La sequía desploma la producción agrícola: 68% menos de aceituna, 23% menos de clemenules

El abandono del campo ha convertido a la Comunitat Valenciana en líder europeo en tierras sin cultivar, agravando la crisis agrícola

Imagen de olivos que simbolizan la sequía del campo valenciano

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La sequía que asola la Comunitat Valenciana ha causado una caída drástica en la producción agrícola de dos cultivos clave: la aceituna y las clemenules. Según los datos de LA UNIÓ y la Conselleria de Agricultura, la producción de aceituna ha caído un 68% respecto a la media de los últimos años, mientras que la cosecha de esta variedad de la mandarina en Castellón ha registrado una reducción del 23%, alcanzando mínimos históricos.

El sector olivar es el más afectado, con una previsión de apenas 35.500 toneladas para la campaña 2024-2025, frente a las 113.000 toneladas que se consideraban normales en años anteriores. Esto supone una pérdida estimada de ingresos de 49,2 millones de euros para los productores valencianos.

Por su parte, la producción de clemenules, la principal variedad de clementina en la provincia de Castellón, se sitúa en 227.610 toneladas, un 23% menos que en la campaña anterior, la más baja desde que se tienen registros.

La sequía prolongada y las altas temperaturas han afectado tanto a la floración como al cuajado de los árboles, agravando los problemas estructurales de ambos cultivos. Las temperaturas extremas han favorecido, además, la proliferación de plagas, lo que ha incrementado los costos de producción. En el caso del olivar, la superficie cultivada bajo la Política Agraria Común (PAC) ha disminuido un 2,72% en el último año, lo que agrava la situación para los olivicultores, ya que sus márgenes de rentabilidad se ven cada vez más reducidos.

Un golpe histórico para el cultivo de clemenules

En la provincia de Castellón, la clemenules ha experimentado una caída de producción sin precedentes. Según el primer aforo de la Conselleria de Agricultura, se prevé una cosecha total de cítricos un 12,6% inferior a la del año anterior, siendo la clemenules la variedad más afectada. Esta variedad, que representa la mitad de la producción de cítricos en la provincia, ha perdido 70.000 toneladas en comparación con el año anterior.

Miguel Barrachina, conseller de Agricultura, expresó ayer su preocupación por la situación y el abandono de tierras cultivables en la Comunitat Valenciana: «Confío en que nuestros agricultores reciban el precio que merecen. Con una reducción del 7% en la producción, debería haber una mayor demanda en el mercado, lo que les permitirá obtener una retribución justa. Sin embargo, hemos sido víctimas de la falta de lluvias y del abandono de tierras».

En ese sentido, el conseller ha argumentado que la Comunitat Valenciana ha abandonado casi un 30% del territorio cultivado. Lo que hoy es abandono, mañana son incendios y problemas con la fauna salvaje, que se ha fortalecido en estas áreas».

Este dato viene contrastado por un estudio realizado por la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) en el que se revela que la Comunitat alcanzó un récord histórico de 173.676 hectáreas de tierras agrícolas sin cultivar. Esto significa que una de cada cinco hectáreas disponibles para la agricultura o el pastoreo se encuentra abandonada.

Revisión de la PAC y adaptación a la sequía

Ante esta situación, La Unió ha solicitado a las administraciones una revisión urgente de la PAC para adaptarla a las condiciones específicas del olivar en la Comunitat Valenciana. «Es imprescindible que la PAC contemple las particularidades de nuestro olivar, que desempeña un papel clave en la economía rural y la preservación del medio ambiente», señaló Enrique Simó, responsable del sector olivarero de la organización.

Simó también ha pedido flexibilizar las normativas sobre biodiversidad y coberturas vegetales, ya que en las zonas de interior donde se cultivan mayoritariamente los olivos, el cumplimiento de ciertas exigencias resulta inviable debido a las condiciones climáticas y geográficas. Sin cambios en la PAC, advierte, muchas explotaciones olivareras desaparecerán, con el consiguiente riesgo de despoblación en áreas rurales y pérdida de biodiversidad.

Productores acostumbrados a la incertidumbre

Tanto el sector de la aceituna como el de las clementinas enfrentan un futuro incierto por la sequía. Aunque algunos productores podrían beneficiarse de precios más altos debido a la escasez de oferta, la baja producción no compensará las pérdidas para muchos de ellos. Los agricultores se encuentran en una situación crítica, con márgenes cada vez más ajustados y una necesidad urgente de soluciones estructurales para garantizar la viabilidad de sus explotaciones.

La sequía y las altas temperaturas continúan siendo un desafío para el sector agrícola en la Comunitat Valenciana, que además debe lidiar con los efectos del cambio climático y la presión de los mercados exteriores. Aun así, celebran las ayudas directas al sector de secano como una «bómbona de oxigeno» que les permita aguantar en el corto plazo, pero advierten que se debe mirar hacía políticas más desarrolladas que eviten el colapso de la economía rural y el tejido productivo valenciano.

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