El Puerto de Valencia advierte: alimentación, energía y automoción, sectores más golpeados por Trump

Si la UE responde con medidas recíprocas, los flujos comerciales podrían desviarse hacia mercados alternativos

El presidente de EE.UU., Donald Trump.

El presidente de EE.UU., Donald Trump.

Las semimanufacturas y los bienes de equipo, la alimentación y bebidas, los productos energéticos y la automoción y las manufacturas serán los sectores de la economía española más afectados por las políticas comerciales y de imposición de aranceles de Donald Trump. Así lo expone la última alerta de mercado de la Fundación Valenciaport del Puerto de Valencia, que estima una reducición del crecimiento del PIB español en un 0,17%.

La política comercial de Estados Unidos vuelve a situar a la Unión Europea en el centro de una posible guerra arancelaria. La administración de Donald Trump ha anunciado la imposición de aranceles del 25% al acero y al aluminio, afectando a socios comerciales clave, entre ellos la Unión Europea, y generando una nueva ola de incertidumbre en el comercio internacional.

Aunque esta medida tiene un impacto más fuerte en Canadá, México, Brasil y China, países que lideran la exportación de estos materiales a EE.UU., la inclusión de la UE en esta estrategia proteccionista supone un desafío para las economías europeas.

España, aunque no es uno de los principales exportadores de acero y aluminio a EE.UU., no está exenta de riesgos, ya que las represalias comerciales y la alteración en las cadenas de suministro pueden afectar indirectamente su actividad comercial y logística, estima el último análisis de la Fundación Valenciaport.

Impacto en el comercio entre España y EE.UU.

Estados Unidos es el sexto destino de las exportaciones españolas y el quinto proveedor extracomunitario. En términos globales, las exportaciones españolas a EE.UU. representan el 4% del PIB, mientras que las importaciones alcanzan los 31.000 millones de euros anuales, con un crecimiento sostenido en los últimos años.

Entre los sectores más afectados por la política comercial proteccionista de Trump destacan: las semimanufacturas y bienes de equipo, que lideran las exportaciones españolas a EE.UU.; la alimentación y bebidas, que representan el 15% del comercio exterior con el país norteamericano; los productos energéticos, con un peso del 11,48% en las exportaciones y un rol clave tras la crisis energética derivada de la guerra en Ucrania, y la automoción y manufacturas, que dependen en gran medida de las importaciones estadounidenses y podrían sufrir un encarecimiento de los costos debido a la disrupción en las cadenas de suministro.

A pesar de estos números, la exposición de España a la economía estadounidense es moderada en comparación con otras economías europeas. Sin embargo, el efecto dominó de una guerra comercial entre EE.UU. y la UE podría tener consecuencias más amplias, advierte este informe.

Los puertos españoles, en alerta ante la inestabilidad comercial de Trump

Uno de los sectores más expuestos a los cambios en las políticas arancelarias es el marítimo. España cuenta con puertos estratégicos como Valencia, Algeciras y Barcelona, que desempeñan un papel fundamental en el tráfico de mercancías entre Europa y EE.UU.

El Puerto de Valencia, en particular, es un punto clave en el comercio transatlántico y podría verse afectado si las tensiones comerciales reducen el volumen de importaciones y exportaciones. En la actualidad, la incertidumbre sobre las nuevas políticas comerciales ya está generando una reconfiguración de los flujos logísticos. Durante el anterior mandato de Trump, muchas empresas adelantaron importaciones para esquivar los aranceles, lo que generó congestión en puertos estadounidenses y alteró las rutas comerciales.

Si la UE responde con medidas recíprocas, los flujos comerciales podrían desviarse hacia mercados alternativos, lo que afectaría la actividad de los puertos españoles y elevaría los costos logísticos para las empresas.

Un impacto moderado en el PIB, pero con efectos a largo plazo

Según estimaciones, la aplicación de los nuevos aranceles podría reducir el crecimiento del PIB español en un 0,17%. Si bien no representa una caída drástica, sí supone una desaceleración en sectores estratégicos como la industria metalúrgica, la automoción y la exportación de productos agrícolas.

El mayor riesgo, sin embargo, no proviene solo de los aranceles en sí, sino de la incertidumbre que rodea la política comercial estadounidense. La continua modificación de medidas, su posible endurecimiento y la respuesta de la UE pueden generar un entorno volátil, donde las empresas tendrán dificultades para planificar inversiones y estrategias de exportación, expone este documento de la fundación del Puerto de Valencia.

Ante este panorama, el desafío para España es reforzar la competitividad de sus exportadores, diversificar mercados y fortalecer su infraestructura logística para adaptarse a un entorno comercial cambiante. La experiencia del primer mandato de Trump mostró que las guerras comerciales pueden generar inflación, disrupciones en la cadena de suministro y encarecimiento de los bienes de consumo, afectando tanto a empresas como a consumidores.

Los próximos meses, consideran desde la Fundación Valenciaport, serán clave para evaluar si la Unión Europea responde con medidas equivalentes o si se abre una vía de negociación que evite un conflicto comercial de gran escala. En cualquier caso, España deberá prepararse para un escenario en el que la política comercial de EE.UU. seguirá siendo un factor de inestabilidad global.

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Fernando Arufe

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