El empresariado valenciano advierte contra el acuerdo de Sánchez y Díaz: «La automoción sufrirá»

Salvador Navarro, presidente de la CEV, y Vicente Lafuente, de la patronal del metal, explican a Economía Digital que el recorte de la jornada laboral amenaza la competitividad de las empresas valencianas

Empleados de Ford Almussafes

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El empresariado valenciano teme que la industria de la automoción se vea resentida por el acuerdo entre Pedro Sánchez y Yolanda Díaz para rebajar la jornada laboral al margen del diálogo social, es decir, a espaldas de sindicatos y patronales. Vicente Lafuente, presidente de Femeval (metal valenciano) explica a Economía Digital que «cualquier medida afecta a las líneas de producción del automóvil». El sector que se agrupa en el entorno de Ford siempre ha sido especialmente sensible a los cambios normativos mientras han sido ejemplo de diálogo social con los pactos llevados entre las empresas y los trabajadores. Por tanto, la consecuencia del pacto Sánchez-Díaz es que «la automoción sufrirá».

Lafuente es nítido en su crítica: «Esperamos que hagan una reflexión sobre la barbaridad que significa hacer las cosas así». Y continúa: «Las cosas no se hacen así, con imposición y sin el diálogo social que ha permitido alcanzar acuerdos. Es no ser conscientes de la repercusión que puede tener».

Desde la patronal del metal se asegura que la propuesta incluida en el pacto entre Pedro Sánchez y Yolanda Díaz es perjudicial para la economía tal y como se ha planteado ya que «atacas la competitividad porque si reduces horarios tienes que subir precios eso significa menos competitividad y perder exportaciones.»

Salvador Navarro, presidente de la patronal autonómica CEV, apunta una clave: «Debemos ser conscientes de que uno de nuestros principales problemas es que estamos entre los países con menor productividad«. «Nos preocupa que esta medida pueda agravar este problema», alerta el líder de la patronal de la Comunidad Valenciana.

Y también se expresan las dudas que ha generado el anuncio. «Nos falta saber también si se pretende que este recorte de horas de actividad vaya acompañado o no de una merma en el salario. No podemos generar empleo, lo que debe ser nuestro principal objetivo, si los costes aumentan».

Entre los matices expresados desde la CEV, destaca un recuerdo de la normativa vigente. «No obstante, ninguna ley impide reducir la jornada. Las reglas generales de organización del tiempo se pactan en los convenios sectoriales y de empresa, fruto de la negociación colectiva. El cambio de jornada se podrá ir acordando paulatina y descentralizadamente en aquellas profesiones, empresas o sectores donde resulte sostenible y es a través del convenio colectivo como debería regularse. De hecho, hay convenios de empresa o sectoriales que ya recogen una jornada ordinaria inferior a las 40 horas. Por otro lado, el cómputo de horas trabajadas es anual y es posible pactar una distribución irregular de la jornada a lo largo del año».

La postura de la patronal difiere parcialmente con la de Comisiones Obreras. El sindicato aboga por «una tendencia hacia la reducción de la jornada laboral a 35 horas porque favorece, fundamentalmente, a las personas que no tienen un convenio colectivo ambicioso y porque tendría un efecto arrastre sobre el conjunto de las jornadas pactadas en convenio colectivo».

Sin embargo, el respaldo a esta línea trazada («Aunque el sindicato comparte esta medida porque mejorará la creación de empleo y la productividad»), se censuran las formas ya que indican «es a través de la negociación colectiva como debe concretarse porque no hay un único modelo. Por tanto, hay que buscar fórmulas distintas con el objetivo común de reducir de forma generalizada el tiempo de trabajo en cómputo anual, porque en todas las empresas no se puede realizar la jornada de cuatro días. Además, no solo hay que hablar de reducción del tiempo de trabajo, sino de cómo se distribuye, teniendo en cuenta los desplazamientos o la conexión digital en la que el tiempo empleado no computa como jornada laboral».

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