| Entrevista a José Ramón Pin

«En la Transición no éramos buenísimos. Había un proyecto común por encima de proyectos particulares»

José Ramón Pin es profesor emérito del Departamento de Dirección de Personas en las Organizaciones de la escuela de dirección de empresas de la Universidad de Navarra, el IESE, tras una larga trayectoria académica, empresarial y política

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José Ramón Pin es profesor emérito del Departamento de Dirección de Personas en las Organizaciones de la escuela de dirección de empresas de la Universidad de Navarra, el IESE.

El profesor Pin es autor de los libros ‘Consistencia: la clave de la Dirección de Personas en la Organización’ (Pearson Educación, 2006), ‘Tsunamis políticos: consejos y reflexiones para empresarios y directivos en su relación con la política’ (Eunsa, 2010) y coautor con el profesor Guido Stein de ‘CEO, carrera y sucesión’ (Prentice Hall, 2010). También ha publicado numerosos artículos científicos y de divulgación y mantiene su colaboración con diversos medios de comunicación.

Pero, además, José Ramón Pin fue concejal del Ayuntamiento de Madrid, diputado autonómico de Madrid y diputado en el Congreso de España. Forma, además, parte de diversos consejos de administración.

Hablamos con este académico estudioso de la economía, la empresa y la política en una conversación en la que repasamos la situación actual de España, radiografiamos su situación macro y microeconómica y miramos al pasado político del país para compararlo con el presente.

¿La economía española va como una moto, como dice el presidente Pedro Sánchez?

Depende de cómo lo calcules. Si es la macroeconomía o la microeconomía. Desde el punto de vista de la macroeconomía, el Gobierno se va a quedar incluso corto en sus previsiones. Vamos a crecer entre un 2,3% y un 2,5%.

Vamos a crecer porque vamos a tener 84 millones de turistas, que van a gastar más que el año pasado porque los precios están más altos, lo que será una entrada de dinero enorme en circulación. Además, la factura de las energías fósiles está bajando porque estamos sustituyéndolas por energías verdes. Llevamos semanas con precios, si no fuera por los impuestos, incluso negativos.

También aumento de las exportaciones. No solo agricultura. El 17,5% de la exportación del año pasado fueron servicios profesionales no turísticos. Es decir, infraestructuras, ingeniería, tecnología… Estamos exportando talento.

Además de eso, el consumo interno está fuerte. Y curiosamente, también el ahorro interno. Más el efecto de los fondos Next Generation. Los Perte están haciendo que entre dinero y que todo se mueva.

«La subida del PIB va acompañada de un aumento de la desigualdad»

¿Inconvenientes? Poca fuerza de la inversión pública y privada, sobre todo la privada, debido a las invertidumbres nacionales políticas y las internacionales, como las guerras o las subidas de los tipos de interés.

En cuanto al déficit público, será una buena cifra y bajará del 3,5%. Al no deflactar el IRPF, el Gobierno va a seguir ingresando de los salarios cantidades importantes. Y la inflación, como nuestro componente de energía es mejor que el de otros países, será menor.

En conclusión, no está tan mal. Eso llevará a una no reducción, pero sí contención del paro.

Pero, ¿qué pasa con la microeconomía? La subida del PIB va acompañada de un aumento de la desigualdad. Tremendo. Los sueldos son bajos y son más bajos en las generaciones más jóvenes, que tienen que destinar un 30% de su salario a la vivienda, mientras que los señores de 50 a 55 años tienen bastante amortizados esos gastos y por eso consumen tanto en ocio.

Pero también en capas sociales. La inflación es el impuesto de los pobres. Cuando sube el precio de la comida, resulta que los pobres comen igual que los ricos. Y por tanto, a los pobres les influye más. Y además, los impuestos de los salarios más bajos no se han deflactado y por tanto, seguirán pagando.

¿Y a qué se debe este desequilibrio? Parece que la economía va bien y sin embargo, en los hogares y en los bolsillos…

Hay mucho hogar que vive de la subvención y las subvenciones dan para lo que dan. Además, los sueldos de las nuevas generaciones son muy bajos. Están subiendo, pero no suben lo suficiente. Y, además, hay una diferencia fundamental, que es el acceso a la formación.

Y es que los que tienen menos, esas familias tienen menos formación y, por tanto, no acceden con esas notas a Medicina, por ejemplo. Las universidades españolas se están proletarizando, menos aquellas que se están dedicando a la educación de élite. No solamente las privadas. Por ejemplo, en la Complutense hay una ingeniería de élite.

«Las universidades españoles se están proletarizando»

Entonces, las élites sí se van a colocar y se van a colocar bien. Pero la mayoría de los españoles, sobre todo los que pertenecen a esas clases bajas, son los que abandonan los estudios. Lo van a tener difícil. Y no solo van a competir entre ellos, sino también con los inmigrantes.

Otra de las cosas características de España es el crecimiento de la población, precisamente por la inmigración. En enero de este año éramos 48 millones y medio. Solamente con la regularización de 500.000 más seríamos 49. Es decir, vamos a crecer, el PIB va a crecer, pero el PIB por persona, la renta per cápita, no va a crecer tanto o va a crecer mucho menos.

Y además de forma desigual. O sea, este es un gobierno que dice ser socialista, pero produce una política económica absolutamente de aumento de la desigualdad en favor de las clases pudientes. A pesar de todo, por ejemplo, del impuesto a las grandes fortunas. Todo eso son tonterías. No sirve para nada. Ahí tenemos a Ferrovial. ¡Se ha ido! ¿Para qué te sirve eso? Porque las grandes fortunas tienen muchos más mecanismos de defensa fiscal que el resto. Al final siempre sabemos que los que paganos son la clase media popular y trabajadora.

¿Y cómo se corrige? Me esta dibujando un mapa de desigualdad y además de la desigualdad creciente, no solo existente, sino creciente.

Uno de los factores de la desigualdad es la vivienda. Entonces, ¿cómo se corrige el tema de la vivienda? ¿Por qué sube tanto el precio de la vivienda? Porque hay menos oferta que demanda. Necesitaríamos construir 120.000 viviendas anuales. No se construyen más allá de 80.000. Y desde luego, no se construyen viviendas sociales y populares.

¿Cómo se aumenta eso? Pues ya lo hemos hecho. En la segunda mitad del siglo XX, España se convirtió en un país de propietarios. Para que la vivienda sea accesible hay que favorecer la construcción. Y eso supone que a los promotores hay que ayudarles, tanto fiscalmente como financieramente.

Recordemos que una de las funciones de las cajas de ahorro, aunque a veces se exageraron, es crear montones de viviendas ayudando a los promotores. Eso ya lo está diciendo la ministra, que está diciendo que va a poner créditos ICO, etc.

«Lo que hace este gobierno es demagogia»

Pero eso no es suficiente. El segundo tema es la seguridad jurídica. El 90% de los propietarios son individuales, familias con uno, dos o tres pisos, no son grandes propietarios. Si no hay seguridad jurídica, no sacan sus viviendas al mercado. Y si no lo hacen, pues cuando sus hijos sean mayores y quieran emanciparse les darán esos pisos, de manera que sigue habiendo más desigualdad porque los que van a acceder a la vivienda van a ser los hijos de familias que tienen viviendas desocupadas.

Con lo cual, los pobres que no tienen eso, pues más difícil todavía. En realidad, la demagogia no resuelve los problemas, los agrava. Y lo que hace este gobierno es demagogia.

Otro tema es el volumen de contratos indefinidos a tiempo parcial, que está aumentando. ¿Qué significa esto? Que te contratan indefinidamente, pero no por ocho horas, te contratan por cuatro. Y lo que todos sabemos es que muchos de esos contratos de cuatro horas, en realidad la gente trabaja seis. O sea, que el salario por hora real está por debajo de lo registrado.

España está en una encrucijada impresionante. Podemos ser un país potente en la Unión Europea. Tenemos sectores en los que somos fuertes. Por ejemplo, el sector agropecuario. España exporta el sector agropecuario. El de la construcción de infraestructuras. Nuestras empresas están a nivel mundial. Tenemos una banca y unos servicios financieros que funcionan fabulosamente. Nuestras universidades no son tan malas como dicen. Nuestros médicos se colocan también en todas partes del mundo.

Con un gobierno sensato de corte neoliberal, que defendiese la seguridad jurídica y liberalizase la economía, España pegaría un salto enorme. Pero el problema es que tenemos los gobernantes que tenemos. Podemos pegar un salto o volver como siempre a que la política enturbie nuestra potencia económica.

¿Puede ser España una superpotencia energética si se mejoran las conexiones con el resto de Europa y se siguen instalando plantas de energías renovables?

En las renovables podemos morir de éxito. Si acaba siendo tan barata la energía, cuando un producto es barato, tampoco acude la inversión. Con lo cual, hay que tener mucho cuidado. Hay que tener una energía barata pero no excesivamente barata porque si no, no tendremos gente que invierta en renovables.

«Tenemos que alargar la vida de las centrales nucleares»

Otro tema importante. Tenemos que alargar la vida de las centrales nucleares. Es casi imposible que España construya más centrales nucleares. La inversión es enorme, pero las que tenemos, las tenemos que mantener.

Desde el punto de vista del gas, tenemos una gran ventaja respecto a otros países. Y es que hemos construido gasificadoras en todas nuestras costas. De manera que no necesitamos los oleoductos o los gasoductos. Porque podemos comprar por ejemplo, gas de Trinidad y Tobago, traerlo licuado en barcos butaneros y gasificarlo en nuestras estaciones. Y de hecho, desde algunas de estas estaciones podríamos exportar al resto de Europa. Pero no nos olvidemos. La energía, para que sea razonable, tiene que ser una mezcla.

No podemos cometer el mismo error que cometió Angela Merkel, que cerró las centrales nucleares alemanas porque decía que le bastaba con depender de Rusia. Mira lo que pasó. La política energética es una política de Estado en el cual tanto el gobierno como la oposición deberían llegar a esos acuerdos.

La productividad en España no despega. ¿Trabajamos mal o tiene que ver con nuestro sistema productivo?

La política laboral de la ministra ha sido buena, por la utilización de los ERTE en el 2020. Pero se aprovechó la reforma laboral del 2012. Pero es imposible que el mundo empresarial llegue a un acuerdo con la ministra, porque lo único que quiere es subir los costes laborales. Si subimos los costes laborales, se sustituye el factor trabajo por factor capital. Entonces, ¿cómo mejoramos nuestra productividad? La única forma viene vía formación. Es la única forma.

No solamente es un problema de que el español trabaje más, sino de que la empresa funcione mejor. Y para eso se necesitan economías de escala y formación de la gente.

Con estas cifras de productividad, ¿es factible reducir la jornada laboral?

Me parece que es un brindis al sol. Y lo que ocurrirá será que, formalmente, si la ministra se empeña se hará, pero luego no funcionará, lo cual es absurdo. Yo creo que en este contexto de falta de productividad, lo que hay que hacer es mejorar la formación, mejorar el tamaño de las empresas, mejorar su capacidad de organización y, con el tiempo, la jornada laboral se reducirá.

«La jornada laboral no se reducirá por razones legislativas»

Pero no se reducirá por razones legislativas. Se reducirá porque las empresas llegarán a la conclusión de que si con menos horas sus trabajadores hacen lo mismo o más, pues ¿para qué les quieren tener allí?

Ha nombrado como factores que pueden alterar el contexto económico factores políticos, tanto internos como externos. Hay multitud, pero este año tenemos una cita bastante relevante, que son las elecciones en Estados Unidos. ¿Qué le interesa más a España? ¿Qué presidente le interesa?

Si estuviéramos hablando de lo politicamente correcto, diríamos que Biden. Pero hay que tener en cuenta que el señor Trump ya ha dicho que mientras él fue presidente, no hubo guerras. Como hablar políticamente incorrecto es complicado y peligroso, simplemente dejo esas afirmaciones.

Bueno, yo no le preguntaba a nivel político, sino económicamente, ¿qué le vendría mejor a España?

Económicamente, en la época de Trump tuvimos un problema con los aranceles, porque Trump dice que América para los americanos. Por ejemplo, a la aceituna negra le subieron los aranceles.

«La estabilidad internacional que hubo con Trump produjo crecimiento en la economía mundial»

Pero, por otra parte, la estabilidad internacional que hubo produjo un crecimiento en la economía mundial. Con lo cual, nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira.

Ha nombrado usted también otro de los grandes problemas que siempre está encima de la mesa, el tamaño de las empresas en España. ¿Cómo se puede salir de ese bucle? Porque ya no son ni pymes. Una gran parte son microempresas.

Haría falta lo que podemos llamar un plan empresarial español, en el que tienen que meterse en la cabeza los temas educativos, los temas de financiación y los temas de apoyo a las exportaciones. Hay que tener en cuenta por supuesto también el tema fiscal y laboral.

Hay que cambiar la imagen que el gobierno tiene de los empresarios. Los empresarios son absolutamente necesarios. Sin ellos no hay formación de capital y no hay formación de trabajo. Y por tanto no funciona la economía. Y este gobierno parece que tiene el empresario como el señor que explota a sus trabajadores. Ningún empresario quiere explotar a nadie. Lo que quiere es sacar rendimiento.

«Las empresas necesitan despedir gente»

Y luego, ahora quieren dificultar el despido. Las empresas necesitan despedir gente. Si hay un trabajador que es buenísimo y lo quieres fichar, pero para despedir a una persona y contratar otra tienes que hacer unos desembolsos enormes, pues, ¿qué ocurre?

Que al final pierden todos porque el no despedido se queda en una empresa que no es tan rentable. Y si no tiene un largo plazo, su futuro es peor.

Lo que hay que hacer es que la gente pueda ser despedida y que encuentre en seguida trabajo. En Estados Unidos el despido es bastante más barato que aquí pero es que a la gente la despiden y encuentra trabajo. ¿Por qué? Porque es una economía flexible, porque los gastos laborales no son tan altos, los gastos fiscales… 

Le voy a hacer la última pregunta, esta de tinte político, a ver si no se me escapa como con el tema de las elecciones de Estados Unidos. Usted ha estado en política, sabe que últimamente se habla mucho de la gran crispación que hay en nuestro panorama político. ¿Estamos ante la peor generación de políticos que ha tenido en democracia este país?

Yo creo que cada generación de políticos responde a los gobernados. Y los gobernadores son los que se eligen. Ese es el problema.Que nos falta, por ejemplo, formación económica de los electores. Como no saben todos los mecanismos por los que funciona la economía, pues se dejan engañar por la demagogia.

Hay cosas que, yo que fui diputado de la Transición, deberíamos haber cambiado hace tiempo. Hemos de ir a otra Ley Electoral, que dificulte la dispersión en el Parlamento.

«Hay que solucionar el tema de las oligarquías dentro de los partidos»

Y también hay que solucionar el tema de las oligarquías dentro de los partidos. El elector de un diputado no es el de su pueblo. Es el comité electoral que le ponen. Y claro, entonces, es una especie de pescadilla que se muerde la cola.

Al final, acabamos teniendo políticos que son producto de lo que llamamos las nuevas generaciones de los partidos. Gente que su trabajo ha sido toda su vida moverse en ese mundo político y que te producen dos problemas. Uno es que no conocen el mundo, digamos, real, y segundo, que no son independientes.

Y por tanto, su criterio se debe a lo que diga el jefe, porque como decía un amigo mío, fuera hace mucho frío. En el mundo privado hay que luchar mucho para conseguir un euro. Y ellos no lo han experimentado. Por lo tanto, no saben si podrían hacerlo. De manera que lo que diga el jefe.

Le pregunto por los líderes de los principales partidos. ¿Hemos tenido épocas de mayor altura y mayor clase política? Relacionado también con lo que decíamos de la crispación, hemos hablado de acuerdos de Estado y parece inimaginable…

Es que en la transición, que es de lo que yo puedo hablar, lo que había era un proyecto común de todo el país y los intereses particulares, personales y partidistas se subordinaban a ese proyecto común, que era crear la democracia, que era resolver el tema de la estructura de la democracia, que era entrar en Europa, que era convertir este país en un país moderno.

Hace falta un proyecto de país que permita que haya gente que esté dispuesta a subordinar sus intereses personales y partidistas a ese proyecto. 

En la Transición no éramos buenísimos. Lo que había es un proyecto común que nos hacía ser capaces de pactar, de llegar a consensos. Porque había un proyecto común que estaba por encima de los proyectos particulares.

Siempre es necesario tener un proyecto común de país. Y no existe. Por eso tenemos ahí a unos señores intentando ser independientes, otros señores intentando aislar a los contrarios, otros señores machacando a personas individuales. Todo eso son anécdotas. Y lo que hay que ir es a lo grande. Necesitamos lo que se llamaría estadistas, nada de políticos.

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Fernando Arufe

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