Actualizado
BBVA promete 5.000 millones más en créditos a pymes que el Sabadell
El presidente de la patronal de la Comunidad Valenciana asegura que el compromiso del Sabadell es "histórico y probado" mientras el BBVA "se lo tendría que ganar"
El presidente del BBVA, Carlos Torres, se ha reunido con el presidente de la patronal de la Comunidad Valenciana (CEV), Salvador Navarro, con una promesa de incremento de la financiación a las pymes de 5.000 millones de euros. La patronal no ha salido convencida de la reunión ya que cuentan con la certeza de un apoyo demostrado y continuo del banco Sabadell y ahora acaban de oir, cuatro meses después de anunciarse la OPA hostil, que hay voluntad de Torres de acercarse a la región donde tiene la sede social y una importante cartera de clientes el Sabadell.
La reunión celebrada ayer en Madrid, que se alargó durante una hora y media, tuvo tres compromisos por parte del presidente de BBVA. En primer lugar, se comprometió a un «impacto social mínimo». Esto significa que la destrucción del empleo no estará focalizada en aquellas instalaciones con mayor concentración de puestos de trabajo.
Desde la CEV se intuye que el efecto en el empleo que tendría la fusión entre BBVA y Sabadell en el centro operativo que esta segunda entidad tiene en Sant Cugat del Vallés es uno de los factores críticos que están declinando la balanza gubernamental hacia el rechazo de la operación.
Con las perspectiva de la Comunidad Valenciana, el foco está en el centro de datos ubicado en Alicante, que además de la sede social, supone 400 empleos. Esta significativa cantidad es la que desde el punto de vista de patronal se quiere salvar y sobre la que el BBVA sí que ha mostrado sensibilidad.
El segundo aspecto crítico es el compromiso y sensibilidad con el territorio. Desde la Comunitat Valenciana, se percibe una notable sintonía de Sabadell y Caixabank con la región ya que la primera es la heredera de la CAM, que en su momento fue la cuarta caja de ahorros de España, mientras que en Caixabank han recalado Bancaja vía Bankia y Banco de Valencia por absorción directa. La presencia y los mecenazgos de ambas entidades son reconocidos por la sociedad civil. No ocurre esto con el BBVA aunque ayer se explicitó que se comprometían a ello si la OPA hostil fructificaba.
El tercer compromiso fue que «no solo no habrá disminución de crédito a las pymes si no que habrá un incremento del mismo». Según ha podido saber Economía Digital, el cálculo que se puso encima de la mesa es que la unión de BBVA y Sabadell permitiría una mayor concesión de créditos que la entidad capitaneada por Torres ha cifrado en 5.000 millones.
«Desde la CEV se valoran positivamente estos tres compromisos que contribuyen a disminuir la incertidumbre generada, pero la actividad y compromiso del Sabadell es histórica y probada. Las pymes, que son prácticamente la totalidad de nuestro tejido productivo, confían en el Sabadell y el BBVA se la tendría que ganar, por lo que seguimos con preocupación en el resultado final de la operación«, es la conclusión de Salvador Navarro, presidente de la CEV.
Esta conclusión llena de matices supone un inicio de las relaciones entre el banco que ha presentado la OPA y la patronal de la región donde se va a votar si se acepta o no la OPA. La patronal dirigida por Salvador Navarro no plantea una oposición frontal a la operación en la que medida de que el principal concepto que defienden los empresarios es la libertad de decisiones de cada empresa y conjunto de accionistas. Nunca la patronal se va a oponer a que existan fusiones y absorciones.
Con este marco genérico, el detalle de las operaciones es lo que preocupa y es evidente que los principales directivos del Sabadell están presentes en todos los actos empresariales y políticos relevantes en la Comunidad Valenciana, lo que les está dando una ventaja en determinados círculos.
También es cierto que pasadas las primeras reacciones, que fueron contundentes tanto a nivel político como empresarial, la preocupación que supone la OPA hostil del BBVA al Sabadell se ha descafeinado ante la falta de movimientos sociales o de cualquier otra índole que mantegan el pulso al efecto económico-empresarial, de empleo, social-cultural y político que tiene contar en la ciudad de Alicante con la sede social de un Ibex-35 con marcada sensibilidad local.