El desafío de los chips: «Nuestras universidades se llevan peor con las empresas que con las de USA o China»

El Congreso Nacional de la Industria de los Semiconductores, Chip Nation, reúne en Valencia a expertos para debatir sobre la colaboración entre la academia y la industria y los retos del sector en España

Chips de fotónica en la UPV

Uno de los laboratorios de fotónica de la UPV.

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El sector de los semiconductores en España enfrenta una disyuntiva clave para su desarrollo: consolidar un ecosistema que no solo fomente la investigación y el desarrollo, sino que logre una colaboración más estrecha entre las universidades y las empresas. Este tema fue el eje central de la mesa redonda celebrada en el marco de Chip Nation, el Congreso Nacional de la Industria de los Semiconductores, que tuvo lugar en Valencia.

Roi Villar, consultor experto en talento en Tragsatec, lanzó una reflexión que marcó el debate: “Nuestras universidades se entienden peor con las empresas que con las de EE.UU. o China. Ahora hemos puesto una buena piedra con las cátedras chip, pero es clave que dejemos a las empresas y universidades fluir de manera natural”. La declaración subrayó la necesidad de mejorar las conexiones entre la academia y la industria para garantizar la sostenibilidad del sector en el largo plazo sin el apoyo constante de la administración.

Un futuro incierto que necesita planificación

Las cátedras chip, impulsadas por el Perte Chip, han sido un primer paso crucial en la creación de un ecosistema tecnológico, pero los participantes destacaron la importancia de planificar «el día después». Salvador Coll, vicerrector de Innovación y Transferencia de la Universitat Politècnica de València, señaló que “es fundamental pensar en una estrategia de mantenimiento de las cátedras. Quizá no con la misma intensidad, pero debemos garantizar un estímulo para seguir formando ingenieros y generar un flujo de vocaciones”.

Rosa Donat, vicerrectora de Transferencia e Innovación de la Universitat de València, reforzó esta idea destacando que “las cátedras han ayudado a establecer confianza y lazos entre el sector privado y la academia, pero es esencial que el ecosistema crezca para atraer perfiles que se habían ido del país y retener el talento local”.

Fuera del ecosistema valenciano, Enrique Márquez, vicerrector de Transferencia y Transformación Digital de la Universidad de Málaga, enfatizó la necesidad de adaptar las cátedras a las demandas específicas de las empresas, proponiendo incluso “generar títulos específicos enfocados a las necesidades industriales”, lo que se conoce también como microcredenciales que pueden ser financiadas por la propia empresa solicitante.

El talento debe ser una prioridad nacional

El debate también puso de relieve el papel clave de las universidades para retener y atraer talento en un sector donde la competitividad internacional es feroz. Salvador Coll, vicerrector de una de las politécnicas más importantes a nivel nacional, subrayó que la confianza de las empresas en la formación académica es crucial para que estas quieran invertir más en talento local: “Si queremos exigirle más a la industria, debemos demostrar que merece la pena. Ganar esa confianza es vital”.

En esta línea, Villar destacó que España cuenta con ventajas competitivas importantes, como un sistema educativo superior bien valorado. Sin embargo, señaló como uno de los grandes fallos que se deben impulsar “vocaciones emprendedoras” y fomentar habilidades que permitan al talento local competir globalmente.

Asimismo, Donat añadió que el emprendimiento debe integrarse como un pilar esencial de la formación: “Cuando los estudiantes encuentran algo que les interesa y las empresas ponen buenas condiciones, el talento se retiene. El emprendimiento debe enseñarse como un lenguaje propio dentro de las universidades, y en eso hay margen de mejora”.

Un potencial que aún se debe trabajar

El consenso entre los ponentes fue claro: el sector de los semiconductores en España tiene un enorme potencial, pero aún enfrenta importantes desafíos. Entre ellos, destacaron la necesidad de mantener y fortalecer la colaboración público-privada, ampliar las dotaciones presupuestarias y garantizar una planificación a largo plazo que trascienda iniciativas puntuales como las cátedras chip, puesto que se acabarán para 2027.

Salvador Coll resumió esta visión al afirmar que “debemos demostrar que España puede dar la talla y que nuestras estrategias funcionan. Solo así podremos consolidar nuestra posición en un sector tan competitivo como el de los chips”. Solamente en 2024, China ya ha construido más de quinze nuevas plantas, aunque las recientes restricciones de Estados Unidos complicarán su situación.

En cifras, el mercado de los semiconductores representa una de las industrias más dinámicas y estratégicas a nivel global que el propio informe Draghi refleja como una de las grandes oportunidades para Europa. España, aunque aún lejos de las grandes potencias, va dando pasos significativos gracias al Perte Chip, que moviliza 12.250 millones de euros para desarrollar este sector.

Los expertos coincidieron en que el éxito de estas iniciativas dependerá de la capacidad de las universidades y las empresas para trabajar en sinergia, así como de un compromiso sostenido por parte de la administración. España está en el buen camino, pero el futuro dependerá de que logre consolidar un ecosistema integrado, innovador y competitivo a nivel internacional.

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Ismael Cirujeda

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