Las grandes navieras del Puerto de Valencia imponen la ley del silencio tras la ofensiva en el Mar Rojo
Cerca de una veintena de navieras han tenido que desviar sus rutas para evitar esta zona y han concentrado sus operaciones en el puerto valenciano
Las grandes navieras del mundo, los principales operadoras del puerto de Valencia, han decidido imponer la ley del silencio tras la ofensiva militar lanzada hoy por Estados Unidos y Reino Unido a los rebeldes hutíes, que han estado atacando en las últimas semanas a los buques mercantes en el Mar Rojo.
La italo-suiza MSC, la danesa Maersk, o el gigante chino Cosco, que operan en el Puerto de Valencia, se han visto afectadas por el conflicto. Cerca de una veintena de navieras han tenido que desviar sus rutas para evitar la zona y han concentrado sus operaciones en el puerto valenciano.
Las compañías, con las que se ha puesto en contacto este diario, han indicado que, a raíz de los ataques, han cortado todo tipo de comunicaciones públicas. «Desde MSC España no estamos autorizados a realizar ninguna declaración», han comunicado a Economía Digital fuentes de la naviera, en una tónica de silencio absoluto que se repite hoy en el sector.
Estados Unidos y Reino Unido han bombardeado varias posiciones militares de los rebeldes hutíes en al menos seis provincias de Yemen en respuesta a los ataques de los insurgentes contra buques comerciales en el mar Rojo, una acción que ha provocado que el movimiento chií respaldado por Irán declare la guerra a estos países.
Las compañías más grandes del mundo en tráfico marítimo han concentrado las operaciones de todos sus buques desviados por el conflicto en el Mar Rojo y el Golfo de Adén en el puerto de Valencia. La dársena valenciana está acogiendo así el transbordo de las navieras transoceánicas para distribuir sus mercancías desde este punto hacia el resto del Mediterráneo.
La propia Autoridad Portuaria de Valencia (APV) confirmó este movimiento, que tiene como protagonistas a las navieras más grandes del mundo, que se están viendo afectadas por el conflicto que ha estallado en el mar Rojo a raíz de la guerra en Gaza y que ya ha registrado múltiples ataques por parte de los hutíes a buques mercantes de compañías como MSC o Maersk. La primera en tomar esta decisión, tal y como adelantó Economía Digital, fue el gigante chino Cosco.
MSC es el principal operador del puerto de Valencia y el adjudicatario de la futura terminal norte; Maersk es la titular de una de las terminales de la dársena valenciana, mientras que el gigante chino Cosco explota la principal y el armador francés CMA CGM, otra de ellas. Todas estas compañías han tomado la decisión de abandonar la ruta que discurre por el Mar Rojo y el Golfo de Adén y el tráfico con destino a Europa se ha concentrado en el Puerto de Valencia.
Los buques desviados ya han comenzado a llegar al Puerto de Valencia
El puerto valenciano está comenzando a ver cómo se producen «incrementos de tráficos de contenedores de transbordo de navieras transoceánicas«, ya que los barcos de estas empresas que hasta ahora atravesaban el Mediterráneo realizando diversas operaciones de carga y descarga ahora unifican sus operaciones en Valencia.
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Una vez concentrado el tráfico en el puerto valenciano, se está procediendo desde este punto estratégico a su distribución hacia el resto del Mediterráneo, desde la llegada del primer buque que ha tenido que tomar esta decisión.
Con esta operativa, explicaron desde la APV, las navieras que se han visto obligadas a desviar las rutas de sus buques bordeando el sur de África, por el cabo de Buena Esperanza, tratan de compensar los retrasos de hasta 12 días que supone bordear Africa en lugar de pasar por Suez.
La Autoridad Portuaria de Valencia reitera que continuará en «contacto permanente» con las primeras navieras del mundo para «ser lo más eficientes al servicio del comercio exterior» ante los efectos de la crisis de seguridad para la navegación en el Mar Rojo.
Ahora, todos los ojos se dirigen a las operaciones militares que han iniciado Estados Unidos y Reino Unido y si estas supondrán la normalización de la situación y el regreso de los buques mercantes a sus rutas habituales, o una escalada del conflicto que lleve a que estos desvíos y los costes en tiempo y dinero se prolonguen.