The Greenhouse, cocina de mercado para disfrutar sin prisas
El restaurante del hotel Pulitzer propone degustar ingredientes de temporada en un luminoso espacio en el corazón céntrico de Barcelona

La sala de The Greenhouse simula el comedor de una familia. Foto: Hotel Pulitzer
La receta de The Greenhouse es sencilla: menú al mediodía a un precio accesible y un puñado de platos adicionales para el picoteo o para probar sabores nuevos. Productos de proximidad, apuesta por la temporalidad, y creaciones elaboradas con cariño. Así de simple, y así de efectivo.
El restaurante, ubicado en la parte trasera del hotel Pulitzer (Bergara 8, Barcelona), aprovecha la luz que llega desde su techo acristalado y de la pequeña terraza interior. La decoración de muebles antiguos y la larga mesa central dan la sensación de estar en el salón de esas familias que llevan años viviendo en la misma casa. Aquí ni se perciben los sonidos del tráfico que atrona en Plaza Cataluña, ubicada a menos de 50 metros. Es como un bienvenido oasis en la locura urbana, un lugar donde se puede estirar la sobremesa sin que haya presiones ni malas caras.
Rotación de la carta
El chef Saúl Hernández y su segunda de a bordo Lorena Nart ofrecen un menú de primero, segundo y postre a 25,90€ (incluye una bebida), que como juegan con los productos de temporada, va cambiando cada 15 días. “Lo hacemos para evitar el desperdicio de alimentos: cuando se acaba lo que compramos en el mercado, ya no lo reponemos”, nos comenta el cocinero.
El lugar es ideal para comer bien, a buen precio, y sin problemas por estirar la sobremesa
La bienvenida fue con un par de tapas fuera del menú, con las croquetas de pollo con cremoso de trufa y las exquisitas coles de Bruselas glaseadas con un falso humus, que llegaron acompañadas de un tinto Malpastor, de la bodega La Carbonera (DO Rioja), de la Familia Torres.
El menú de los mediodías
Ya dentro del menú, de los entrantes dimos cuenta de una suave crema de espinacas con picatostes, y como corresponde con esta época del año, unos calçots a la brasa con romesco y avellanas tostadas. Pero por suerte no hubo que andar manchándose los dedos para comerlo.
De los segundos, elegimos un suave bacalao con muselina de ajo asado y sanfaina, y la casarecce con salsa de queso y pera, una pasta enrollada en sí misma -como un pergamino- autóctona de Sicilia.
Otras opciones de platos principales son el boniato asado con queso feta, cilantro y aguacate, las albóndigas de cordero con frutos secos y menta, y el magret de pato a la naranja con cremoso de apio. Como ven, no es fácil decidirse.
Y de postre, llegaron el flan de chocolate y la tarta tatín de manzana con chantilly de vainilla, aunque también podríamos haber pedido la ensalada de frutas de temporada o la tarta de queso con galleta María.
Otros platos para el tapeo o comer
Si la idea es tapear, además de las citadas croquetas, en The Greenhouse también ofrecen cortes de jamón ibérico de DO Jabugo, patatas bravas con tomate especiado y alioli, anchoas del Cantábrico con AOVE, o la tortilla ‘a la minute’ con cebolla de Figueres.
Ahora bien, si la idea es probar otros platos fuera del menú, sepan que entre las sugerencias están el calabacín en ensalada de tomate seco, los rigatoni al ragú de ternera y queso idiazábal, el pescado de lonja con salsa de ají amarillo, o los fideos a la cazuela con costillitas de cerdo, que por su tamaño, se solicita como mínimo para dos personas.
The Greenhouse es una opción recomendada para comer bien, a buen precio y sin prisas, lo que buscan muchas familias o amigos que están con el radar encendido para saber dónde reunirse.