La DANA afecta al 30% del sector cooperativo valenciano y pone en riesgo miles de empleos
El sector del arroz ha sido uno de los más golpeados, con la pérdida de dos de los siete millones de kilos almacenados y los arrozales contaminados por residuos arrastrados por las inundaciones
El reciente episodio de DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) ha causado estragos en el tejido cooperativo valenciano, afectando al 30% de las cooperativas y poniendo en jaque a un sector clave para la economía de la región.
Según datos del portal Valestat, más de 478 cooperativas ubicadas en los municipios afectados han sufrido daños significativos, lo que impacta directamente en 11.000 trabajadores y en las más de 65.000 personas que dependen de sus servicios. Este ecosistema cooperativo genera anualmente 1.527 millones de euros en ventas y aporta 286 millones al PIB valenciano, cifras que ahora están en riesgo debido a los estragos del temporal.
Emilio Sampedro, presidente de Concoval, ha destacado que los daños provocados por la DANA son muy diversos y afectan a diferentes sectores, que abarcan desde la agricultura y el transporte hasta la enseñanza y los servicios sociales. Aunque aún no se han cuantificado todos los perjuicios, se prevé que las consecuencias podrían extenderse más allá de las pérdidas inmediatas, comprometiendo cosechas futuras, infraestructuras y el funcionamiento de numerosas empresas.
El sector servicios, el más afectado
En los municipios considerados como «zona cero», como Catarroja, Utiel y Aldaia, 67 cooperativas han reportado daños graves. De estas, el sector servicios es el más afectado, con 321 cooperativas perjudicadas, seguido por el industrial, con 118 entidades dañadas.
Por lo que respecta al sector agroalimentario, aunque representa una menor proporción en términos numéricos, enfrenta pérdidas devastadoras en cultivos clave para la región, como el arroz, los cítricos y el kaki. En total, se estiman 25.000 hectáreas afectadas (equivalente a 25.000 campos de futbol), principalmente en la Ribera Alta, con localidades como L’Alcúdia, Carlet y Llombai como epicentros del desastre.
El sector del arroz ha sido uno de los más golpeados, con la pérdida de dos de los siete millones de kilos almacenados y los arrozales contaminados por residuos arrastrados por las inundaciones. Los cítricos y el kaki, en plena recolección, también han registrado pérdidas masivas. Además, los daños no se limitan al campo; los almacenes e industrias asociadas a estas actividades han quedado gravemente afectados, dificultando aún más la recuperación.
Un parón en el transporte va más allá del territorio
Por otro lado, el transporte ha sufrido daños considerables, con más de 1.000 camiones afectados. Este impacto no solo repercute en los transportistas de la zona, sino también en otros operadores a nivel nacional que dependen de estas rutas. Las cooperativas de crédito, esenciales para las economías locales, también han visto dañadas cerca de un centenar de oficinas, incluyendo entidades como Caixa Popular, Grupo Cajamar y Caixa Rural Algemesí.
El sector educativo tampoco ha quedado exento, con numerosas cooperativas de enseñanza reportando pérdidas en infraestructuras, mobiliario y equipamiento. En localidades como Catarroja y Picanya, centros educativos han perdido aulas, zonas deportivas y patios, afectando directamente a la comunidad escolar.
Ante esta situación, Concoval ha instado a las administraciones públicas a implementar medidas específicas para mitigar los efectos del desastre en las cooperativas. Entre las propuestas planteadas, destaca la necesidad de revisar las condiciones para la tramitación de expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) por fuerza mayor, especialmente en los casos que afectan a socios trabajadores. También se ha solicitado que la Generalitat autorice el uso excepcional del Fondo de Formación y Promoción Cooperativa para paliar los efectos del temporal.
Las cooperativas están fuera del diálogo social
Además, Concoval ha pedido que las ayudas diseñadas por las administraciones públicas contemplen las particularidades del sector cooperativo, dado que estas entidades suelen quedar excluidas de las mesas de diálogo social, donde se negocian medidas de emergencia. Esto genera retrasos y ajustes posteriores que podrían evitarse con un enfoque más inclusivo.
No obstante, la solidaridad interna del sector cooperativo ha sido ejemplar. Desde la misma noche del 29 de octubre, las cooperativas han movilizado recursos para apoyar a las comunidades afectadas. Se han distribuido alimentos, agua y materiales de limpieza, además de maquinaria agrícola para ayudar en la limpieza de las calles.
Como uno de los grandes representantes, la cooperativa Consum ha repartido cuatro millones de euros entre sus trabajadores damnificados y ha lanzado una campaña de donaciones internas para ampliar esta ayuda.
Fondo para las empresas de la economía social
Por otra parte, la Confederación Empresarial Española de la Economía Social (Cepes) y Concoval han creado un fondo para la recuperación de empresas de economía social afectadas. Este fondo, que ya cuenta con aportaciones de cooperativas de otras comunidades autónomas como Cataluña y Euskadi, canalizará recursos financieros a través de las cooperativas de crédito locales para acelerar la recuperación.
Sampedro ha enfatizado que la reconstrucción del sector cooperativo es esencial no solo para las comunidades directamente afectadas, sino también para garantizar la sostenibilidad económica de la región. «Sin medidas específicas y una adecuada atención a las singularidades del cooperativismo, muchas de estas entidades podrían quedar desprotegidas, dificultando aún más la recuperación», advirtió.
Con el compromiso del sector y el apoyo de las administraciones, se espera que el cooperativismo valenciano pueda superar esta crisis y seguir siendo un pilar fundamental en la economía y sociedad de la región.