El tamaño importa: el 30% del sector primario valenciano no tiene beneficios

El estudio también revela que solo el 23,5% de las empresas son altamente competitivas, una cifra inferior a la media española

Un campo de agricultura primario abandonado en Valencia

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El sector agroalimentario valenciano, que aporta un 9,6% del PIB y genera el 12,2% del empleo en la Comunitat Valenciana, se enfrenta a desafíos estructurales que amenazan su rentabilidad y competitividad, especialmente en el sector primario. Según el primer informe del Observatorio de la Economía Agroalimentaria Valenciana, elaborado por el Ivie, cerca del 30% de las empresas del sector primario no logran beneficios, lo que refleja la presión que soportan las pequeñas explotaciones, que son las mayoritarias, frente a un entorno dónde el crecimiento es clave para crecer.

En ese sentido, el estudio ha revelado que solo el 23,5% de las empresas agroalimentarias valencianas son altamente competitivas, una cifra inferior a la media española, situada en el 25,3%.

Vicente Safón, investigador del Ivie, subrayó que “aunque contamos con empresas potentes, la mayoría son de menor tamaño, lo que las sitúa por debajo del promedio nacional en términos de competitividad». Además, ha apuntado que mientras en la industria de la transformación la productividad valenciana es de 58.400 euros por empleado, a nivel nacional esta cifra se eleva a 83.600 euros, lo que evidencia una brecha significativa superior al 40%.

Por tanto, el tamaño reducido de muchas empresas explica, en parte, las dificultades para alcanzar mayores niveles de eficiencia y rentabilidad. “Más del 80% de las empresas del sector agroalimentario en la Comunitat Valenciana son microempresas”, afirmó Juan Francisco Juliá, exrector de la Universidad Politécnica de Valencia, quien ha destacado la importancia del asociacionismo como herramienta para corregir estas ineficiencias.

Un sector primario en crisis

De este modo, el sector primario es, con diferencia, el más afectado. Solamente el 72% de las empresas agrícolas y pesqueras registraron beneficios en 2022, frente al 86,1% de las empresas de transformación y el 89,2% de las dedicadas a la comercialización, dónde aquí sí destaca el territorio valenciano por la presencia de grandes operadores como Mercadona o Consum, los cuáles si pueden aprovecharse de las economías de escala y generar mejor trabajo y de más calidad.

Aun así, la productividad media del sector primario en la Comunitat Valenciana, con 41.300 euros por empleado, se sitúa muy por debajo de los 55.800 euros nacionales.

Cristina del Campo, directora general de Ainia, destacó que “la transformación digital es clave para mejorar la competitividad del sector primario». Por ello, propone que las pequeñas empresas puedan cofinanciar programas de I+D y colaborar con grandes compañías para innovar y tomar decisiones basadas en datos. De hecho, un estudio elaborado por Asaja indica que el 69 % de los agricultores españoles se considera innovador, pero luego dedica menos de un 5 % de su terreno a probar nuevas tecnologías.

El complicado equilibrio del coste salarial

Otro de los retos identificados en la jornada ha sido el de la gestión de la mano de obra. Carmen Morales, directora de Calidad y Sostenibilidad del Grupo Anecoop, advirtió: “No hay mucho margen para subir salarios en un sector con mucha productividad mal remunerada. Sin embargo, si queremos mano de obra cualificada, debemos cuidarla y asumir ese coste”.

Por su parte, Carlos Gil, diputado en el Congreso y profesor de la Universitat Politécnica de Valencia (UPV), apuntó que el sector agroalimentario necesita incentivos fiscales para incluir tecnología, así como una mayor coordinación entre el ámbito académico y empresarial. “La agricultura podría ser clave para frenar la despoblación en municipios rurales, pero necesitamos profesionalizar el sector y generar atractivos para que las nuevas generaciones se interesen por él”, añadió.

No desaparecen las brechas provinciales

El informe también refleja diferencias entre provincias y subsectores. Castellón destaca como la provincia con mayor competitividad (24,2%), seguida de Valencia (24,1%) y Alicante (22,3%). Sin embargo, Valencia genera el 77% del PIB agroalimentario de la región, gracias a su mayor concentración de empresas como las mencionadas anteriormente y con mayor tamaño.

En cuanto a subsectores, la industria de la transformación (aquella que a través de la manipulación de una serie de materias primas se obtiene un producto acabado) lidera en competitividad y crecimiento de ventas, mientras que el sector primario queda rezagado tanto en rentabilidad como en productividad. Por eso, todos los expertos convocados apuntaron que este sector debería ser el primero en atender y aplicar políticas públicas eficaces.

Hacia un cambio estructural

Para Alejandro Escribá, también investigador del Ivie, el tamaño de las empresas es un factor crítico: “Las empresas más grandes tienen un mayor impacto en el empleo y el crecimiento. Necesitamos políticas públicas basadas en datos para apoyar a las pequeñas empresas y fomentar su competitividad”.

Miguel Barrachina, conseller de Agricultura, Agua, Ganadería y Pesca, también intervino en la jornada recordando que “la Comunitat Valenciana tiene una gran industria agroalimentaria que debe trabajar de manera integrada, desde el sector primario hasta la comercialización, para seguir siendo la huerta de Europa”.

La presentación de los informes deja claro que el sector agroalimentario valenciano tiene fortalezas significativas, pero necesita superar las barreras de tamaño, productividad y rentabilidad para consolidarse como un motor económico de calidad para sus empresas y sus trabajadores.

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Ismael Cirujeda

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