencida de las bondades de tener la sede en Valencia, Goirigolzarri fue el que llevó la bandera y Muniesa ha tenido que pronunciarse despues de que la Fundación La Caixa, accionista de referencia de Caixabank, devolviera su sede a Barcelona. La junta de accionistas de ayer era el momento en el que se podía producir el cambio y lo que se decidió fue sepultar esta posibilidad.

En este sentido, el argumentario para la decisión lo inició Muniesa recordando que Caixabank tiene «raíces centenarias, con más de 120 años de historia» ya que «Caixabank recoge una tradición financiera que arrancó en 1904». De hecho, recordó ayer que «este 2025, celebramos los 120 años de la primera libreta de pensiones, firmada en 1905 por el propio Francesc Moragas, fundador de nuestra entidad».

Este repaso histórico se unió con que «Caixabank hoy es el resultado de la suma de entidades muy relevantes en la historia de nuestro sistema financiero». También se apuntó: «La fuerza reside en haber sabido conjugar y unificar el legado de cada una de estas entidades».

La referencia directa a Bankia llegó cuando se mencionó que con el anterior plan estratégico «culminábamos el proceso de integración de Bankia». Tras ello, dijo: «Hoy, podemos decir que esa entidad forma ya parte de nuestro ADN, así como cada una de las personas que procedían de ella, y que trabajan cada día para que Caixabank sea cada vez más referente».  

La postura de partida de la etapa que ha iniciado Tomás Muniesa como presidente de Caixabank, por tanto, anuló el debate de cambio de sede y se reafirmó a Valencia como sede social de la entidad. Sólo faltaba que esta postura recibiera el respaldo de los accionistas, incluído la Fundación La Caixa, que es accionista de referencia de Caixabank, y que se encuentra alineada con Muniesa.

Hubo 21 intervenciones de accionistas. Entre ellos hubo felicitaciones, en tres de los casos, y peticiones referidas al papel de los jubilados y personas mayores (en dos intervenciones), al comité consultivo de accionistas y a la financiación para enfermedades raras.

Entre las intervenciones recurrentes, hubo una sobre la financiación de armamento (en otras ocasiones se llegaron a pedir hasta tres turnos por este tema) mientras que Adicae también devaluó su presencia con sólo dos intervenciones.

El grueso de las intervenciones de accionistas (11 sobre 21) tuvieron como protagonistas a los sindicatos, que en síntesis clamaron con mayor o menor dramatismo según el interviniente, por la presión comercial que tiene la plantilla para vender seguros y otros productos.

Antonio Cano Vernet, del sindicato de la Federació de Estalvis Catalans (FEC), fue el único que nombró el tema de la sede. «Caixabank tiene que volver a Cataluña. No tienen ningún motivo para no hacerlo y no vale que digan que se sienten cómodos aquí”, reclamó con el disgusto propio del que no tiene más opción que asumir que las reglas del juego no son las que les gustaría a los independentistas. El final de su argumento, al que ni siquiera la FEC lo convirtió en tema nuclear ya que no centró su intervención fue, sin desarrollar la idea: “Hablemos de justicia”.

La ausencia de intervenciones con marcado origen político, como ha ocurrido en múltiples ocasiones en juntas generales de accionistas de bancos en el Palacio de Congresos de Valencia, demuestra la debilidad que en este aspecto tienen los partidos independentistas catalanes (Junts y ERC) ya que su petición no logró el más minimo apoyo del resto de los sindicatos, la más mínima mención por parte del resto de accionistas y, todavía más relevante, la más mínima respuesta por parte de Tomás Muniesa, que no se salió del guión dicho en el discurso (para lo que ayudó que todas y cada una de sus palabras fueran leídas sin dejar margen alguno a la improvisación).

Caixabank mantiene la sede en Valencia. La junta general de accionistas lo refrenda después de que el máximo accionista, Fundación La Caixa, sí vuelva a Cataluña, gracias a que el ADN de Caixabank es valenciano. Así lo respaldaron (casi) todos los accionistas de la entidad. Carpetazo y punto final.

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