Los grandes comercios de la naranja buscan reactivar campañas de promoción de 10 millones al año

La polémica sobre el contrato en el campo había bloqueado hasta ahora el acceso a fondos europeos que financian hasta el 80% de la inversión publicitaria

El sector agroalimentario es clave en la Comunidad Valenciana

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Las tres patas de Intercitrus, los grandes comercios de la naranja y la mandarina, las cooperativas agroalimentarias y los pequeños productores (sindicatos agrarios) se juegan hoy en la Comisión de Gobierno de Intercitrus la reactivación o no de campañas de promoción de los cítricos de hasta 10 millones de euros al año. Están bloquedas desde hace 16 años.

Esta cifra anual es la que alcanzó la promoción de naranjas y mandarinas en las promociones hechas hasta 2008. Pese a estas cifras globales, con el sistema actual de fondos europeos, que ascienden a 185,9 millones a repartir en esta rama, el coste para los valencianos sería mucho menor. Se contempla subvenciones de entre el 70% y el 80% del dinero invertido en campañas de promoción del consumo de cítricos en Europa.

La parte restante la tendrían que abonar entre los grandes comercios de la naranja, agrupados en el Comité de Gestión de Cítricos, y las Cooperativas Agroalimentarias de la Comunidad Valenciana. El esquema impulsado por los grandes productores de naranjas y mandarinas parte de la base de que el agricultor, que sí cofinanció las campañas hasta 2008, ahora quedaría libre gastos.

El paso, ejecutado por Inmaculada Sanfeliu, presidenta del Comité de Gestión de Cítricos y presidenta de Intercitrus, va más allá de la ya de por sí determinante reactivación de las campañas publicitarias cuya gestión requiere que las tres patas (comercio privado, cooperativa y productor) estén unidas. Lo que el gran comercio está moviendo es la reactivación de lazos entre las partes de la naranja en busca de puentes que mejoren la posición de todos.

Intercitrus viene de una etapa sombría. Despertó de un largo letargo en 2018. Desde entonces ha ido desperezándose con aportaciones de todas las patas. Enrique Bellés, de las cooperativas (que preside Cirilo Arnandis), fue el que definió el plan de viabilidad. Ramón Espinosa, de Asaja-Alicante (presidida por José Vicente Andreu), consiguió con la ayuda de la consellería que Intercitrus tuviera una sede. Inmaculada Sanfeliu era la presidenta durante el último gran logro de imponer el tratamiento en frío a los envíos de naranjas de países terceros que padezcan ‘falsa polilla’, lo que afectaba fundamentalmente a Sudáfrica.

Los dos temas que preocupan especialmente al sector y sobre los que estaba encallado Intercitrus son la promoción de cítricos, que pasa a tener un punto del orden del día en la reunión de hoy, y el contrato. La ley de cadena alimentaria obliga a registrar los contratos. La relación entre empresa privada y agricultor pequeño es nítida, en la medida de que se indentifica claramente quién es el comprador y quién el vendedor. No ocurre lo mismo con las cooperativas, donde el socio puede tener ambos carteles.

Esta situación supone un punto de discordia en el seno de Intercitrus que en la rueda de prensa de balance del año que Cristóbal Aguado, presidente de AVA, ofrecerá a las 10.30 horas de hoy se debería desvelar. De hecho, 90 minutos después empezará la Comisión de Gobierno de Intercitrus donde el gran comercio y las cooperativas defenderán (de esto no hay duda) dar el paso para preparar la convocatoria de las ayudas europeas que se abren el 18 de enero y se cierran el 14 de mayo de 2024.

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